OPINIóN
Historia política

Quién fue Baltasar Hidalgo de Cisneros

Su trayectoria fue brillante. A los 25 años mandaba su primer buque, y al poco tiempo, se le confió una escuadra, con la que capturó dos barcos británicos. Ascendió a teniente de navío.

 Virrey Cisneros -Baltasar Hidalgo de Cisneros
Virrey Cisneros -Baltasar Hidalgo de Cisneros | De Pintor no identificado - Retrato del teniente general de la Armada Baltasar Hidalgo de Cisneros (1756-1829) Anónimo

Para el imaginario colectivo argentino, Baltasar Hidalgo de Cisneros y la Torre, Ceijas y Jofre encarna al villano de la película durante la gesta de Mayo.

Reflejaría el atraso, la sumisión y el apego al orden colonial. Para algunos, era un inoperante, a quien le estalló una revolución en la cara y no pudo o supo qué hacer. Para otros, sería un timorato o un cobarde, que no atinó a enfrentarse a los revolucionarios, que se hicieron con el gobierno, sin disparar un tiro.

Sin embargo, transcurridos más de doscientos años, podemos apreciarlo con mayor objetividad. No se trataba de ningún cobarde, pues había tenido un desempeño heroico en la Armada Española; lo que le daba pergaminos suficientes para hacerse cargo del virreinato.

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Nació en Cartagena (España) en 1755; donde fallecería en 1829, a los 74 años. Descendía de una familia noble. Siguiendo a su padre y su abuelo, se enroló en la Marina en 1770 (a los quince), como guardia marina: el primer rango en la carrera naval.

Su trayectoria fue brillante. Navegó y combatió en las costas de Europa, América y África. Embarcó en la mayoría de los navíos y buques españoles de la época, y era uno de los mejores marinos. A los 25 años mandaba su primer buque, y al poco tiempo, se le confió una escuadra, con la que capturó dos barcos británicos. Ascendió a teniente de navío.

Luego, protegió un convoy contra otro ataque inglés; sin que éstos pudieran dañar ningún barco de su escuadra. Entre 1783 y 1784 comandó otra flotilla contra los moros de Argel.

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Desde 1785 le confiaron fragatas y navíos. En 1791 ascendió a Capitán de Navío. Era tal su prestigio, que los almirantes le daban total autonomía y confianza para obrar. En 1792 bloqueó varios puertos de la Francia revolucionaria. En 1795, ascendió a Brigadier de la Real Armada. Asistió a dos de las mayores y más famosas batallas navales de todos los tiempos: la del Cabo de San Vicente y la de Trafalgar. Hasta sus propios enemigos reconocieron su coraje y destreza.

No es muy conocida su actuación en Trafalgar (1805). Allí tuvo un protagonismo destacado; interviniendo como segundo jefe de la flota española, que combatió, junto a los franceses, contra la marina británica, comandada por el Almirante Nelson. Cisneros era “Jefe de Escuadra”, y tenía a su cargo el grueso de las embarcaciones hispanas. Se embarcó en el famoso navío: “Santísima Trinidad” y en él tuvo un rol heroico.

El “Santísima Trinidad” era el orgullo de la Real Armada. Era el mayor buque de su época, y contaba con CUATRO puentes (una rareza, pues todos los navíos tenían como máximo, tres). Había sido botado en 1769 en los astilleros de La Habana: siendo un buque americano.

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Embarcaba a 1160 marinos. Contaba con más cañones que cualquiera: portaba 140 en Trafalgar. De allí no debiera sorprender la sordera desarrollada por Cisneros a raíz de esa batalla, al tener que soportar el estruendoso tronar de 140 bocas en forma permanente, bien concentradas en un ambiente reducido, como eran los barcos de entonces. Por eso es también que, años después, los criollos de Mayo, aludieran a él como “el sordo”, en tono despectivo.

Cuentan que no bien empezó Trafalgar, Cisneros advirtió que la flota francoespañola se encontraba pésimamente desplegada e iba a ser blanco fácil para la escuadra inglesa. Intentó maniobrar como pudo, pese a las absurdas órdenes recibidas del almirante francés Villeneuve, jefe de la escuadra aliada; a quien hizo advertir, infructuosamente, los gruesos errores de emplazamiento y de despliegue de la flota.

En el punto álgido de la batalla, el Trinidad, rodeado por varios buques ingleses, y cañoneado por todos sus flancos, fue severamente averiado. Murieron muchos de sus tripulantes y Cisneros resistió hasta agotar los recursos. Viendo que su situación era insostenible, los británicos le ofrecieron una capitulación honrosa, a la que don Baltasar, herido, accedió, para no sacrificar más vidas, viendo que la batalla estaba perdida y que era inútil resistir.

 

Baltasar Hidalgo de Cisneros tuvo un protagonismo destacado en 1805 en Trafalgar interviniendo como segundo jefe de la flota española, que combatió, junto a los franceses, contra la marina británica. Fue Jefe de Escuadra y tenía a su cargo el grueso de las embarcaciones hispanas. Se embarcó en el famoso navío Santísima Trinidad y en él tuvo un rol heroico.

 

Cisneros y su tripulación fueron tomados prisioneros y conducidos a Gibraltar; donde fue tratado con consideración. Los ingleses le dieron una residencia apropiada en el pueblo y le concedieron una guardia de honor en su casa. Vuelto a España, fue ascendido a Teniente General de la Marina.

En cuanto al “Santísima Trinidad”, símbolo de la otrora poderosa Armada Española, había quedado en pésimo estado, y agonizaba tras el combate. Los británicos ansiaban tomarlo como trofeo, e intentaron salvarlo.

Lo remolcaron con dos fragatas, para conducirlo a Gibraltar y poderlo reparar. Sin embargo, este coloso del mar estaba herido de muerte, y se hundió en el camino, al Sur de Cádiz, frustrando así los planes enemigos.

 

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Santísima Trinidad, Museo Naval de Madrid.

 

Años después, España rescataría del fondo de sus aguas los cañones del Trinidad, y los instaló, en memoria del buque y de sus heroicos marinos, en el Arsenal de la Carraca (Cádiz).

Hace algunos años, se construyó una réplica del “Santísima Trinidad”, en homenaje al otrora orgullo de la Real Armada. Hoy se lo puede visitar en el Puerto de Alicante, donde funciona como Restaurante, Discoteca, y Centro de exposiciones y eventos.

Rara ironía del destino, para los argentinos que hoy visitan esa ciudad, cuando recorren los cuatro puentes del “Santísima Trinidad”, en un paseo que nos recuerda y nos transporta a las proezas heroicas de quien fuera nuestro último Virrey del Río de la Plata.

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Por lo que su fracaso en el virreinato no se debió, precisamente, a falta de coraje, sino a toda una serie de acontecimientos tan complejos e inevitables, que lo terminarían arrastrando a él y a toda la América Española al inevitable camino de la Independencia.

 

 

* Juan Pablo Bustos Thames. Abogado, Ingeniero, Profesor Universitario, Director de la Cámara de Comercio Exterior de Tucumán, estudioso e investigador de la historia, escritor, realizador y conductor televisivo y de documentales. Miembro de la Fundación Federalismo y Libertad y la Fundación Universitaria del Río de la Plata (FURP). Facebook: https://www.facebook.com/juan.p.thames/ Instagram: jpbthames / Linkedin: Juan Pablo Bustos Thames.