La futura administración Biden no ha formulado todavía una política para la región, lo que confirma la baja prioridad relativa que le asigna. Como ha sucedido en las últimas décadas, la visión latinoamericana de Washington tiene una frontera física pero no escrita en el canal de Panamá. Arriba de este hay mayor prioridad, consecuencia de la geografía y la inmigración, que ya es un problema de política interna también para Estados Unidos. Al sur del canal, la prioridad es menor, salvo en Venezuela por las alianzas internacionales del régimen de Maduro.
Lógicamente Brasil, por su dimensión, es el tema de interés en América del Sur. Pero la cuestión de Venezuela en estos días aumenta la tensión de Washington cuando una decena de barcos iraníes navegan hacia este país –haciendo caso omiso al bloqueo estadounidense– para cargar petróleo y comercializarlo en Asia por empresas rusas creadas a tal efecto. La convalidación de la elección legislativa venezolana por parte de China, Rusia, Irán y Turquía subraya la preocupación por la acción regional de estos actores. La nueva asamblea legislativa le va a permitir a Maduro establecer alianzas económicas con esos países a partir de la entrega de recursos naturales para obtener a cambio dólares, que es la “mercadería” más escasa en la economía venezolana.
El presidente mexicano, Andrés López Obrador, no reconoció el triunfo de Biden hasta que fue elegido por el Colegio Electoral, tras elogiar varias veces a Trump. Esto muestra que la relación entre los dos presidentes ha sido más profunda y afín de lo que parecía. Respecto del Covid-19, México, al igual que Reino Unido y Estados Unidos, ha comprado 35 millones de dosis de la vacuna Pfizer Biotech, y es el primer país latinoamericano que avanza operativamente hacia la vacunación masiva.
Cuba tenía dos monedas nacionales, una de ellas vinculada al dólar. Ahora, esta última será la única que tenga curso legal, lo que implica avanzar hacia la dolarización de la economía. La crisis económica que sufre el país por la escasez de dólares que agudizaron las decisiones de Trump es la causa de esta decisión, adoptada frente a un nuevo gobierno que tendrá una política más flexible respecto de Cuba, como se dio en el gobierno de Obama. Pero claramente, y pese a las alianzas políticas con China, Rusia e Irán, el régimen cubano ve en Estados Unidos y el turismo la posibilidad de reactivación de la economía.
En la región andina se destaca la reacción de la oposición venezolana. Venezuela es el único país de la región que combina una posición andina simultáneamente con una caribeña. Respecto de las consecuencias de la elección, los sectores de la oposición venezolana liderados por Juan Guaidó tuvieron un éxito al lograr 6 millones de votantes en el referéndum sobre la validez de la elección, convocada por el “presidente delegado” antes de que entre en funciones la nueva Asamblea, prorrogando su mandato por un año más.
En el Cono Sur de América, Bolsonaro ya piensa en su reelección pese a los malos resultados de las municipales. La decisión de la próxima administración norteamericana de reincorporar a Estados Unidos al Acuerdo de París sobre cambio climático confirma que el medio ambiente será un conflicto importante en la relación bilateral de Brasil con ese país. En Chile, la imagen de Piñera ha llegado a su punto más bajo desde que asumió, 7%.
El presidente argentino, que acompañó la posición boliviana de no cuestionar la elección venezolana –son los únicos dos países sudamericanos que no lo hicieron–, al asumir la presidencia semestral del Mercosur se planteó como objetivo incorporar a Bolivia al grupo.
Frente a este cuadro, Biden tratará de mostrar algunas diferencias con Trump, pero para ambos México será la prioridad, agregando al mismo el triángulo norte de América Central, y las relaciones con Cuba y Venezuela seguirán siendo relevantes para Washington en la Región.
*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
