El golpe contra Evo Morales removió la memoria de los golpes en América Latina. Más por horror que por nostalgia. Es que podría aventurarse que Bolivia es la memoria del golpismo latinoamericano. Así lo indica la cantidad de golpes militares y no militares de su cuenta historia.Con 56 putchs, Bolivia sufrió la mayor cantidad desde 1902 entre 25 países relevados que suman 343 hasta 2019.
Curzio Malaparte, el primer autor que teorizó sobre el tema en La Técnica del Golpe de Estado (Editorial Ulises, Madrid 1931) decía que el golpe de Estado no era más que un «recurso de poder cuando se corre el peligro de perder el poder». En el caso boliviano fue por haberlo perdido en 2006 a manos de Evo Morales y el MAS apoyado en poderosos movimientos indígenas y la COB. La media verdad de Malaparte sirve para saber que las clases dominantes acuden a este recursode guerra civil cuando se les agotan los mecanismos de dominio constitucional y parlamentario.
El siglo de los golpes
Cuenta el historiador ecuatoriano Virgilio Rafael Beltrán, que en 1968 el 62% de Latinoamérica, África, Medio Oriente y Asia Sudoccidental, estaban «gobernadas por dictaduras militares». En la casi totalidad de los países de América latina aquellas dictaduras surgieron de golpes de Estado, mientras que en las otras regiones brotaron de guerras, la aparición y desaparición de estados, revoluciones y cosas por el estilo.
Un neo golpe de Estado y un juego imposible en Bolivia
Con base en la biblioteca de CLACSO, la cuenta del total de pronunciamientos militares documentados en 25 países (sumadas las dictaduras largas y los golpes que duraron poco), desde 1902 hasta la última jugarreta golpista en Bolivia 2019, nuestro continente padeció 343 golpes de Estado. Esta suma combina los de tipo militar y aquellos que integraron a otras instituciones como la Iglesia, gremios empresarios, cuerpos policiales, alguna central obrera o estudiantil, o como en la Bolivia de Evo Morales, “grupos cívicos” y pentecostales que encubrieron corrientes de vocación fascista de Santa Cruz.
Bolivia es el país donde se registraron más golpes militares en el siglo XX: 56, superando a cualquier país en el mismo lapso, desde el golpe a Salamanca en 1934, en plena Guerra del Chaco hasta noviembre de 2019.
Curiosidades del golpismo y golpistas
Le sigue Guatemala, con 36 golpes, desde 1944. Perú, 31; Panamá, 24 (aquí se registra el primero del siglo XX en América Latina, ocurrido en 1902, cuando los ingenieros de la Compañía que construía el Canal se alzaron en armas, ocuparon el Palacio de gobierno y lograron la separación del Istmo de Colombia, en acuerdo con los enviados de Roosevelt y una parte de la burguesía colombiana.
En Ecuador se cuentan 23 asonadas. Cuba tuvo 17 hasta 1952; Haití 16 hasta 1995. Santo Domingo, 16 golpes; Brasil cuenta 10 golpes. Argentina, seis, entre el que le propinaron a H. Irigoyen en 1930 y el último fracasado,bajo el mando del coronel Mohamed Seineldín en diciembre de 1991. Sin embargo, la vidriosidad de su vida política produjo una treintena de planteos militares entre 1959 y 1969: algunos terminaban en «renuncias» estilo Evo Morales o Chávez 2002.
México vivió un sólo golpe militar putchista, en 1929. Esta “anormalidad” se explicaporque sus FF.AA. fueron integradas al Estado como institución co-gobernante, un fenómeno similar al de Cuba (desde 1959), Nicaragua (desde 1979) y Venezuela desde 2013. Antes de la Venezuela bolivariana, este país petrolero conoció 12 golpes entre 1908 y 2002.
Los hijos de Evo Morales llegaron a la Argentina en busca de refugio
En Colombia, el país más violento del continente junto con México, se vivieron 8 golpes, entrecruzados por la más larga guerra civil del continente y las guerrillas más poderosas y perdurables, razón por la que fue el primer país del mundo que experimentó el Napalm, casi 10 años antes que Vietnam.
En el resto del Río de la Plata fueron pocos. Uruguay sólo tuvo 5 golpes, como Chile que apenas registra 6 en casi 100 años. En las islas-Nación de Jamaica, Guyana, Grenada y Trinidad & Tobago y el territorio de Surinam, se produjeron 15 cuartelazos desde 1965, para voltear regímenes democráticos de izquierda y/o militares.
Desde el año 1983 bajó la estadística de los golpes militares en América Latina. Eso no impidió que se registraran unos 10 cuartelazos entre aquella fecha y 2009.
Son suficientes para saber dos cosas: ya no son tantos los que se atreven (casi ninguno triunfa y si triunfa se sostiene poco tiempo), ni fueron tan pocos: Un golpe cada casi 18 meses. Desde 1985, con el retiro de Junta Militar brasileña, en las sociedades latinoamericanas y más allá, cuajó un rechazo masivo a toda forma golpista. Esa impronta de época cruzala opinión pública hasta hoy.
Crisis en Bolivia: cuando las prácticas criminales se esconden tras la “legalidad”
El golpe contra Evo retoma algunos elementos de los viejos golpes triunfantes de las décadas de los años 50, 60 y 70. Pero no logra repetirlos en las escalas y magnitud de tragedia que fueron los de décadas pasadas. Menos en Bolivia, cuya tradición insurreccional llevó al sociólogo René Zavaleta a definir su país como ”La sociedad más francesa de América Latina”.
En el mismo sentido el historiador chileno Gabriel Salazar Vergara aporta una conclusión correcta: Ni Piñera ni el golpismo de Bolivia, ni Bolsonaro en otro contexto, se atreven a ocupar militarmente las ciudades ni a perpetrar masacres como desearían e hicieron hasta medio siglo atrás. Esto no asegura nada pero alienta la esperanza.