Cuando compuso una de las piezas más conocidas del cancionero infantil argentino, María Elena Walsh seguramente no se imaginó que su Reino del Revés se transformaría en realidad. Pero un día llegaría un gobierno capaz de convertir en palpable cualquier producto de la fantasía.
La denuncia de la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, contra los vecinos de Bariloche que pretendían manifestarse pidiendo –valga la redundancia- seguridad en la zona de Villa Mascardi es quizás la muestra más cabal de este mundo patas para arriba que nos plantea el kirchnerismo.
La ministra vio en la convocatoria una asociación ilícita e instigación a cometer delitos, pero curiosamente no encontró nada en las proclamas de un grupo autodenominado Lafken Winkul Mapu que desconoce al Estado Argentino, reivindica la “ocupación territorial” y llama a “expulsar al winka invasor”.
Luego, para hacer más completo su combo de razonamientos más propios del bar de la porteña esquina de Puán y Pedro Goyena que de una funcionaria responsable de la seguridad, Frederic afirmó que las tomas territoriales no son competencia de su cartera y que se originan en el déficit habitacional. Concepto que se traduce como: “en tanto no haya viviendas para todos, todas y todes, el Estado avala las usurpaciones”.
Pero, a decir verdad, la ministra Frederic no es la única protagonista de esta tragedia de enredos en torno a Villa Mascardi. En la génesis misma del problema se resume una frase del ingenio popular cordillerano: “Lo conozco desde antes de ser mapuche”. Porque la supuesta comunidad Lafken Winkul Mapu en realidad es un grupo de delincuentes que desde hace años tiene cercada una plaza en Bariloche y que descubrió que convertirse en tribu era redituable para sus apetencias inmobiliarias.
La supuesta comunidad Lafken Winkul Mapu en realidad es un grupo de delincuentes que desde hace años tiene cercada una plaza en Bariloche
Un pseudo pueblo originario que, como observan los verdaderos mapuches de la zona, los que todo el mundo conoce desde siempre, está flojito de papeles. Pero en este reino del revés eso no es ningún problema.
Según parece, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas está trabajando para que tengan el reconocimiento de su identidad autopercibida (término muy de moda), tan importante para que reclamen legalmente las tierras. Las taras ideológicas del kirchnerismo todo lo pueden y el mundo feliz de las conquistas imaginarias no tiene límites.
Hace un par de meses denuncié públicamente el recrudecimiento del conflicto en Villa Mascardi y hablé de la inacción de un Gobierno que defiende a los delincuentes. La reacción del Gobierno fue denunciarme a través del Inadi, supuestamente por haber discriminado al pueblo mapuche (aun cuando los ocupantes de Mascardi no pertenecen a él).
Así razona este Gobierno. El que pide seguridad, termina denunciado. El que pasea el perro va preso y al que usurpa terrenos en un Parque Nacional, incendia cabañas y amenaza a sus ocupantes lo defienden
Esto no fue todo. El Gobierno envió gendarmes a Río Negro, pero no para llevar tranquilidad a los vecinos de Villa Mascardi sino para que trabajaran como agentes de tránsito en los municipios del Alto Valle. Y, por si fuera poco, hasta vimos un espectacular operativo policial para llevarse detenida a una mujer que paseaba su perro.
Así razona este Gobierno. El que pide seguridad, termina denunciado. El que pasea el perro va preso y al que usurpa terrenos en un Parque Nacional, incendia cabañas y amenaza a sus ocupantes lo defienden.
La buena noticia es que la inmensa mayoría de los ciudadanos ya nos dimos cuenta de qué es lo que buscan y no les tenemos miedo. Por eso vamos a seguir reclamándoles hasta que escuchen, hasta que El Reino del Revés vuelva a ser solamente una canción y no la triste realidad de todos los días.
*Legislador de la Provincia de Río Negro.
