OPINIóN
Videocolumna

Nuestro cerebro abrió sucursales

“Cada día tercerizamos más funciones de nuestra mente en ‘otros cerebros’, los dispositivos digitales”, dice el autor. Esta operación, la “delegación cognitiva”, comenzó con la calculadora, las agendas, el GPS y no tendrá fin. El único desenlace previsible es la merma de destrezas intelectuales humanas.

Cerebro
Cerebro | pixabay

A partir de hoy, cada dos semanas voy a estar en Perfil.com para proponer algunas miradas sobre el mundo que viene de la mano de la inteligencia artificial. El formato será el de videocolumnas, es decir, videos en los que planteo ideas, interrogantes y algunos caminos posibles frente al avance arrollador de la tecnología.

Arranco con una sentencia: en cinco años más nos va a costar reconocer al mundo tal cual lo conocimos. ¿Fuerte, no? Se vienen épocas de aceleración, subidos a un tren llamado incertidumbre.

Inteligencia Artificial

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La inteligencia artificial no es sólo tecnología. Supone un cambio dramático y veloz en el trabajo, la economía, la cultura, el modo de relacionarnos entre nosotros y hasta en la configuración de nuestro cerebro.

Precisamente sobre el futuro del más plástico de nuestros órganos se trata esta primera videocolumna. “Nuestro cerebro abrió sucursales”. Parece una locura, pero no lo es. El fenómeno se llama delegación cognitiva y es uno de los temas más estudiados por los neurocientíficos en el mundo entero. Cada día tercerizamos más funciones de nuestra mente en esos “otros cerebros” que son los dispositivos digitales.

Algunos dijeron que íbamos a retroceder en nuestra habilidad para hacer operaciones matemáticas básicas, pero seguimos viaje"

Primero fueron las calculadoras. Algunos dijeron que íbamos a retroceder en nuestra habilidad para hacer operaciones matemáticas básicas, pero seguimos viaje. Después vino la agenda, y ya no nos acordamos ni de nuestro número de celular.

Todo lo que se usa poco y mal se atrofia, esa delegación tiene consecuencias"

Más tarde, el GPS. Ahora ponemos Waze hasta para ir al supermercado del barrio. Y así podemos sumar un universo de aplicaciones que al instante nos resuelven la vida, pero a la vez, habilitan a que el cerebro realice cada vez menos funciones de aquellas para las que está preparado; incorporando otras que llegaron con la era digital.

Y como todo lo que se usa poco y mal se atrofia, esa delegación tiene consecuencias. Si el cerebro todavía te funciona, hace click y mirá la videocolumna. Después, si querés, dejá tu comentario.


* Periodista, productor audiovisual y creador de contenidos sobre ciencia y tecnología