OPINIóN
Coronavirus

Pandemia: el futuro de la educación, el trabajo y la producción

Las reglas cambiaron y vamos a tener que adaptarnos a las nuevas con una velocidad nunca antes vista.

Coronavirus
Coronavirus | Gerd Altmann / Pixabay

El 2020 va a ser recordado como el año que cambio la forma de trabajar, estudiar, comprar, vender e invertir en el mundo. Porque las crisis marcan el fin y el principio de los sistemas productivos. Atrás quedarán las empresas de estilo de vida. Porque justamente cuando la vida está en riesgo se vuelve a las bases: salud, educación, seguridad, alimentos y trabajo.

Parece un siglo hoy, cuando hace una semana se discutía en nuestro país medidas que había tomado el actual gobierno relacionadas con Economía del Conocimiento, SAS, retenciones y el futuro laboral de millones de argentinos. Nadie imaginó que un monstruo emergía en forma de virus para cambiar el modo de trabajar y estudiar de millones de seres humanos.

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Hay un futuro por delante que nos enfrentará a todo lo que más tememos: escuelas desiertas. Lugares de trabajo vacíos. Empresas derrumbándose. Las reglas cambiaron y vamos a tener que adaptarnos a las nuevas con una velocidad nunca antes vista. Cambiar o morir, nunca fue tan literal.

Quizá para muchos este artículo parezca en extremo alarmista o extremista. Pero es a la vez un vaticinio de los tiempos por venir tanto como una mirada a lo que ya está pasando en otros países.

Se acerca el invierno y esa estación es el mejor escenario para esta maldición bíblica que está poniendo a emergentes y potencias en el mismo lugar: víctimas indefensas.

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Lo urgente y lo importante

Las crisis muchas veces obligan a trastocar prioridades, forzando un equilibrio permanentemente cambiante entre lo urgente y lo importante.

Todo indica que de no mediar acciones urgentes, esta enfermedad va a propagarse hasta hacer colapsar nuestro sistema de salud. El gobierno debe reaccionar ya mismo con medidas preventivas agresivas si no queremos terminar como China o Italia. En cuarentena nacional sin previo aviso. No hace falta más que mirar a nuestro vecino Paraguay.

El sistema educativo nacional, provincial y municipal. No podemos seguir creyendo que esto se va a solucionar solo y que no va a afectar a millones de niños y adolescentes que van al colegio. A esta nueva realidad se le presenta la educación online por videoconferencia como una solución inmediata para evitar el contagio. No alcanzará con el plantel estatal y necesitarán de los privados para aportar herramientas y contenidos. La educación ya nunca volverá a ser la misma.

Las industrias se verán afectadas. Bares, comercios, supermercados, peluquerías, sistemas de transporte, banca, telefónicas, etc, etc. Será un largo etc. en el cual nos veremos comprometidos.

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Un País Emprendedor

Los emprendedores debemos pensar cuales son las necesidades y enfocarnos en darle respuesta a una sociedad/humanidad que nunca estuvo preparada ni pensando que el “Armagedon” “Apocalipsis” (y tantos otros términos cinematográficos) iban a venir en formato viral del tipo gripal.

Hoy es anacrónico debatir formatos societarios ni en beneficios a obtener del estado en formato de devolución impositiva. Nos toca re-definir la palabra emprendedor y en esa re-definición muchos quedaran afuera. Nos encontramos ante el desafío de crear cosas para salvar vidas. Las nuestras, las de nuestras familias y amigos y las de toda la comunidad. Más que emprendedores debemos convertirnos en inventores, mirando como encaramos cada necesidad y el aporte de una solución.

En la reconversión la peor parte la tendrán las grandes empresas. Ellas deberán re-significar el trabajo, el empleo, las ventas, las compras. Las relaciones con la comunidad. Su aporte y contribución en este escenario de catástrofe. Es el momento en el cual muchas de ellas valdrán por lo que realmente generan en calidad de vida de las personas. El valor intrínseco de una marca dejara de ser lo que cotizan sus acciones para capitalizar su aporte a la sociedad. Estamos frente a un escenario donde el “dar” será lo que marcara el futuro antes que el “recibir”.

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La humanidad enfrente un desafío productivo como nunca antes tuvo. Un desafío global. Donde industrias básicas de ”commodities” volverán a ser las estrellas de las inversiones. Nunca valió tanto dar de comer. También las industrias de la salud serán protagonistas.

 

El Estado debe hacer

Habrá un escenario de catástrofe para los gobiernos. Se expondrá claramente quienes son aquellos líderes que priorizan la solución a la ideología.

La escasez de recursos implicara ajustes de personal del estado que no forme parte de los servicios imprescindibles. Se terminara el rol del estado como oficina pública, para convertirse en un estado facilitador remoto. Será la hora de la verdad. Veremos cuantas personas realmente necesita un país en un despacho público para funcionar. Pero también se expondrán aquellos que siempre han vivido del estado y su aporte.

Llegó la hora de los políticos diciéndole la verdad a su pueblo. Quienes subestimen o mientan deberán irse. Quienes no sean aptos no podrán seguir disimulado.

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Por último el rol de los inversores no será menos dramático. Miles estarán llorando pérdidas por haber apostado a empresas “snob” y sin nada que aportar para hacer del mundo un lugar mejor. Las pérdidas serán tremendas.

Es aquí. Es muy triste. Pero es ahora. Llegó el momento de decidir que hacemos por nuestro país y el prójimo. Tiempo de cuidarnos entre todos evitando más contagios. De acudir en ayuda. Ya se terminó el “sálvense quien pueda” porque hoy no hay lugar en el mundo hacia donde podamos escapar.

Presidente de la Unión de Emprendedores de La RA.