OPINIóN
Indice de Inflación

¿Otra vez nos apuramos a cantar desinflación?

Es necesario ser muy prudentes a la hora de hablar desinflación. Pues, la dimensión clave de dicho proceso es su sustentabilidad, no su velocidad.

ECONOMÍA
Economía | GERD ALTMANN

En más de una oportunidad se le señaló a la Administración MM la misma cuestión. Lamentablemente, volvemos a reincidir con esta Administración. Es necesario ser muy prudentes a la hora de hablar desinflación. Pues, la dimensión clave de dicho proceso es su sustentabilidad, no su velocidad, siempre hay que considerar más de un dato, con uno no se arma tendencia, y limpiarlos de factores coyunturales intentando identificar realmente esta última y sus motores.

Con esos mismos ejes en mente, arranquemos a analizar el dato del Índice de Precios al Consumidor Nacional (IPCN) que en el día de ayer dio a conocer el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y que corresponde a enero de 2020.

A simple vista, el dato de inflación mensual fue el más bajo desde julio de 2019, ubicándose en torno a 2,3% (52,9% anual). Una baja de 1,4 puntos porcentuales en la tasa de inflación mensual versus el mes inmediatamente previo. Más aún. La variación mensual del subíndice núcleo (+2,4% mensual) no se separó mucho de la total, aún a pesar de que los precios de los alimentos duplicaron el ritmo de avance mensual del IPCN.

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Pero no todo lo que brilla es oro. Hay cuestiones bien coyunturales. Hay varios rubros con variaciones negativas o muy por debajo del promedio por efecto estrictamente puntuales. Tres en total, cuyo efecto no solo es significativo en enero 2020. Además, también lo fueron en diciembre de 2019, en sentido opuesto. Los rubros y sus variaciones son: Salud (-2%), Equipamiento y Mantenimiento del hogar (-1,3%) y Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (0,6%).

En el caso de Salud, la variación negativa se debe al acuerdo que realizó el gobierno nacional con los laboratorios a principios de enero de 2020 y que redundó en una reducción de los precios de una canasta relevante de medicamentos. De esta forma, según la medición del INDEC, el subrubro correspondiente del rubro salud se retrotrajo 5,1%, luego de haber subido 4,2% en diciembre y 12,5% en el último bimestre de 2019. Llamativo es que el correspondiente subrubro para el AMBA duplica la magnitud de la variación negativa reportada por su similar en el caso del IPC CABA.

En el caso de Equipamiento y Mantenimiento del hogar influyó la variación de enero con respecto al mes anterior, registró una baja en el subrubro servicio doméstico debido a que los precios de diciembre, a diferencia de enero, incluyeron la asignación extraordinaria y no remunerativa establecida por la Resolución 4/2019 del Ministerio de Producción y Trabajo.

Para el Indec, la inflación de enero fue del 2,3%

En el caso de Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, el propio INDEC observó que las variaciones de enero con respecto al mes anterior registraron una baja en el rubro expensas debido a que los precios de diciembre, a diferencia de enero, incluyeron la bonificación anual del 20% en el salario de los encargados de edificios estipulada por la Resolución N° 1934/2015 de la Secretaría de Trabajo. El efecto fue mucho más fuerte en la región AMBA debido a la importancia relativa de las expensas en esta división. Nuevamente, si se considera la región AMBA del IPCN el impacto de dicha cuestión fue mayor que la que reportó el IPC CABA.

Dicho lo cual, si se realizan las correcciones correspondientes en los índices de diciembre y enero de 2019 como para tener en claro cuál fue el impacto de las cuestiones puntuales señaladas, se observa que la variación mensual del último mes de 2019 se acerca mucho más a 3,1% (vs el 3,8% original) y que la correspondiente a la medición de enero a 2,8/2,9% (vs el 2,3% original). Frente al 3,3% que se había registrado en noviembre.

Con lo cual queda claro que en enero no se produjo una abrupta desaceleración de la inflación, sino más bien la continuidad de una natural y esperable desaceleración desde valores muy altos que se venía registrando ya desde meses anteriores.

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Aclarado eso, pasemos a la siguiente cuestión. Cuál es el motor de esa leve desaceleración. No hay mucho misterio al respecto: la estabilidad del tipo de cambio y los congelamientos tarifarios.

Respecto de lo segundo es interesante observar que los precios regulados, que ya venían jugando de ancla desde el congelamiento de tarifas del pasado mes de abril de 2019, registraron en enero de 2020 la variación más baja desde mayo de 2018. Es decir, en 19 meses crecieron sólo 1,1% mensual. Menos que la mitad del IPCN. Ergo, el congelamiento aumentó en intensidad.

Respecto de lo primero, es importante señalar que esa estabilidad del TCN se empezó abandonar a mediados de enero de 2020. En particular, desde fines de octubre y hasta el 16 de enero de 2020, el TCN oficial entre el peso y el dólar, al que van a las importaciones y exportaciones, registró una muy leve apreciación nominal, como resultado del CEPO. Sin embargo, desde esa última fecha hasta el 13 de febrero, casi un mes, el TCN oficial entre el peso y el dólar registró un alza de 2,35%.

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Por lo tanto, la leve tendencia a la baja registrada por la tasa de inflación en los últimos meses está fundamentada en factores que no son sostenibles a la larga, como el congelamiento del TCN y las tarifas de los servicios públicos.

Cerrando. Reordenemos ideas. En enero de 2020 el IPCN arrojó una variación mensual que por los factores mencionados no debe ser tomada a la ligera para concluir sobre la velocidad y existencia de un proceso de desinflación. Además, los niveles desde los que venimos son demasiado elevados y también deberían jugar en mismo sentido: alimentando la prudencia en ese tipo de juicios.

La desaceleración que queda en evidencia luego de corregir esos factores es mucho más leve y esperable dada la estabilización del TCN y el congelamiento de tarifas. Poniendo en relevancia un nivel importante de inercia.

Por último, dadas las causas que lo explican, el grado de sustentabilidad de esa tendencia a la baja es relativamente pequeño. Lo cual, naturalmente limita las expectativas respecto de cuanto más podrá profundizarse en los próximos meses vía esos mismos elementos, si es que no se quiere reincidir en otros problemas ya tristemente conocidos.