Desde la aparición del covid-19, nos hemos acostumbrado a centrarnos en todo lo que no podemos hacer, asociamos “pandemia” con “restricciones”. En ese marco de confusión –mayor al principio del aislamiento– y de versiones contrapuestas de los equipos de salud y asociaciones profesionales, se aplicaron esas mismas restricciones al ámbito de la salud maternoinfantil, pero hoy contamos con más y mejor información.
En las etapas evolutivas de una familia, el nacimiento de un hijo trae aparejado grandes cambios y es considerado un período de mucha expectativa en la vida familiar y personal. Es entendible que las madres estén preocupadas, que se pregunten si pueden pasar el coronavirus a sus hijos a través de la leche materna, y cómo pueden protegerse tanto ellas como a sus bebés.
La leche materna contiene diversas sustancias que incluyen hormonas, inmunoglobulinas, enzimas y factores de crecimiento, además de nutrientes. Se estima que los recién nacidos alimentados con leche materna ingieren unas 800 mil bacterias “buenas” por día y, de alguna manera, ponen en comunicación su sistema inmunitario con el de su madre. Amamantar le confiere al recién nacido protección frente a enfermedades infecciosas, entre ellas el covid-19.
A inicios de 2020, se separó a las madres de los recién nacidos, no se les permitió hacer contacto piel a piel luego del parto, aunque fueran mujeres sanas o contagiadas, ni tampoco se autorizó el acceso de un acompañante. Se sabe que la interrupción de la lactancia disminuye la cantidad de leche y que, luego, el recién nacido puede tener dificultades para prenderse al pecho. En este sentido, la lactancia materna fue uno de los aspectos del cuidado de la madre y de los bebés más afectados por la pandemia.
Las mujeres con anticuerpos capaces de neutralizar al SARS-CoV-2, ya sea porque transitaron la enfermedad o porque fueron inmunizadas por la vacuna, transmiten a su bebé dichos anticuerpos mediante la lactancia. Diversos estudios han investigado la detección del virus en la leche materna, en mujeres con covid-19, y en ninguna de las muestras de leche analizadas se detectó coronavirus (Bäuerl, Randazzo, Sánchez y otros, 2021). Por otra parte, aunque se detectó que tienen más riesgo de sufrir complicaciones severas, las mujeres gestantes no son más propensas a contagiarse (Zambrano, Ellington y otros, 2020).
Una mujer que ha contraído coronavirus mientras está amamantando puede continuar con la lactancia, si así lo decide, tomando los recaudos de protección para su hijo. Las opciones son varias: si decide amamantar, es importante que se lave muy bien las manos, antes y después de alzar al bebé, y que use barbijo mientras está en contacto directo. También puede extraerse su leche, y una persona sana del entorno puede administrarla con un biberón. En todos los casos, es importante limitar el contacto cara a cara con su hijo y, si necesita toser o estornudar, hacerlo sobre un pañuelo descartable y luego desecharlo.
Es necesario, especialmente en pandemia, reforzar el valor de la lactancia. Es importante establecer redes de sostén, familiares y comunitarias, para que las personas gestantes estén acompañadas y reciban la ayuda adecuada en la maravillosa etapa de la crianza.
*Directora y subdirectora de la Especialización en Enfermería Neonatal de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.