OPINIóN
Cambio de imagen

El racismo escondido en la harina

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Debate. El cambio de presentación del paquete de harina generó polémica. | cedoc

La harina Blancaflor decidió cambiar su logo y generó un debate pocas veces visto en torno a una marca.

Luego de más de sesenta años, la empresa Molinos resolvió hacer un cambio de imagen: quitó a la cocinera negra, con camisa blanca y delantal rojo, que acompañaba a la marca desde su nacimiento.

Las características de su tradicional logo recibieron muchas críticas por ser considerada  la  mujer del envase como una representación de la explotación o, incluso, como esclavitud, y ser discriminatoria hacia los afrodescendientes. A tal punto que ya en 2014 la empresa había analizado el cambio que hoy hace.

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Al grito de “qué pavada”, “no tienen nada mejor que hacer” o “basta de corrección política”, hordas de tuiteros indignados reclamaron por el viejo logo.

Es cierto que por ser un producto tradicional, con muchos años en el mercado, la primera sensación que genera es la pérdida de algo querido, asociado a la cocina, la infancia y abuelas cocinando (los publicistas bien saben esto). Eso no justifica que un ciudadano adulto se aferre al logo de una marca como niño de sala amarilla a un juguete.

Es bueno detenerse a pensar y escuchar a quienes están directamente involucrados. Sin excepción, todas las asociaciones que nuclean a afrodescendientes celebraron el cambio. María Maga, de la Asociación Misibamba de afroargentinos, dijo que “el cambio en la imagen contribuye a desarticular la naturalización de muchísimas prácticas discriminatorias”. Agregó que “se trata de una imagen  estereotipada por su asociación a la esclavitud en el período colonial. Los guantes blancos indican el lugar de servidumbre porque a los esclavizados se les obligaba a usarlos para no tocar con sus manos los alimentos ni ningún objeto de los dueños de las casas donde trabajaban”, detalló.

¿Todavía quieren ver en el logo a una  probable mujer empoderada dueña de un emprendimiento gastronómico exitoso?

El entramado que sostiene una cultura patriarcal y  discriminatoria está construido de pequeños detalles, sutiles y eficaces a la hora de mantener un statu quo. Como el logo de Blancaflor, convivimos con miles y miles de representaciones racistas que tenemos naturalizadas.

La abogada Patricias Gomes, que integra la Organización de Afrodescendientes para la Formación y el Asesoramiento Jurídico, señala  que “pasaron dos décadas del siglo XXI y todavía existen estas representaciones de los afrodescendientes”, y resaltó, además, el “blackface” en los actos escolares por el 25 de Mayo como otro espacio de socialización donde reaparecen, con el uso de corcho quemado, prácticas racistas. “Pero además se representa a las personas negras de la época colonial como vendedores de empanadas o velas como si fuera el único papel que desempeñaron en ese momento”, dijo.

Para Gomes, este tipo de actitudes son producto del “racismo naturalizado”, y no se puede responder “con nostalgia porque ‘no va a estar más la negrita’ y excluyendo cualquier pensamiento crítico”, concluyó.

Hace poco vimos a Marcelo Tinelli presentar al bailarín afrodescediente Juan Manuel Palao diciendo “este matambo” y después le preguntó de dónde era, extranjerizándolo. Ya hubo varias intervenciones del Inadi por blackface en la televisión que concluyeron en acuerdos donde las productoras realizan videos para concientizar sobre el racismo, aunque no tuvieron tanta repercusión

En una sociedad que tiene amplios sectores donde está naturalizado el insulto “negro de m.…” y la sucesiva aclaración “negro de alma”, se entiende la indignación por  la ausencia de la esclava cocinera; no ya porque representa la nostalgia por los buñuelos de la abuela sino porque es un modo de ver el mundo : hecho por y para blancos.

Solo hay racismo detrás de los indignados por el viejo logo. En algunos casos por falta de pensamiento crítico y en otros por convicción: se mezclan con la derecha más extravagante y los antivacunas, les gusta la palabra “feminazi” y “negro” es un insulto.

*Escritora y periodista.

Producción: Silvina Márquez.