La actualidad viene marcada por una palabra, ansiedad. Esta palabra se ha establecido en algún momento del día al observar tanto las situaciones de inestabilidad mundial como conflictos bélicos, catástrofes, política y economía, amenazas de acciones con trágicas consecuencias como los tiempos electorales y un día a día regido por la inflación.
Al definir qué es la ansiedad, se puede ver cómo ésta juega un papel importante tanto en lo cotidiano y personal como en lo laboral.
La ansiedad es un estado de malestar psico-físico caracterizado por sensaciones de intranquilidad o desasosiego muy molesto para quien lo padece.
La ansiedad lleva a estar “más allá” del momento presente. La persona corre física o mentalmente detrás de lo que supone que debe hacer o va a ocurrir o bien temiendo que algo vuelva a ocurrir. Se establece así un estado pre-ocupación que no permite ocuparse de lo que debe ser resuelto en el momento presente.
La ansiedad en tiempos de incertidumbre política y económica
Esta inquietud que por lo general está identificada como ansiedad posee dos componentes. Uno a nivel emocional y otro, físico. El emocional es una sensación de nerviosismo, agitación o tensión con sensación de peligro inminente, dificultad para efectuar la detención del pensamiento acelerado y para poder controlar las pre-ocupaciones.
En tanto, el componente físico se manifiesta en el aumento del ritmo cardíaco, la sudoración, temblores, problemas gastrointestinales o trastornos del sueño.
Ante la visión de este cuadro, se puede tomar conciencia de cómo la ansiedad afecta diariamente en lo laboral y en lo personal. Ambas esferas terminan traduciéndose tanto en la falta de empatía con el entorno como en un irregular rendimiento. Todo esto dado por la dificultad establecida en el poder enfocarse y ubicarse en el aquí y ahora.
Por esto es importante trabajar la respiración como forma de bajar la aceleración que produce la ansiedad. También en la posibilidad de que cada persona pueda ver y encontrar su propio ritmo vital y la adecuación al ritmo del otro o de un grupo en el que interactúa.
Una recomendación final respecto a la respiración para frenar o trabajar la ansiedad cuando ésta aparece. Una respiración profunda que atraviese el diafragma, llegue hasta la base de la panza y luego se exhale lentamente realizada entre 8 y 10 veces, va a hacer que la frecuencia cardíaca disminuya y vuelva a su normalidad además de que el pensamiento se desacelere para volver a centrarse en el presente y ver qué fue lo que disparó ese estado ansioso.