OPINIóN
derecho

Patrimonio colectivo

imagen default
| Cedoc

Las decisiones que deberá adoptar la Corte Suprema de Justicia son eventos sintomáticos de una situación más generalizada.

¿Hasta dónde llega la falta de legitimidad de la Justicia? ¿Cuán evidentes son las presiones de otros sectores de interés en las decisiones judiciales? El escenario es preocupante, las culpas compartidas.

Se ha dicho que los déficits del Poder Judicial en materia de legitimidad se deben a su falta de independencia, la imagen pública de corrupción e incompetencia, la falta de diversidad, y las obvias limitaciones en el acceso a la Justicia para grandes sectores de la población. No muchos saben cómo funciona efectivamente la Justicia, y su tarea no es de las más sencillas porque existen intereses en juego y, por definición, las expectativas de alguien siempre van a ser relegadas.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

La profesionalización de la función judicial es uno de los grandes logros de la humanidad. No obstante, debemos propender activamente a un fortalecimiento institucional con tinte humanista. La dogmática no puede seguir teniendo todas las respuestas.

La solución se encuentra seguramente en la democratización judicial, entendida en términos de información, en tanto los jueces han cultivado durante mucho tiempo una “cultura del silencio”, que se opone a la “cultura de la transparencia”. Todos precisamos conocer cómo opera verdaderamente la mecánica administradora de justicia, y al mismo tiempo es imperioso para los jueces “caminar la sociedad”, implicarse en los fenómenos colectivos y las necesidades del hombre en sociedad.

Para que haya justicia necesitamos verdaderos juristas, no meros técnicos del derecho, que entiendan las dimensiones vivas del mundo jurídico, que indaguen sobre lo social y lo cultural, pero con un fin: poder comprender al hombre íntegro, a la persona humana en su plenitud.  Hay que hacer que el derecho vuelva a encontrar su esbeltez. Y no volverá a encontrarse sino con la condición de no concebirse ya tan solo en forma de reglas, sino en forma de principios.

 

*/**Presidenta y secretario de la Sala de Derecho y Sociedad (IDI-CJ) de la Universidad Blas Pascal.