Dos conceptos interrelacionados suenan desde hace años como aspiraciones deseables para un sistema educativo cuyos diagnósticos evidencian demandas urgentes de profesionalización de la docencia y que no logra alcanzar las metas deseadas y necesarias para que todos los niños, jóvenes y adultos accedan a una educación de calidad con equidad. Estos son aprendizajes óptimos y egreso de los tramos educativos en los tiempos planificados.
En esta línea, es deseable que el Estado y las instituciones privadas promuevan programas exigentes y de calidad para la formación docente inicial y continua. Las metas propuestas en los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) marcan, sin duda, un norte claro que, más allá de las divergencias entre países, convergen en expectativas de logro que no pueden soslayarse más.
Desde hace años, venimos experimentando en la Argentina cambios en los diseños curriculares provinciales, en este juego de los recursos federales que no logran acordar un proyecto cultural común como nación. Y en medio de esta pandemia que visibilizó las desigualdades de acceso al conocimiento y a recursos sincrónicos y los desniveles de formación en tramos iguales del sistema educativo, acorde a los recursos que las provincias destinan a promover planes para educar, quedó en evidencia que un elevado porcentaje de niños y jóvenes no aprendieron, perdiendo así oportunidades formativas irrecuperables e irreversibles.
La pandemia visibilizó las desigualdades de acceso al conocimiento y a recursos sincrónicos y los desniveles de formación en tramos iguales del sistema educativo
Hoy más que nunca necesitamos recomponer el pacto educativo del que alguna vez habló nuestro recordado Juan Carlos Tedesco y que hoy resuena frente a los desafíos de educar en esta incertidumbre que nos toca transitar.
La importancia mundial por la calidad educativa se revela, por ejemplo, en el Informe MacKinsey, que ha establecido que el techo de la calidad de un sistema educativo es la calidad de sus docentes, por lo que la manera de mejorar los resultados de los aprendizajes de los alumnos es mejorando la enseñanza. En este sentido, hay que brindar herramientas para que, cuando un docente ingrese al aula, cuente con la formación necesaria, marcos curriculares y educativos y herramientas adecuadas para enseñar bien.
Por eso, desde el Departamento de Educación de la UCA, dedicamos años a investigar modelos alternativos de formación docente de calidad que puedan dar cuenta de cómo se piensa, diseña e implementa una formación docente integral, actualizada, de calidad y superadora.
Esto nos llevó a diseñar un nuevo paradigma pedagógico, denominado AIE: aprendizaje inclusivo y efectivo, un modelo innovador de formación de maestros profesionales inspirado en el Alverno Collage, uno de los cinco mejores centros universitarios de formación de maestros profesionales.
Necesitamos recomponer el pacto educativo del que habló Juan Carlos Tedesco y que resuena frente a los desafíos de educar en la incertidumbre que toca transitar.
Como fuentes fundantes del AIE, asumimos como principios una base humanista y justicia social, un aprendizaje inclusivo y basado en aptitudes, una nueva ética profesional docente y confianza en las capacidades de aprendizaje, que son el marco conceptual, metodológico y de implementación de una mirada renovada y necesaria para optimizar y profesionalizar la formación de docentes.
Estos principios suman valor para pensar el modo de intervención de propuestas innovadoras en sistemas escolares tradicionales, como lo son la mayoría de instituciones educativas y formadoras hoy en Argentina. Para ello, formamos la red de escuelas AIE que se constituyen en la natural comunidad de práctica integrada por escuelas confesionales, no confesionales, público estatales y público privadas. Este año, egresa de la UCA la primera cohorte de maestros universitarios en educación inicial y primaria formada en este marco.
Es ahora o nunca. Hoy tenemos que redefinir las prioridades educativas para que los gobiernos nacional provincial y local, las familias o adultos responsables, las Iglesias, los empresarios y las organizaciones del tercer sector asuman seriamente los compromisos en pos de una educación humana, integral e innovadora.
*Directora del Departamento de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica Argentina.