Estaba de vuelta. Me arriesgo a decir que, en el último tiempo, fue más periodista que nunca. Le importaban menos el impacto y el rating que dejar bien en claro que no se chupaba el dedo.
Pero Mauro pasó hace rato a la historia de la tele, una por haber sido el relator del Mundial 78 en ATC y, dos, por haber sabido traducir la logica del periodismo deportivo a la cobertura de los temas policiales y politicos, realzando el contrapunto tan taquillero entre los "buenos" y los "malos".
"Muevo yo", el sello de Mauro Viale como periodista deportivo
Dos Jorges, Lanata y Rial, por ejemplo, entendieron bastante después el formato y, uno en la política y el otro en el chisme, personificaron, en realidad, el post-vialismo.
Ambos venían de la gráfica, lo mismo que Luis Majul y Rolando Graña, y para hacer TV debieron tragarse sapos, quebrar prejuicios y "copiar" a Mauro para deconstruirse.
Lo vi esta semana que pasó en su ultimo programa, previo a la doble sorpresa de su internación y su fallecimiento. Estaba firme y hasta solemnemente convencido de que es "una soberana estupidez" combatir las restricciones definidas para enfrentar la segunda ola de Covid-19.
Mauro Viale dejó un estilo impreso con su marca. Y un mensaje final.