OPINIóN
Elecciones 2019

En la Argentina deberían autorizarse los candidatos independientes

Los partidos deben modernizarse y se debe habilitar las candidaturas independientes, práctica habitual en democracias participativas. Escribe Luis Rosales, candidato a vicepresidente del Frente Despertar.

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Elecciones presidenciales. | CEDOC

En las últimas semanas junto a José Luis Espert protagonizamos una verdadera odisea. A las ya de por sí complejas trabas y barreras burocráticas que el sistema impone a cualquiera que intente presentarse como candidato en una elección, se le sumaron las trampas casi delictivas en que incurrió el gobierno de Cambiemos a través de sus nuevos operadores peronistas, todo para que nuestras candidaturas no pudieran prosperar.

Mucho ya se habló del “acuerdo” de último momento que el Senador Pichetto junto al Ministro Ritondo  “celebraron” con el Dr Asseff, a través del cual se  intentaba demoler el instrumento legal necesario para poder competir. El trueque fracasó y al decir algo modificado de Nietzsche “lo que no te mata te fortalece”.

Casi sin darse cuenta el gobierno que vino a cambiar para mejor las prácticas políticas del kirchnerismo, no solo ha contribuido decididamente a la instalación de la candidatura anti sistémica de José Luis Espert, sino que también le ha permitido expandir el contenido de su obra literaria. Sin dudas, sus futuros libros tendrán nuevos capítulos referidos a la política y las elecciones. Estos asuntos merecen integrar la lista de los elementos constitutivos del viejo orden argentino que merecen ser “detonados” si queremos construir una sociedad verdaderamente moderna, al igual que el viejo sistema de privilegios económicos que se denuncia en “La Argentina devorada”.

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Además de quitarle la careta a varios personajes, toda esta historia puso en el centro de la escena la hipocresía y sinsentido de nuestro sistema de partidos y de nuestras prácticas electorales. Todo funciona mal en este aspecto: afiliaciones dudosas, avales polémicos, autoridades discutibles, procedimientos sospechosos, financiamiento muy oscuro. Siempre presentado como óptimo en lo teórico pero devenido en un verdadero bazar de compra y venta en lo práctico. Una verdad que todos saben pero que nadie pretende cambiar… ni “Cambiemos” lo encaró. Esta maraña burocrática, casi imposible de cumplir por parte de gente común que quiera participar en la vida política activa, se ha transformado en una verdadera barrera de entrada casi inexpugnable. En la Argentina para participar activamente en política, o hay que ser súper millonario como Macri, o conseguir que algunos de los partidos o burocracias existentes accedan graciosamente a compartir alguno de sus cargos electivos. Por eso, en la práctica, los políticos ejecutan cada dos años diferentes versiones del juego de la silla, generando una sensación de que siempre son los mismos sin importar demasiado a qué bando pertenezcan.

Surge imprescindible cambiar de raíz todo el sistema. Los partidos deben modernizarse y transparentarse, permitiendo las candidaturas independientes que son ya práctica habitual en otras democracias más participativas. Cada vez son más los países que autorizan a que ciudadanos fuera de las estructuras políticas establecidas, puedan presentarse en las elecciones para competir por cargos legislativos o ejecutivos. Así las cosas, en Australia, Nueva Zelanda, India, Pakistán, Filipinas, Malasia, así como también en más de la mitad de la Unión Europea y en los EEUU, se puede acceder a estas posiciones sin necesidad de pertenecer a algún partido preexistente. En la actualidad, los presidentes de Bulgaria, Croacia, Finlandia, Georgia y Portugal, entre otros, fueron elegidos como independientes.

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A este capítulo debe sumarse la necesaria modificación del oscuro y obsoleto sistema de votación argentino. Toneladas de papel tirados a la basura porque los punteros políticos de los partidos mayoritarios tienen la costumbre de “robar” en los cuartos oscuros la posibilidad de los ciudadanos de votar libremente. Un delito flagrante que todos consentimos. Otra aberración lo constituyen los miles y miles de empleados pagos, la mayoría públicos, que durante el día del comicio se conocen como “fiscales”, otra barrera casi infranqueable para los que vienen de afuera. En contraste, el Primer Ministro de la India, el hombre más votado de la Tierra, es electo por un sistema de voto electrónico que no se pone en duda y que funciona en forma transparente, a pesar de tratarse de casi 900 millones de electores en un territorio aún más grande el de nuestro país. Lo mismo sucede en Brasil y en la mayoría de los estados de los EEUU.

En la Argentina la cosa no da para más, es imprescindible erradicar de cuajo todo este sistema, terminando con los privilegios aberrantes de la casta política o corremos el serio riesgo de poner en tela de juicio la legitimidad de la democracia  como forma de gobierno, algo extremadamente grave para un país que derramó mucha sangre en aras de consolidar los derechos políticos de sus habitantes. 

(*) Precandidato a vicepresidente Frente Despertar.