El último dato de inflación proporcionado por el Indec para el mes de julio dio como índice general de precios un suba del 1,9% con respecto al mes de junio. Dentro de la medición a nivel nacional, el rubro que tuvo mayor aumento fue el de Recreación y cultura, con un salto del 4,8%; lo siguió Transporte, con el 2,8%. El ocio, el esparcimiento y la recreación cultural son cada vez más caros en la Argentina de Milei.
Ante estos números y con los salarios de los trabajadores con aumentos por paritarias pisados y corriendo detrás de la inflación, la recreación y la cultura pasaron a ser bienes suntuarios en nuestro país. Como ejemplo del lujo que puede suscitar el goce cultural, una entrada al cine puede rondar entre $ 14.600 y $ 21.400 según sea 2D o 3D, mientras que una localidad para el teatro en la calle Corrientes puede llegar a valer hasta $ 70 mil.
Los precios se pueden tornar todavía más elevados si de recitales se trata. Para ir a ver a Andrés Calamaro en Comodoro Rivadavia, la entrada vip cuesta, nada más y nada menos, que $ 160 mil, y si querés bailar con los Babasónicos en Chaco, tenés que desembolsar $ 85 mil. Estos precios que van a contramano de los haberes de la mayoría de los trabajadores y trabajadoras argentinos. Van en consonancia con los precios de las ciudades más importantes del mundo.
En Nueva York, una entrada para el cine ronda los US$ 16, que al tipo de cambio oficial equivale a los $ 21 mil. En ese sentido, no tenemos nada que envidiarle a una economía del primer mundo como es la de Estados Unidos, salvo los salarios que, llevados a la comparación en dólares, los nuestros quedan sustancialmente rezagados. Tal vez esta comparación de precios entre el ocio cultural al que podemos acceder los argentinos en relación con los estadounidenses tenga que ver con la dolarización endógena de la que tanto se habla en nuestro país. Parece que la premisa del inicio del gobierno de Milei llamada dolarización tuvo su efecto en los precios, pero no en los sueldos.
Como país futbolero que somos, ir a la cancha es el espectáculo deportivo cultural por antonomasia. Supo ser el fútbol el espectáculo popular donde las grandes mayorías, sin importar la clase social a la que pertenecían, se daban cita los domingos a la tarde. Hoy los precios de las entradas convirtieron al fútbol en un espectáculo caro, no apto para las grandes mayorías. Una entrada general para ver un partido de Primera División cuesta $ 23 mil mientras que las localidades preferenciales cotizan desde los $ 50 mil y no tienen techo, según de qué partido se trate.
Otro de los ítems que el Indec incluye dentro de la categoría Recreación y cultura están los Libros, revistas, diarios y artículos de librería. El valor promedio de un libro es de $ 35 mil; y de una revista, $ 7 mil. Al respecto, los editores y los libreros han reportado un 70% en la caída de las ventas en lo que va de 2025. Son datos significativos en un país en el cual en 2022 el promedio de libros leídos era de 4,6 por habitante.
En cuanto al esparcimiento, las últimas vacaciones de invierno fueron la muestra taxativa del pésimo momento por el que pasa la migración interna en busca de descanso. Los datos fueron elocuentes. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el número de viajeros por el país cayó el 11% y el deterioro se profundizó respecto de 2023. Viajaron 4,3 millones de personas por el país, un 10,9% menos que el año pasado, y gastaron $ 1,5 billones en las ciudades que integran el circuito turístico nacional. El impacto económico fue un 11,2% menor a 2024, medido a precios constantes. Más allá del gasto de alojamiento, la merma estuvo relacionada con el segundo índice en el ranking del Indec para julio. Transporte tuvo una suba del 2,8%. Un pasaje en bus a Córdoba ronda los $ 40 mil. Si una familia tipo de cuatro integrantes quiere visitar la provincia mediterránea, solo de pasajes tiene que gastar $ 160 mil, la mitad del salario mínimo vital y móvil, que para agosto 2025 se estableció en $ 322 mil.
* Periodista especializado en asuntos económicos.