El área de Salud a cargo de Carla Vizzotti debería tener un nuevo nombre. Ya no tenemos ministerio, sino “Misterio de Salud”. El manejo de la compra de vacunas es un agujero negro del que deberían dar explicaciones políticas y judiciales. Celebrar que lleguen dosis al país no significa limpiar la responsabilidad de los funcionarios por contratos que no se cumplieron, cifras millonarias que se pagaron sin la contraprestación y negociaciones truncas construidas en la oscuridad.
El caso más emblemático del misterioso agujero de la compra de vacunas es el contrato con el Fondo Ruso para la adquisición de primeras y segundas dosis de la Sputink V. Según los términos del acuerdo original, el vendedor se comprometió a suministrar 10 millones de tratamientos: esto equivale a 10 millones de la primera dosis y 10 millones de la segunda. Debían entregarse en dos meses, es decir que el 28 de febrero de este año ya deberían haber estado disponibles. En el mismo acuerdo, el gobierno aceptó que el Fondo Ruso podría “desincronizar” los suministros de tratamientos para asegurar la llegada de primeras dosis. Eso sucedió, pero no se completaron los envíos comprometidos ni de la primera, ni de la segunda inyección.
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Argentina ha recibido hasta el momento solo un poco más de la mitad de los 20 millones de dosis que adquirió de la vacuna rusa, pero, de ese número, cerca de dos tercios fueron del primer componente. La falta de segundas dosis obligó a utilizar combinaciones de vacunas para completar los esquemas de más de 6 millones de argentinos. En otras palabras, se usaron vacunas de Moderna que podrían haber sido utilizados para menores, para garantizar mayor inmunidad a personas mayores que habían recibido la primera dosis de la vacuna rusa y que, según las previsiones oficiales, debían completar su esquema dentro de los tres meses posteriores a esa inoculación.
No hubo ninguna acción penal o judicial del gobierno para reclamar el cumplimiento del contrato mencionado. Solo trascendió una carta de una funcionaria, Cecilia Nicolini, dirigida al presidente Vladimir Putin expresando su preocupación por la demora y pidiendo alguna respuesta antes del 9 de julio para garantizar un anuncio político en una fecha histórica y emblemática para los argentinos. En los últimos días, la ministra Vizzotti viajó nuevamente a Rusia pero se desconocen las razones y el resultado de su gestiones. Misterio de salud.
La producción local de las vacunas Sptunik V también tiene varios puntos oscuros. Lo que se celebró con un logro de la “ciencia” Argentina es, en realidad, un oscuro acuerdo entre el Laboratorio Richmond y el Instituto Gamaleya. El Estado argentino no participa de ese convenio y, por lo tanto, no puede exigir o requerir plazos para la entrega de dosis. Todo depende de autorización rusa, tanto en materia de pruebas de calidad como en la decisión política o sanitaria de liberar la producción. Desde hace semanas, se anuncia la disposición de millones de primeras y segundas dosis ya producidas, pero no hay nada concreto. Misterio de salud.
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El contrato con Aztrazeneca Uk Limited es otro agujero negro sin explicación oficial. El convenio fue firmado en noviembre del año pasado por el ex ministro Ginés González García. Establecía que el vendedor se comprometía a entregar 22.429.842 dosis de la vacuna producida por ese laboratorio. El plazo de entrega de las dosis era el siguiente: 2, 3 millones en marzo, 4 millones en abril, 4 millones en mayor, 3,4 millones en junio y 8 ,5 millones en julio. El país recibió poco más de la mitad de la dosis comprometidas. Tampoco se conoce que haya habido un reclamo formal por parte del Estado nacional al respecto. Misterio de salud.
Según el monitoreo oficial, hasta el momento se aplicaron 38.225.353 de dosis. Fueron distribuidas 42.812.314. Hay 27.020.987 personas que recibieron una sola dosis y 11.204.366 que completaron sus esquemas. No hay explicaciones oficiales de las millones de dosis que, permanentemente están en stock, y sobre la velocidad del avance de la etapa de vacunación con segundas dosis.
* José Manuel Cano. Diputado nacional por Tucumán, UCR Cambiemos.