OPINIóN
Revolución digital

El streaming vino para quedarse

Entre algunas de las consecuencias que trajo la pandemia es el uso del streaming. Qué es y cuáles son sus beneficios.

Netflix Lands ‘Seinfeld’ After Latest Streaming Bidding War
Netflix Lands ‘Seinfeld’ After Latest Streaming Bidding War | Bloomberg

El streaming es el protagonista actual de una nueva etapa de la revolución digital. Si bien hace más de 10 años realizamos eventos en este formato, ya sea enteramente vía streaming o híbridos, sin lugar a duda es una nueva era, de transición sobre todo para las organizaciones que se vieron forzadas a utilizar estas herramientas para seguir conectados con sus públicos.

Antes de la pandemia, ni se consideraba la posibilidad de hacer un evento 100% virtual, mucho menos contratar un estudio puntual para alojarlo. En ese sentido, el 2020 marcó un antes y un después, en algún punto llegó para quedarse, cuando se normalice la situación post-COVID, como por ejemplo en casos de webinars, capacitaciones o conversatorios abiertos.

Siendo que como televidentes, usuarios de smartphones y computadoras estamos acostumbrados a consumir productos a través de pantallas hace ya varias décadas, sabemos que todo espectáculo o evento en vivo genera más “engagement”, es decir,  interpela más que en un material grabado. Esto fue una premisa importante para la televisión en su momento, y lo es hoy también para el contenido digital.

Pero no solo esto. A su vez, y a diferencia de las limitadas conexiones de canales o transmisiones por cable o satelitales, una de las cualidades que más puertas abre para el contenido en tiempo real es la posibilidad de reproducirlo a nivel global.

Antes de la pandemia, ni se consideraba la posibilidad de hacer un evento 100% virtual

De todas formas, ya que se trata de un tipo de conexión accesible a dispositivos portátiles hoy en día comunes, que hace posible el encuentro virtual en grupos de todo tipo, no podemos decir que solamente se instaló a nivel de negocios, sino que fue ganando un espacio en nuestra vida personal también.

En este punto también el 2020 nos dejó un aprendizaje: antes de la pandemia, probablemente todos hubiéramos afirmado sin dudarlo demasiado, que existen públicos para eventos presenciales y públicos para eventos por streaming. Hoy, todos nos hemos adaptado a esta nueva normalidad en mayor o menor medida, incluyendo los encuentros y el entretenimiento, de los que nunca dejamos de formar parte, aún en las circunstancias más inciertas. Y, por otro lado, todos nosotros comprendimos que nada reemplazará el “cara a cara”, que gracias a la pandemia revalorizamos, y que antes dábamos por sentado.

Nada reemplazará el “cara a cara”, que gracias a la pandemia revalorizamos

Después de casi un año de la masividad del streaming, es posible concluir que sus ventajas comparativas le dan un respaldo importante a la hora de seguir apostando a su perfeccionamiento para sostenerlo en el tiempo: permite un mayor control de riesgos (reduciendo el movimiento de gente para concurrir a eventos o visualizaciones físicas), es relativamente más económica por menores costos operativos, fomenta la sustentabilidad (en tanto reduce la emisión de CO2), y permite que más cantidad de personas puedan acceder a un contenido o evento, ampliando los alcances de las convocatorias, y en consecuencia, también las repercusiones.

Pero, como en todo, la solución no es mágica. Por más que existan dichas facilidades, la clave para una apuesta efectiva, memorable y de impacto, es entender que el desarrollo con este tipo de soportes no se agota al contratar un Zoom Pro. El diferencial entre una acción más y una acción destacada está en la innovación y disrupción con la que se encaran las diferentes etapas del proceso: brief, concepto, naming, generación de key visuals, pre-marketing, convocatoria, desarrollo y amplificación posterior. El streaming permite que las campañas de marketing tengan mejor alcance, eso es cierto. Y no solo puede, sino que, para lograrlo, debe estar incluido en toda la campaña.

En este escenario, el desafío más grande es poder demostrar un sello distintivo mediante la creatividad, que trascienda la pantalla para conectar desde lo emocional con la audiencia, dejando una huella que haga de esa interacción virtual una experiencia memorable, ya que la gente se encuentra saturada de contenido, especialmente el digital.

*Especialista en estrategia y negocio de marketing.