OPINIóN
Elecciones 2019

Federalismo y Cultura

Una propuesta a destacar del candidato Alberto Fernández es la descentralización de la gestión del Poder Ejecutivo, mediante su traslado a cada una de las Provincias.

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Alberto Fernández, candidato a presidente por el Frente de Todos. | Twitter @alferdez

Una de las tantas propuestas a destacar del candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, es la descentralización de la gestión del Poder Ejecutivo, mediante su traslado periódico a distintas ciudades de cada una de las Provincias argentinas. Es una respuesta singular para comenzar a romper el centralismo con eje en la “cabeza de Goliath” porteña. Suele hablarse de la grieta que padece nuestra sociedad. Deberíamos reflexionar en torno a qué influencia tienen en esa cisura las desigualdades entre la Capital y el interior profundo. La formidable concentración poblacional del conurbano bonaerense es el resultado de esa asimetría histórica y no a la inversa.

Las migraciones internas centrífugas hacia la “ciudad puerto” son el resultado de casi un siglo y medio de vigencia del modelo agroexportador hegemónico, expulsivo y destructor de las economías regionales. La dependencia de la metrópoli inglesa en los siglos precedentes y el tendido de una red ferroviaria al servicio de ese modelo, fueron suficientemente explicados por Raúl Scalabrini Ortiz y por todos los pensadores críticos de la dependencia. Es preciso comprender los componentes culturales de esa Historia, que hoy actúan acentuando la grieta cultural y simbólica entre Buenos Aires y el resto de la Argentina. El dicho “Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires” es también cierto en el plano cultural. Y no porque faltaran talentos y creatividad en las provincias. Lo prueban los compatriotas nacidos mas allá de la General Paz que honran nuestras artes e ideas. La grieta por cierto no es entre porteños o provincianos. Los ha habido en un caso es federales y en el otro unitarios, liberales o nacionalistas, conservadores o  Irigoyenistas, peronistas o antiperonistas. La necesidad urgente de recomponer el tejido social obliga a pensar qué acciones y políticas podrán promover, integrar y revalorizar las diversas culturas de nuestro país con un profundo espíritu federal.

La grieta está en nuestro ADN

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La etapa política que se iniciará a partir del 10 de diciembre nos ubica ante el desafío de contribuir a la creación de una Nación integrada y por ello profundamente federal. Se trata de tomar desde el Estado un compromiso con la realidad de nuestras provincias, promoviendo igualdad de oportunidades en todos los rincones del país, quebrando el paradigma  tradicional de centros y periferias.

He insistido en la necesidad de devolver el Ministerio de Cultura a la efímera sede de la Villa 21 (septiembre 2013/mayo 2014).

Fue una experiencia apasionante de ruptura de la asimetría social en el plano de la cultura. El paso complementario es la itinerancia federal de la gestión, ya planteada para el Poder Ejecutivo por Alberto Fernández. Para ello, en el plano cultural, le cabe un papel central al Consejo Federal de Cultura, profundizando su rol protagónico y aumentando su capacidad ejecutiva. Cuando ejercí la función en las áreas de cine y cultura, el mejor aprendizaje lo adquirí de los eficientes funcionarios provinciales de cultura de provincias como Formosa, San Juan, Tucumán, Jujuy, La Pampa, Mendoza, La Rioja, Catamarca, San Luis, Corrientes, Santiago del Estero, Santa Fe o Chaco, por nombrar solo algunas de las que mantuvieron gestiones con cierta continuidad. Aclarando incluso que no todas eran de signo peronista. Ese diálogo sentó las bases de las grandes transformaciones en el período que más espacios de cultura se edificaron en toda la Argentina y en particular en el interior. Durante la presidencia de Cristina se inauguraron más de cien Casas de Cultura del Bicentenario mediante un programa conjunto de Presidencia y Cultura con los Ministerios de Trabajo y de Planificación y las Comunas provinciales. La lista de grandes centros culturales construidos es sorprendente: en Mendoza, el formidable Centro Cultural Julio Le Parc, en San Juan el Museo Provincial de Bellas Artes, en el Chaco la Casa de las Culturas, en Santiago del Estero el Centro Cultural del Bicentenario, en Misiones el Centro del Conocimiento, entre muchos otros espacios. Fue también el auge de los Espacios INCAA, incluyendo el gesto soberano de abriren 2004 una sala de cine, Espacio INCAA en la base científica Carlini (ex Jubany), en la isla 25 de Mayo de la Antártida argentina.

La Cultura en la Villa 21

Estoy convencido que federalizar es también aprender de experiencias inéditas de gestiones provinciales lamentablemente desconocidas por el centralismo comunicacional que nos afecta y que es esencialmente cultural. Basta un ejemplo: mientras en la ciudad de Buenos Aires faltan vacantes escolares, en Formosa se construyeron más de 1370 escuelas, 314 de ellas orientadas a la población originaria y a la Educación Intercultural Bilingüe. Hay en esa provincia mas de seiscientos docentes de modalidad aborigen (MEMAS) de las comunidades Wichí, Qom y Pilagá. Y centenares de alumnos de esas etnias han ingresado al nivel terciario e incluso a la Universidad. Es el tema de mi reciente película “La palabra originaria” (disponible sin cargo en https://octubretv.com/videos/pelicula-destacada/la-palabra-originaria/ ) filmada además con un equipo integrado por profesionales formoseñas y alumnos de la Escuela local de cine delegación del ENERC dependiente del INCAA.

Otra experiencia descentralizadora y federal de la etapa anterior. ¿Porqué se tergiversan u ocultan logros semejantes? Basta con comprobar que en los casi cuatro años de la presidencia de Macri, el gobierno de Gildo Insfrán inauguró 174 escuelas nuevas. Esto deja muy mal paradas a las gestiones educativas de Vidal o de Larreta y explica ciertas campañas difamatorias. Cortinas de humo donde las verdaderas víctimas son los que respiran el mensaje tóxico de la mentira y el odio. Por eso agrego el link de la película. Exhibida en numerosas universidades e instituciones educativas, lo primero que ha sorprendido es el modo en que se ha tendido un manto de ocultamiento o intento de desprestigio del modelo de gestión formoseño. Encontramos incluso en el monte profundo del territorio provincial  escuelas que no se ven en la ciudad de Buenos Aires, con programas educativos, de vivienda y de salud, cuya equidad e interculturalidad es paradigmática para una sociedad que se proponga igualitaria. “La palabra originaria” se estrenó en el presente “Año Internacional de las lenguas Indígenas”, declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Lo que comprueban las imágenes y testimonios, debería llenar de orgullo a cualquier argentino más allá de su bandería política. Hablar de federalismo cultural es también romper la falsa concepción de un país llegado exclusivamente “de los barcos”. Es imprescindible pensar la cultura como motor para recomponer el entramado social en clave federal y fomentar un modelo de comunicación y de oportunidades realmente nacional, desde Ushuaia a la Quiaca. No habrá una verdadera conciencia de ciudadanía, sino se consolida esta con su verdadero sentido de integración nacional, de carácter multicultural y por ello, profundamente federal.