En la antigüedad, los científicos eran llamados filósofos y tenían conocimientos sobre una gran variedad de temas que adquirían en academias, y a partir del Renacimiento en el seno de las universidades. La enseñanza incluía conocimientos en una amplia variedad de áreas, por lo que era frecuente observar que los filósofos aportaran descubrimientos en física, astronomía, ingeniería, matemáticas, etc.
Sin embargo, a inicios del siglo pasado, con la consolidación del sistema universitario en Europa y Estados Unidos, comenzaron a emerger un gran número de descubrimientos científicos y sus aplicaciones se multiplicaron en muy poco tiempo. Esto llevó a las autoridades educativas a limitar la formación de profesionales a campos específicos y a diferenciar los niveles educativos.
Pero más tarde, la aparición de problemas más complejos, como el funcionamiento del cerebro, el cambio climático global, la operación de grandes centros urbanos entre otros, ha denotado la necesidad del concurso de académicos y científicos con conocimientos en varias disciplinas, con una fuerte predisposición a una cooperación proactiva con referentes de otras ramas para una mejor comprensión de estos sistemas o fenómenos.
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En general, dichas iniciativas de integración demandan una gran actitud de colaboración y facilidad para trabajar en equipos multidisciplinarios, valores que no han sido desarrollados en su plenitud en el sistema educativo en forma sostenida. Sin dudas, nos encontramos ante la necesidad de formación en estas capacidades desde temprana edad, para que dentro del sistema educativo actual podamos contar con opciones para estudiantes curiosos, críticos y con la posibilidad de invertir en una preparación más integral. Esto implica trabajar en proyectos educativos para la formación en este nuevo paradigma que requiere no solo de diseños curriculares con las características mencionadas, sino además de la participación de un plantel de docentes que compartan y sientan la idea de la “multidisciplina”.
Profundizando aún más, tal vez debemos avanzar más allá de la “multidisciplinariedad” en su concepción del manejo de varias disciplinas por separado y de la “interdisciplinariedad” en su conceptualización como cooperación entre distintas áreas a través de un fluido diálogo con el que interaccionan y encuentran un punto en común desde el cual basan su trabajo. El acceso a grandes bases de datos, las capacidades de proceso casi ilimitadas, las nuevas tecnologías de comunicación, la inteligencia artificial y las nuevas modalidades de enseñar y aprender, brindan las condiciones para avanzar hacia un modelo superador que podríamos denominar como “transdisciplinario” que facilite el análisis de la realidad en un todo, llegando a acuerdos integradores que sirvan de base para un ecosistema innovador que brinde lugar a la formación de nuevas profesiones “híbridas” que el presente nos demanda.
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Y es en dicho ámbito en donde debemos cohesionar y amalgamar las características de los docentes, estudiantes, profesionales, investigadores, empresas, científicos y emprendedores en pos de construir productos académicos con una visión transversal de las distintas disciplinas que ayude a la necesidad de abordajes integrales de los desafíos del mundo moderno.
* Decano de Ingeniería