OPINIóN
Nazismo

El Estado y las organizaciones de la sociedad civil deben promover políticas educativas y de memoria

En el marco de la conmemoración del Día del Holocausto y del Heroísmo, si los discursos de odio y las amenazas no se detienen a tiempo, llega la violencia extrema.

Acto Central de conmemoración del Día del Holocausto y del Heroísmo. Sala Sinfónica del CCK
Acto Central de conmemoración del Día del Holocausto y del Heroísmo. Sala Sinfónica del CCK | Acto Central de conmemoración del Día del Holocausto y del Heroísmo. Sala Sinfónica del CCK

Estoy convencido que el Holocausto no tuvo la última palabra porque somos muchos quienes, 74 años después, mantenemos viva la memoria de millones de personas que fueron horrorosamente asesinadas por el nazismo tras ser privadas de su humanidad. Las honramos, traemos a nuestro presente sus tremendas historias, intentamos imaginarnos las condiciones extremas en las que transcurrían sus días y nos unimos en homenaje para perpetuar el recuerdo.

Lo hacemos con la convicción que debemos asumir cuando sabemos que existen ignorantes que desconocen la tragedia y asesinos en potencia que niegan el exterminio en manos del régimen nazi. Esto se torna más grave aun cuando observamos cómo los movimientos xenófobos crecen en el mundo hasta alcanzar, en muchos casos, espacios de poder con pretensiones hegemónicas.

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A través de las acciones y las palabras, quienes tienen responsabilidad política pueden generar las políticas de estado necesarias para la convivencia, la inclusión, y la justicia. Pero, también pueden hacer todo lo contrario. Por eso vemos con horror cómo en varios países, distintos líderes políticos replican discursos xenófobos y fascistas. Sus palabras tienen consecuencias graves, sobre todo para los Colectivos que quedan desprotegidos frente a tantos mensajes de odio.   

Se trata de una fuerte advertencia para todos nosotros: si los discursos de odio y las amenazas no se detienen a tiempo, llega la violencia extrema. Por eso es imprescindible que desde el Estado y desde las distintas organizaciones de la sociedad civil se promuevan y se sostengan políticas educativas y de memoria para contrarrestar esta alarmante tendencia.

La muerte y la destrucción que generó el régimen nazi fue derrotada gracias a los sobrevivientes que dan testimonio, transmiten y encarnan el recuerdo de los seis millones de judíos que jamás se rindieron frente al plan de aniquilación implementado por el nazismo.

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Fue en el Gueto de Varsovia donde las formas de resistencia se evidenciaron en toda su dimensión. Casi medio millón de personas que vivió confinado  y rodeado por kilómetros de muro se sobrepuso una y otra vez a los constantes e incesantes intentos de los nazis de doblegar su condición humana antes de ser deportados  a los campos de exterminio.

Resistieron hasta las últimas consecuencias, algunos recurriendo a las armas, otros manteniendo las tradiciones judías pero todos con la misma dignidad y hasta límites desconocidos. Frente a la maquinaria del terror, aquellos judíos se convirtieron en héroes aún sin quererlo.

Nosotros también tenemos la obligación de que el Holocausto no tenga la última palabra. Para eso, los jóvenes deben tomar el legado de los sobrevivientes para jamás dejar de recordar.  Son ellos quienes mantendrán viva la memoria de todos aquellos que sufrieron la Shoa: de los sobrevivientes que aun dan testimonio y de quienes lamentablemente ya no están y que fueron privados de ver crecer a sus hijos y nietos, de vivir una vida digna.

* Presidente de la Daia.