Rousseau nos dice que el pueblo busca el bien, pero no sabe dónde está. La emergencia de la candidatura de Javier Milei muestra la declinación de esquema de polarización que ha venido dominando el sistema político en la Argentina y confirma un escenario de tercios, como anticipaban algunos análisis. Podía preverse. Lo que sí estaba fuera de todos los cálculos era que Milei liderara el escrutinio, desplazara a los candidatos de las dos coaliciones, superara por más de diez puntos su intención de voto y perforara el 30%, dando vuelta como una media el escenario político. Frente a un cambio de consecuencias imprevisibles, avanzamos hacia un tiempo incierto.
El electorado retiró su confianza a las dos alianzas que administraron el largo estancamiento de la última década. Fue una secuencia perfectamente racional: tras el agotamiento del modelo kirchnerista en los primeros años de la década pasada, el votante validó, en 2015, la alternancia en el poder y encumbró a una coalición no peronista, liderada por Mauricio Macri. Cuatro años más tarde, resultado del fracaso de Macri, dio su apoyo a una expresión heterogénea del peronismo, que volvió a conseguir la adhesión de sectores medios de los grandes centros urbanos.
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Los resultados de la experiencia de poder delegado en Alberto Fernández están a la vista. La crisis que despuntó en el último tramo del gobierno de Macri se cronificó: con la excepción de la suba del empleo informal, todos los indicadores macroeconómicos empeoraron. Empezando por el que ha destruido el ingreso: la inflación. Su aceleración geométrica los últimos diez años acompaña de manera elocuente la secuencia de alternancia: se ubicó en niveles del 25% anual en el segundo gobierno de Kirchner; superiores al 50% en el gobierno de Macri y corriendo por encima del 110% en la actual gestión. La progresión del valor del dólar en ese período es aún más dramática: 10 pesos en el final de Kirchner; 60 cuando se fue Macri; $600 el dólar libre, el viernes 11.
Las responsabilidades son compartidas. En su peor registro electoral de la historia, el peronismo unido se asoma a lo impensable: la posibilidad de quedar excluido de un eventual balotaje. En una situación de extrema debilidad, abandonado por sus socios, derrotado en Tigre, Sergio Massa es el responsable de asegurar la gobernabilidad. Juntos por el Cambio deberá hacer una cruda autocrítica: su interna despiadada afectó como era previsible su competitividad.
Milei despejó una de las incógnitas. Como ocurrió con Donald Trump y Jair Bolsonaro, su mensaje llegó a las capas bajas. No había ocurrido nunca antes con alguien que no fuera peronista.
