OPINIóN
ANÁLISIS

Milei ya no está solo en el escenario

La política argentina recupera equilibrios que el Gobierno intentó negar. Una señal de los gobernadores que el Presidente ignoró. Kicillof, el gran ganador, con el desafío de mover al peronismo al centro del espectro.

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Axel Kicillof Búnker FP. | Captura de pantalla

En su exquisito La larga agonía de la Argentina peronista, Tulio Halperin Donghi sostiene que un rasgo característico de la vida política argentina, “hasta casi ayer”, ha sido la “negación recíproca de la legitimidad” de las fuerzas en confrontación. Halperin Donghi escribe en 1994, y para Pablo Gerchunoff, que prologa la edición de 2024 del libro, ese “hasta ayer” puede ser interpretado como la recuperación democrática, la llegada de Alfonsín, la primera histórica derrota del peronismo en elecciones libres.

Con todo lo traumática que fue (en medio de una hiperinflación y la inclusión de nada menos que la entrega anticipada del poder), la sucesión Alfonsín-Menem confirmó que la Argentina había superado aquella característica de la que hablaba Halperin. Aún con la crisis de principios de siglo, la alternancia en el poder de dos grandes coaliciones, peronismo-no peronismo que veríamos de ahí en adelante dotó al sistema de una sustentabilidad que incluso contrastaba con las poco estables democracias de la región (con las excepciones obvias de Chile y Uruguay).

Contemplemos que Macri ganó el balotaje en 2015 por algo más de dos puntos después de 12 años de gobiernos kirchneristas (Macri había perdido por más de 8 puntos la primera vuelta). Y finalmente, que Milei, surgido de la nada (y con una ayudita del peronismo) rompió aquel equilibrio, sucediendo al peronismo en 2023.

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Desde el poder libertario y acaso alentados por la corriente afín que emigró del PRO, durante este año y medio de ruptura se pretendió volver en cierto modo a los tiempos que describe Halperin Donghi, los de la negación de la legitimidad de uno de los contendientes, al que se condenó a ocupar un cajón sellado con clavos.

Se puede haber confundido a una porción no menor de electores, muchos jóvenes y no tanto, que tienen demandas genuinas a una democracia que casi no les ha dado nada, con el sueño de una hegemonía libertaria que borraría de la política al peronismo y devolvería a la Argentina a una edad dorada que jamás existió. Agitar el “riesgo” del kirchnerismo fue una vez más ingenuidad. O simplemente un engaño. Tendrá un alto costo que veremos hoy (y pagaremos todos) tras la apertura de los mercados.

Los resultados de la elección en la provincia de Buenos Aires no cierran ni inauguran nada. Son una muestra de la complejidad que presenta una Argentina quebrada para cualquiera que acceda al poder. Las cosas no solo nunca son definitivas. Muy por el contrario, alcanzan una dinámica y velocidad que ridiculiza cualquier observación superficial.

La fragilidad del ecosistema político en plena evidencia

Milei enfrenta el reto de reconocer que ya no está solo en el escenario que se abre desde la elección nacional de octubre al final de su mandato. Los 23 gobernadores y el jefe de Gobierno de la Ciudad, entre los que se cuenta Axel Kicillof, ya le habían dado una límpida señal de presencia cuando, reunidos en Buenos Aires, le impusieron a comienzos de julio una nueva agenda. El Presidente negó esa realidad: se tradujo en un encadenamiento de estrepitosas derrotas del oficialismo en el Congreso, que han tenido un altísimo costo en su diálogo con la sociedad, como se ha dejado ver en la emergencia en discapacidad y la situación de los jubilados. Cuánto incidió en el temprano castigo el escándalo de los audios de las coimas se verá en un análisis en profundidad del voto.

Ayer votó el 37% del padrón electoral nacional. Con la contribución de los intendentes en sus distritos, Axel Kicillof es sin duda el gran triunfador. Tiene su propio reto en el peronismo: administrar la sucesión hacia un nuevo liderazgo que lo acerque al centro del espectro (como insinuó en su discurso de anoche), en el ocaso de Cristina Kirchner. Incluso con ella presa, no será sencillo.

ML