La conmemoración del 80° aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial encuentra a sus protagonistas en posiciones muy diferentes.
Más allá del porcentaje de muertos combatientes o civiles, China frente a Japón tuvo más bajas: murieron dos millones seiscientos mil soldados chinos y catorce millones de civiles. Japón, su principal enemigo en la contienda, tuvo un millón setecientos mil soldados muertos y setecientos veinte mil civiles. La cifra de China fue sensiblemente mayor y gran parte de los japoneses caídos fueron contra Estados Unidos.
En cuanto a Rusia, tuvo la mayor cantidad de muertos, tanto militares como civiles, de toda la guerra: nueve millones trescientos sesenta mil en el primer caso y veintitrés millones en el segundo. Su principal oponente en la Segunda Guerra Mundial fue Alemania, que tuvo tres millones trescientos mil bajas en el campo de batalla y tres millones seiscientos mil civiles muertos. Parte de los fallecidos alemanes se dieron en las operaciones contra Estados Unidos y el Reino Unido.
Frente a estas cantidades, las bajas militares de Estados Unidos fueron ciento setenta y cuatro mil. En cuanto al Reino Unido, tuvo trescientos setenta mil soldados muertos y sesenta mil civiles fallecidos. Estas bajas son mucho menores que las de Alemania.
China y Rusia conmemoraron juntos el 80° aniversario del fin de la Segunda Guerra. Como en los últimos años, hubo una conmemoración central en Moscú, dado su esfuerzo y el costo en vidas que sufrió en la contienda.
Pero desde la invasión rusa a Ucrania, la conmemoración de la Segunda Guerra Mundial dejó de ser el hecho celebratorio que hacía coincidir a las grandes potencias. Xi Jinping visitó Moscú para asistir al desfile militar ruso de este año, donde participaron no sólo fuerzas chinas, sino también de otros países de la región, como los de Asia Central.
Mientras llegaban misiones extranjeras, drones ucranianos atacaron la capital rusa. Del otro lado, los festejos occidentales tuvieron como protagonistas a los tres vencedores del otro lado del mundo: Estados Unidos, el Reino Unido y Francia. Fue una conmemoración militar más modesta, pese a que Europa está concentrada en rearmarse frente a la amenaza que puede significar Rusia.
Las diferencias que se evidencian en la conmemoración del final de la Segunda Guerra Mundial –que fue la toma de Berlín en el teatro de operaciones europeo y la rendición de Japón tras la detonación de dos bombas nucleares en Asia– son fruto del conflicto geopolítico global que parece estar gestándose.
El país más relevante de los que componían el Eje es Alemania, que durante los últimos ochenta años llevó adelante una política sistemática de no militarización. Pese al tiempo transcurrido, la sombra de Hitler sigue estando, y los alemanes la repudian con énfasis y sentimiento. Pero ahora son sus enemigos occidentales de antaño (Estados Unidos, Francia y el Reino Unido) quienes le exigen que se rearme.
En cuanto a los pueblos, los sondeos de opinión realizados a nivel global durante 2024 mostraron que Alemania e Italia en Europa y Japón en Asia eran los menos dispuestos a participar en una guerra por su país. La explicación es simple: fueron los países derrotados en 1945.
Donald Trump acaba de tomar la decisión de reducir a la mitad los fondos que Estados Unidos destina a financiar la OTAN, la alianza transatlántica de Washington con Europa. No es un cambio menor: sin la decisión de Estados Unidos, el viejo continente queda desguarnecido y probablemente dividido. Pareciera que todas las experiencias que recogieron hace ochenta años, hoy se han perdido.
Claramente, en lo estratégico-militar ya hemos entrado en un nuevo mundo. Baste mencionar que el conflicto militar más peligroso que está en desarrollo hoy es el que enfrenta a India y Pakistán, que no existían como naciones independientes ochenta años atrás, porque formaban parte todavía del Imperio Británico.
* Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.