El cáncer de mama es una enfermedad causada por la multiplicación anormal de las células de la mama que forman un tumor maligno. Según datos oficiales, en Argentina el cáncer de mama tiene una cifra de incidencia de 22.024 casos anuales, lo que representa el 32,1% de todos los tumores malignos, con una tasa ajustada por edad de 73,1 casos por cada 100 mil mujeres. Su incidencia se encuentra en aumento debido a la mayor esperanza de vida, el crecimiento de la urbanización y la adopción de modos de vida occidentales. Una de cada ocho mujeres que viva hasta los 80 años va a desarrollarlo a lo largo de su vida. Sin embargo, se ha demostrado que los controles mamarios periódicos pueden hallar lesiones de manera temprana. La detección precoz del cáncer de mama lleva a realizar tratamientos menos agresivos con altas posibilidades de cura en más del 90% de los casos.
Si bien este tipo de cáncer no se puede evitar, es posible adoptar medidas para disminuir el riesgo de desarrollar la enfermedad. Éstas incluyen mantener un peso adecuado, practicar ejercicio de forma regular, mantener una alimentación balanceada, evitar el tabaco y el alcohol.
¿Qué incluyen los controles mamarios? Principalmente mamografía e inspección de un especialista. La mamografía es un estudio por imágenes que utiliza radiaciones a bajas dosis. La Sociedad Argentina de Mastología recomienda realizarla a partir de los 40 años de forma anual en todas aquellas mujeres asintomáticas, con examen físico normal y sin antecedentes de la enfermedad. En pacientes con antecedentes de cáncer de mama en familiares de primer grado (madre, hermana, hijos) se recomienda iniciar con la mamografía 10 años antes de la edad de detección de la enfermedad del familiar más cercano. Es el único método de cribado o screening, esto significa que es un estudio que se realiza en pacientes asintomáticos y detecta lesiones de manera temprana, en una etapa subclínica, cuando aún no se palpa (detección secundaria). En casos seleccionados pueden realizarse estudios complementarios como ecografía o resonancia magnética mamaria.
Además de la mamografía, el autoconocimiento mamario es fundamental. Toda mujer debe familiarizarse con la manera en que lucen sus mamas, de manera que, si surge algún cambio, pueda notarlo y realizar la consulta médica. Conocer los signos a los que debemos prestar atención es importante, pero esto no reemplaza al estudio en cuestión ni a la consulta especializada. Los signos de alarma a los que debemos estar atentos son el hundimiento del pezón, secreción o salida de líquido por el pezón, enrojecimiento de la piel, nódulo palpable o cambio de textura de la piel.
Es fundamental asistir a una consulta médica anual a partir de los 30 años. Según los hallazgos en el examen físico o los resultados de los estudios, un profesional de la salud podría modificar la frecuencia de los mismos. En aquellas pacientes con alto riesgo familiar de cáncer de mama, sobre todo si en la familia hay casos en menores de 50 años, la edad de inicio de los controles podría adelantarse.
Los controles mamarios regulares son una parte fundamental de la salud de la mujer y desempeñan un papel vital en la detección temprana del cáncer de mama, en un estadio donde es curable en un alto porcentaje. Los profesionales de la salud buscamos animar a todas las mujeres a que pierdan el miedo, se informen y se comprometan a efectuar inspecciones mamarias y realizar la prevención y la detección temprana de esta enfermedad.
Gozar de una salud plena es la base para disfrutar de realizar todas las actividades que nos proponemos. El inicio de la segunda mitad del año es un buen momento para retomar los controles anuales, en caso de aún no haberlos hecho, de forma integral (ginecológicos y mamarios); y por qué no también, aprovechar las vacaciones de invierno para priorizar nuestra salud.
*Médica ginecóloga, especialista en Mastología. Miembro en CIMA.