OPINIóN
Columna de la UB

La comunicación digital y el lenguaje en tiempos de distanciamiento social

La interacción social, lo que nos hace humanos en esencia, se ha transformado en nuestro peor enemigo.

Coronavirus aislamiento
Pandemia | Gerd Altmann / Pixabay

De todo lo que estamos viviendo en el siglo XXI, es la pandemia del COVID-19 la que ha puesto en jaque no sólo a nuestra salud, y a nuestra paciencia, sino también a un elemento fundamental de nuestra condición humana. La interacción social, lo que nos hace humanos en esencia, se ha transformado en nuestro peor enemigo.

Leemos y oímos de diferentes fuentes que estamos librando una guerra, pero esta guerra, tal vez más metafórica, es diferente. Las guerras se pelean en grupo y es en el grupo en donde nos cobijamos y fortalecemos.Pensemos en los pelotones de soldados o en las comunidades y pueblos que han luchado en guerras a lo largo de nuestra historia, pero siempre con alguien al lado.

Esta guerra, si podemos llamarla así, es una lucha que llevamos adelante de forma individual, solos, y ante un enemigo sobre el que poco conocemos. Nuestro GPS no nos puede decir donde está, y este enemigo no hace ningún tipo de declaraciones en las redes sociales.

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En esta situación de inquietud e incertidumbre, nos refugiamos en nuestro más preciado don: el lenguaje. Pocas veces pensamos en algo tan esencial para nuestra supervivencia, una especie de lubricante para los engranajes de nuestra vida social.

Tal vez sea precisamente porque lo consideramos tan obvio que se nos escapa del radar de nuestras reflexiones. Lo cierto es que, en estos tiempos de aislamiento y distanciamiento social, es el único recurso que podemos utilizar para tratar de continuar con nuestras vidas de la mejor manera posible.

El antropólogo Robin Dunbar ha propuesto la teoría de que el lenguaje humano se podría haber desarrollado como respuesta a la necesidad de continuar con el acicalamiento social entre las personas cuando éstas no están cerca unas de otras. Dunbar argumenta que, a diferencia de los primates, los seres humanos modernos viven en grupos más numerosos y, por lo tanto, ese acicalamiento social no puede siempre realizarse mediante formas de contacto físico, como sí lo hacen los antropoides que viven en grupos más pequeños.

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El lenguaje, entonces, acude a la ayuda en los momentos en que estamos distanciados de los otros por diversas razones. Así, por medio del lenguaje, podemos crear relaciones, mantenerlas y hasta destruirlas. Nos permite expresar nuestras emociones y sentimientos más allá del contacto físico, y negociar nuestras agendas sociales. El lenguaje es, sin duda, una commodity.

En la actualidad, las nuevas tecnologías han subido al escenario y, junto con el lenguaje, han incrementado exponencialmente nuestras oportunidades de comunicación y de acicalamiento social cuando estamos lejos de los demás.

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Hoy más que nunca, ambos nos ofrecen un refugio predecible y seguro en el que podemos reconfortarnos cada vez que enviamos o recibimos un mensaje de WhatsApp, cada vez que llega un email, cada vez que usamos o interpretamos un emoji, cada vez que se enciende la cámara de nuestra computadora o nuestro celular y aparece la voz y la imagen de otra criatura social con la que nos identificamos y con la que podemos hablar para contarle qué hacemos y expresar cómo nos sentimos. Hablar, eso que hacemos siempre en presencia de otro, ahora lo hacemos solos pero acompañados.

 

* Director de la Escuela de Lenguas y Estudios Extranjeros de la Universidad de Belgrano.