La actual pandemia cambió la vida de todos, en el país y en el mundo. Sin distinción de clases, edades ni sexo.
Esos cambios obligan a pensar en modificar los hábitos, porque la nueva normalidad dista de la vieja normalidad. Barbijos, alcohol en gel, distancia social, burbuja sanitaria, corredor seguro, son los términos que ya no resultan extraños y forman parte del cotidiano de cada persona o grupo.
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Para el fútbol también todo cambió y estas transformaciones tienen un nuevo capítulo cada día. Sudamérica se prepara para la vuelta de la Copa Libertadores, con sedes de países que difieren en su realidad sanitaria. Se jugará en Brasil, donde los contagios se cuentan de a millones.
Se jugará en Paraguay o Uruguay, donde el coronavirus no dejó su marca y sus competencias locales ya transitan con la “nueva normalidad”. Perú será también sede del máximo torneo continental, pese a ser el país más sacudido por la pandemia, luego de los brasileños.
La pelota seguirá rodando porque no hay otro camino que comenzar a aprender a convivir con el virus. Por eso Conmebol necesitó que cada nación dé el visto bueno para el “corredor sanitario”, y que las delegaciones no tengan que hacer cuarentena obligatoria.
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Si un plantel tiene contagios masivos, hay que jugar con los no infectados. Inédito y hasta injusto este reglamento de la Copa. Pero, ¿hay otra opción? Al parecer, no.
Las economías de los clubes, en muchos casos ya deterioradas, agregaron a sus presupuestos un nuevo trastorno financiero. La obligación de hacer semanalmente los hisopados PCR -que oscilan entre 6 mil y 8 mil pesos- o las pruebas serológicas introducidas por AFA, que son más baratas pero menos efectivas.
Los equipos argentinos que jugarán la Copa -River, Boca, Racing, Defensa y Tigre- llevan entre seis y siete exámenes para sus planteles en menos de un mes. Un costo cercano a los 7 millones de pesos por club.
Bienvenidos a la nueva normalidad. La del fútbol sin espectadores y transmisiones con audio ambiente de hinchadas virtuales. La de los testeos cada tres días, la de los entrenamientos en grupos reducidos con distancia social. De los aislamientos obligatorios por casos positivos, aunque sean asintomáticos. De los corredores sanitarios para transitar por zonas complicadas del continente.
Nadie estaba preparado para esta situación, pero habrá que aprender a convivir con ella.
* Presidente de Comunidad River.
