Uno de los problemas mundiales, junto con el cambio climático, es la necesidad de protección penal ambiental global, por medio del derecho internacional penal y los derechos humanos ambientales.
Se requiere de modo urgente la incorporación en la agenda política internacional del tema, para que los líderes mundiales asuman el gran desafío que demanda la protección penal ambiental internacional. El propósito debe consistir en evitar las graves agresiones ambientales que puedan poner en riesgo el futuro de la humanidad, afectando los derechos humanos y no humanos.
Es cada vez más imperiosa la necesidad de que se logren acuerdos y se establezcan sanciones penales internacionales, para mitigar los crímenes, delitos o graves agresiones ambientales relacionadas con las conductas humanas y, principalmente, los cometidos por las empresas multinacionales en connivencia con funcionarios públicos o Estados corruptos.
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Algunos ejemplos son las ecomafias, el tráfico de medicamentos, de alimentos peligrosos para la salud, y de flora y fauna, que por su importancia los coloca dentro de los delitos transnacionales más rentables para el crimen organizado.También, la contaminación de las aguas, la fumigación con agroquímicos, las cuestiones relacionadas con la extracción de petróleo no convencional, la minería y los inmigrantes ambientales, entre otras, que pueden afectar a regiones enteras.
Así ocurrió en los casos de Chernóbil, Bhopal, Abra Pampa, Texaco, Exxon Valdez, el buque Prestige, la Talidomida, el aceite de colza, el Lederpray, la leche adulterada en China, Fukushima y la fumigación con agroquímicos en la Argentina.Es necesario determinar si algunos de aquellos sucesos u otros de mayor magnitud que puedan ocurrir en el futuro deberán contemplarse como delitos internacionales y crímenes contra la humanidad.
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En la Argentina deben acentuarse los cuidados acerca de cómo se desarrollan algunas de esas actividades riesgosas, como la explotación minera y del yacimiento de Vaca Muerta, junto con sus posibles consecuencias ambientales, por el derrame de petróleo y los desechos remanentes a su extracción, para evitar posibles catástrofes ambientales.
A fin de dar respuesta a esas y otras cuestiones,como los genocidios ambientales o ecocidios, resulta necesario que se creen instrumentos internacionales en la materia y un Tribunal Penal Ambiental Internacional, o bien que se determine la competencia de alguno de los existentes para juzgar los crímenes o graves agresiones ambientales internacionales.
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De lograrse, deberá invitarse a los países que suscriban esos acuerdos a adaptar su legislación interna y crear fiscalías y tribunales penales ambientales, para investigar delitos ambientales complejos, cuando el daño no trascienda sus fronteras.
La comunidad internacional debe prepararse para reconocer a los crímenes, delitos o graves agresiones ambientales en el ámbito internacional y al correspondiente sufrimiento y violación de los derechos humanos y no humanos por estos aberrantes ataques, que pueden alcanzar una magnitud aún desconocida.
No caben dudas de que pasará tiempo hasta que estas ideas puedan ser adoptadas.Pero es fundamental para accionar importantes cambios,a fin de terminar con la impunidad de quienes atentan contra el planeta.
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Una actividad proactiva de la Organización de Naciones Unidas,que cree un organismo adecuado para luchar contra las graves agresiones ambientales, análogo a la Organización Mundial de Comercio, posibilitaría una pronta respuesta a este flagelo, que puede acabar con la humanidad o afectar de manera grave e irreversible el ambiente.
Además, resultará necesaria la toma de conciencia de todos los habitantes acerca de que hay que cuidar el planeta y exigir a las autoridades responsables su protección de la forma más eficiente y sustentable posible, porque es el único camino para permitir la subsistencia de la humanidad.
* Docente de la Universidad de Belgrano en Derecho Penal y Ambiental, autor del libro “Crímenes, delitos o graves agresiones ambientales nacionales e internacionales”.