OPINIóN
Inacabable

Nosotros, la cultura y El Cultural

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Aplausos. El San Martín ha mejorado ocho puntos la valoración positiva de su imagen. | Turreo místico

La cultura es inabarcable. Como término podría incluir casi cualquier expresión humana que defina a una sociedad o a una pequeña porción de ella, por varios motivos: por lo que prefiere o rechaza, por cómo se comunica o agrupa, y mil etcéteras más. También es inabarcable si lo reducimos a consumos: nunca leeremos todos los libros, ni escucharemos toda la música, ni veremos todo el arte visual y audiovisual que existe. Por ende, nos obliga a relacionarnos con mucho y con muchos. Es por eso que ingresar (cómo público, trabajador, artista o director general) a un espacio de la magnitud del Centro Cultural San Martín es, de alguna manera, como si esas definiciones nos edificaran, desafiaran, abrazaran, y, después de un rato o casi cuatro años, nos dejaran sensaciones de que ahora estamos mejor de lo que estábamos. La cultura y El Cultural transforman.

A veces parece sutil, a veces se nota mucho. Hablaré un poco en primera persona del singular. Cuando me dijeron que podría llegar a ser director de El Cultural San Martín me temblaron un poco las piernas de emoción porque, si bien contaba con una experiencia inmediatamente anterior gestionando el Sabato (el centro cultural perteneciente a la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA), las instituciones son de diferentes magnitudes. Una depende de la facultad más grande de América Latina, pero la otra cuenta con casi 300 trabajadoras y trabajadores, cinco salas escénicas, siete para exposición, dos cines, dos plazas… En definitiva, son 50 mil metros cuadrados que no debían ser solo para producir, pensar y disfrutar de todas las disciplinas, sino también para encontrarse. Eso moviliza a cualquiera.

La cultura modifica a las personas y las personas a los lugares. Casi inmediatamente se produce una simbiosis que es indispensable para gestionar. Entonces, el encuentro no solo tiene que ver con reunirnos y compartir, también tiene relación directa con lo que necesita un espacio. Siempre cuento esta anécdota porque puede que resuma cómo se encontraba El Cultural. Poco tiempo después de asumir este cargo, un productor me dijo: “Queremos filmar acá una serie porque re da hospital”. Ese día lloré, no exagero. No podía ser que esta casa reconocida mundialmente, con más de cincuenta años de vida, diera esa imagen. No era algo meramente estético, había que volver a mostrar que este edificio estaba vivo. Teníamos que lograr que hubiera más luz. Más allá de los colores, necesitábamos que siempre pasen cosas, porque cuando nos rodeamos de arte siempre nos pasan cosas. Y pasaron, y pasan.

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Construir y fortalecer una relación con referentes de la cultura independiente y con artistas que son muy importantes dentro de la cultura emergente o joven, o lo nuevo que sucede en la Ciudad de Buenos Aires. Ellas y ellos debían apropiarse del Cultural, sentirse parte y desarrollar sus actividades en este lugar. Teníamos que construir una relación sin importar nada más que lo que acá se iba a vivir, ellas y ellos harían la gestión. Y los caminos se allanan cuando está la cultura de por medio. Si la cultura es ese lugar donde podemos encontrarnos a pesar de las diferencias –y fundamentalmente con las diferencias–, también lo es en términos de gestión, para crear en libertad y generar obra desde el minuto cero. Por eso arrancamos con cuatro residencias y hoy contamos con ocho por donde pasan centenares de artistas jóvenes que se juntan a crear. Además de la participación de los distintos colectivos que encontraron acá la posibilidad de hacer muchas actividades, multiplicamos talleres, ciclos y festivales.

Experiencias colectivas para recuperar espacios. Nada de lo que hacemos sirve sin incluir a todas y todos. Hoy, las encuestas de consumos culturales también lo reflejan. Hemos mejorado 8 puntos la valoración positiva acerca de lo que viven las personas cuando vienen a El Cultural San Martín. Antes estábamos por debajo de todos los espacios de la Ciudad, hoy estamos prácticamente igual al resto, con excepción del Teatro Colón. Cuando se incorporan nuevos públicos, a la par se recuperan viejos públicos que hoy parecen nuevos.

La cultura es inabarcable como palabra, como proceso y como consumo. Les da vida a las instituciones, a las ciudades. Por lo tanto, cualquier gestión solo puede ser exitosa si cuenta con cada uno de nosotros, con cada expresión, en cada metro cuadrado. No hay disco, libro, película, obra de teatro, en la cual no se haya proyectado un otro. Nada se hace solo, nadie hace nada solo. En definitiva, si la cultura nos transforma y es parte de todo, todo se modifica.

*Director del Centro Cultural General San Martín.