Las palabras son o pueden ser acciones; por eso, hay que cuidarlas, en especial cuando se refieren a uno de los momentos más sangrientos de nuestra historia como lo fueron las violaciones a los derechos humanos de la última dictadura. Desde hace un tiempo se viene utilizando con bastante ligereza el término “negacionista”. Lo reconoció hoy Nora Cortiñas, referente de una de las ramas de las Madres de Plaza de Mayo, quien había calificado así al presidente Alberto Fernández. "Desde luego que quizás fue duro el término y no lo volvería a utilizar, estamos todos un poco sensible”, admitió Cortiñas en declaraciones a radio La Red.
Recordemos: en la despedida de un grupo del Ejército en misión de paz a Chipre, Fernández dijo que “había que dar vuelta la página” en relación a las críticas a las Fuerzas Armadas. Se refería que, hasta por una cuestión de paso del tiempo, los soldados, suboficiales y oficiales de hoy no han tenido nada que ver con la dictadura, que comenzó el 24 de marzo de 1976 y terminó el 10 de diciembre de 1983, hace casi 37 años.
Grieta en DDHH: Carlotto y Bonafini cuestionaron a Cortiñas por criticar a Alberto Fernández
De inmediato, la crítica de Cortiñas: no solo lo llamó “negacionista” sino que también ensayó una explicación de los dichos de Fernández: “Nunca el señor Presidente participó en ninguna actividad en defensa de los derechos humanos”.
Fernández fue respaldado, por separado, por Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto. “No vamos a decir disparates”, señaló Carlotto, quien agregó que “los años a veces nos hacen equivocar”. Igual, el Presidente ya había pedido disculpas por Twitter a Cortiñas, innecesarias según la titular de Abuelas de Plaza de Mayo.
De todos modos, Bonafini, Carlotto y Cortiñas han hecho uso y abuso de la palabra ahora repudiada. Por ejemplo, para impulsar un proyecto de ley que castiga precisamente por negacionistas no solo a quienes afirman que no hubo delitos de lesa humanidad sino también a quienes cuestionan el número de 30.000 desaparecidos. El delito de negacionismo es tomado de otros países, que sancionan a quienes niegan el Holocausto.
En este sentido, en la Argentina es difícil encontrar un núcleo significativo de personas que niegue las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, máxime luego de que el propio ex dictador Jorge Rafael Videla confesara que hubo un plan sistemático para “eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas”.
El propio ex dictador Jorge Rafael Videla confesó que hubo un plan sistemático para “eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas”.
Fue en mi libro Disposición Final donde Videla reconoció por primera y única vez ese ciclo de detenciones o secuestros, interrogatorios con torturas, asesinatos y desaparición de personas, que era llamado, precisamente, “Disposición Final” por los jefes militares o, simplemente “D.F.”.
Sin embargo, líderes de Madres, Abuelas y otros organismos así como políticos afines también quieren castigar a quienes se atrevan a cuestionar que hubo 30.000 desaparecidos; ni uno más ni uno menos. Aun cuando ninguna fuente pública oficial permita sostener esa cifra y como si ese número fuera algo tan decisivo.
Frente a esos intentos, cabe recordar que en su hilo de disculpas en TW el Presidente nunca mencionó la cifra de 30.000 desaparecidos y enfatizó su “compromiso en favor de la verdad y la justicia”; es decir, tampoco habló de “memoria”.
¿Será que se olvidó y se corregirá con otro hilo de TW, o será que, en serio, quiere “dar vuelta la página”?