2018 fue el peor año económico desde 2002. Son varias las razones de ello: la devaluación del peso fue la más intensa desde ese año, por lo que la inflación se disparó (incluso fue la más alta desde 1991). Ello determinó que la caída del poder adquisitivo (12% por ejemplo en los salarios) fuera la más profunda desde 2002. La consecuencia de ello es que la suba de la pobreza por ingresos (más de 6 puntos, de 25,7% a 32%) también fuera la más alta desde 2002, superando a 2014 y 2016, cuando trepó en ambos casos en alrededor de 4 puntos porcentuales. Estos 6 puntos de suba equivalen a unas tres millones de personas que cayeron debajo de la línea de pobreza a lo largo de 2018.
De acuerdo a estimaciones que hicimos con los economistas Guido Zack y Federico Favata, a fines de 2015 la pobreza afectaba al 26,9% de la población. En tanto, la tasa de indigencia se ubicaba en el 4,7%. Tras haber subido en 2016, la pobreza cayó al 25,7% en el segundo semestre de 2017, la menor cifra en un cuarto de siglo; en tanto, la indigencia se ubicó en cifras idénticas a las de finales de 2015. El gran deterioro de 2018 implica que el 32% de pobres sea la tasa más alta desde 2010; en indigencia, el 6,7% del segundo semestre de 2018 es el valor más alto desde 2014.
"Hoy es un día triste", admitió Stanley tras las graves cifras de pobreza
¿Qué esperar para los próximos meses? El primer trimestre fue muy malo en materia inflacionaria, lo cual limita la recuperación de los ingresos de las familias, que es fundamental para que la pobreza vuelva a ubicarse debajo del 30%. Asimismo, la inflación depende mucho del precio del dólar, de modo que si la divisa estadounidense continúa su sendero alcista, va a ser muy difícil que la inflación desacelere y, por ende, que la pobreza vuelva a bajar.
Como alivios temporales, podemos encontrar la mejora del 46% en la AUH de marzo, que impacta sobre todo en indigencia, y que las jubilaciones ajustan en buena medida por la inflación pasada –que, como fue altísima, permitiría un mayor aumento nominal-. No obstante, el grueso de la dinámica de la pobreza se resuelve en lo que ocurre con los ingresos de los trabajadores: si éstos no le ganan a la inflación o si no se genera empleo, va a ser difícil pensar en una mejora significativa de los indicadores sociales. De esta manera, el escenario más probable hoy es que el gobierno de Mauricio Macri deje más pobres e indigentes que cuando asumió.
*Doctor en Sociología (IDAES-UNSAM), investigador en el CITRA-UMET.
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