Una pandemia originada en China, a partir de un virus que pasó de un animal (murciélago) a los humanos y que, desde allí, se extendió a diversos países del mundo; la OMS y los diferentes organismos de salud pública nacionales encarando campañas de prevención y ordenando cuarentenas en distintas poblaciones para contener la epidemia, en medio de la falta de información, las fakenews, y el desabastecimiento de productos básicos para la salud, en farmacias y grandes tiendas; laboratorios que emprenden la carrera por lograr la vacuna y definir los medicamentos más adecuados para su tratamiento.
Este es el argumento de la película Contagio, del director Steven Soderbergh, estrenada en los Estados Unidos en septiembre de 2011 y que, nueve años después, volvió a estar entre los 10 largometrajes más vistos en las plataformas, todo un hito para una cinta que no es estreno.
Pandemia: el futuro de la educación, el trabajo y la producción
Finalmente, la epidemia del ficticio virus MEV-1 en el film, deja un saldo de 26 millones de muertes en todo el mundo.
Por otra parte, la actual epidemia del Coronavirus conocida como Covid-19, comenzó en la provincia china de Wuhan, en diciembre del año pasado, y ya ha superado los 130.000 casos, y algo más de 4700 fallecidos en unos ciento veinte países. Su tasa de mortalidad es, en promedio, del 3,4 %, muy por debajo del 30% que imaginaron los guionistas de Contagio.
Este 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud la ha declarado como pandemia. Pero esta pandemia del Coronavirus, no sólo está afectando la salud en muchos países, sino que además está siendo letal con la economía mundial. El Banco Asiático de Desarrollo (ADB) estimó que podría generar pérdidas económicas a nivel global de hasta USD 347.000 millones por la caída del turismo y las consecuencias negativas en el suministro de productos y en los sistemas sanitarios. De esa cifra, dos tercios impactarán en China.
En esta situación, las bolsas del mundo, el petróleo, la soja y otras commodities se desplomaron por el temor de los inversores ante el incierto escenario respecto a las consecuencias del avance de la pandemia, y los capitales de inversión buscaron refugio en el oro, el yen y los bonos del Tesoro de Estados Unidos y Alemania. El oro llegó a su cotización más alta en los últimos siete años y las tasas de los bonos norteamericanos y alemanes marcan mínimos históricos. Este es uno de los factores que empujó hace pocas horas a la FED estadounidense a una reducción en 50 puntos básicos de su tasa de interés, produciendo el mayor recorte desde la crisis financiera de 2008.
Un reciente informe de la agencia de calificación Moody’s alertó que Italia, Japón y Alemania podrían entrar en recesión y rebajó a 2,1% su pronóstico de crecimiento económico anual de los países del G-20 en el corto plazo. Si la crisis continúa más allá del primer semestre, la reducción podría llegar hasta solo el 1,4% de crecimiento.
Coronavirus: una oportunidad para nuestra economía
Efectivamente, la situación de la economía mundial atraviesa el contexto más complejo desde la crisis financiera de 2008. Luego del lunes y jueves negro de esta semana, Goldman Sachs dio por finalizada la racha alcista de Wall Street de los últimos once años, anticipando caídas de más del 30% en los mercados, respecto a los picos históricos de febrero de este año.
En el mismo mes en que el film Contagio se estrenó en los Estados Unidos hace casi nueve años, se publicó el libro “Capitalismo en riesgo: repensar el papel de los negocios”, que fue nota de tapa de la mundialmente reconocida Revista de negocios de la Universidad de Harvard (EEUU), de donde son sus autores Bower, Leonard y Paine. En esta obra, se incluyen a las pandemias en una lista de las once amenazas para el capitalismo global: “el estallido de una enfermedad infecciosa no tratable podría afectar rápidamente al comercio y a los mercados financieros en todo el mundo”. Virus más resistentes, a economía de mercado globalizada que permite y promueve el libre tránsito de personas por prácticamente todo el mundo, sumado a la inacción de los gobiernos, es el combo que destacan los
autores para el origen de las posibles crisis sanitarias que atravesará el mundo.
Una recurrente idea del management plantea que en cada crisis hay también una oportunidad, y se referencia, vaya la ironía, a la escritura china donde el ideograma de la palabra “crisis” se compone de otros dos que a su vez se traducen como “peligro” y “chance” u “oportunidad”. La crisis del Covid-19 es un ejemplo de ello, transformada en oportunidad para los laboratorios y fabricantes de productos de limpieza, alcohol en gel y barbijos, donde, por ejemplo, los gobiernos europeos han llegado a tener que tomar medidas para impedir el acopio indebido, el desabastecimiento y la suba exorbitante de precios.
Así como en nuestro país, el Ministerio de Desarrollo Productivo de Argentina tuvo que anunciar el congelamiento del precio del alcohol en gel a valores de febrero. También las plataformas de entretenimiento por internet han encontrado una gran oportunidad de expandir sus clientes, al tiempo que cines, teatros y espectáculos deportivos se quedan sin público o son directamente cancelados. La chance de algunos es la contracara de la profunda crisis del sector cultural, de eventos, turismo, transporte y comercio minorista.
Finalmente, mientras las actividades culturales y deportivas parecen ser la vedette de las cancelaciones en estos días en nuestro país, no faltará mucho para que las empresas deban asumir también su responsabilidad social y ciudadana, para evitar el traslado de millones de personas en el transporte público, y deberán dar una brusca vuelta de hoja a una cultura empresaria que, hasta estos días, consideraba como “héroes” a los empleados que van a trabajar aún enfermos, apostando fuertemente al trabajo domiciliario.