OPINIóN
Mal de invierno

Pérdidas de gas, los errores más comunes

Al ser imperceptible, el monóxido de carbono que emana de un artefacto que funciona mal es extremadamente peligroso: provoca mareos, vómitos, pérdida de conocimiento e incluso la muerte. Cinco cosas básicas para estar protegidos.

Tarifa Social de Gas
Así podés sacar la Tarifa Social de Gas | Pixabay

Con la llegada del frío, los ambientes se cierran, se encienden estufas y hornallas, y muchas veces se olvida lo esencial: revisar si todo funciona bien. Un artefacto que estuvo apagado durante seis meses puede representar un verdadero peligro si no está en condiciones.

En este contexto, es fundamental entender qué es el monóxido de carbono (CO): un gas altamente tóxico, invisible, sin olor ni sabor, que se genera cuando un artefacto de combustión (como una estufa o un horno) no quema el gas de forma completa, por falta de oxígeno o por mal funcionamiento. Al ser imperceptible, es extremadamente peligroso: sus efectos van desde mareos y vómitos hasta la pérdida de conocimiento y la muerte, muchas veces sin advertencia previa.

Cada año se registran accidentes que podrían evitarse con simples medidas preventivas. Por eso, repasamos a continuación cinco errores frecuentes que pueden poner en riesgo tu vida y la de tu familia:

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Encender artefactos sin revisión previa: Este es uno de los errores más peligrosos y comunes. Un artefacto de gas en mal estado puede tener obstrucciones o fugas que no se ven a simple vista. Por eso, la revisión anual, especialmente antes del invierno, debe ser realizada por un gasista matriculado. No alcanza con “ver que encienda”: una combustión deficiente puede generar monóxido, y una pequeña pérdida puede transformarse en una amenaza silenciosa.

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Tapar rejillas de ventilación: Con el frío, muchas personas optan por bloquear las rejillas para evitar corrientes de aire, sin saber que están anulando una de las principales barreras de seguridad. Las rejillas garantizan la correcta ventilación de los ambientes y la renovación del oxígeno, además de permitir la salida de gases tóxicos. No deben obstruirse bajo ninguna circunstancia.

El color de la llama: Un indicio clave de que algo no está funcionando bien es el color de la llama. Debe ser completamente azul. Si es amarilla, naranja o roja, indica una combustión incompleta, lo que genera monóxido de carbono. Vigilar este detalle puede prevenir una tragedia.

Usar el horno para calefaccionar: Aunque parezca una solución rápida, usar el horno o las hornallas para calentar ambientes es una práctica extremadamente riesgosa. Estos artefactos no están diseñados para calefacción continua. Al utilizarlos de ese modo, aumentan las probabilidades de intoxicación por monóxido. Nunca deberían reemplazar una estufa o un sistema adecuado de calefacción.

Postergar soluciones: A veces, frente a un leve olor a gas o una sospecha de pérdida, muchas personas prefieren “esperar un poco” antes de actuar, ya sea por temor al costo, por desconocimiento o por miedo a tener que romper paredes o pisos. Este es un error peligroso: cualquier indicio, por menor que parezca, debe tomarse en serio.

Hoy existen alternativas técnicas que permiten detectar y reparar pérdidas de forma rápida y no invasiva. La nueva Norma NAG-23, aprobada por el ente regulador ENARGAS, autoriza el uso de resinas sellantes para uniones roscadas con fugas, sin necesidad de hacer obra. Estas soluciones, inspiradas en modelos europeos, ya se aplican en el país y ayudan a resolver problemas antes de que se agraven.

La prevención es clave: revisar los artefactos una vez al año, no tapar rejillas, controlar la llama, evitar usos indebidos y actuar a tiempo ante cualquier señal pueden marcar la diferencia.

Al detectar olor a gas, hay que abrir puertas y ventanas, no tocar interruptores eléctricos y llamar de inmediato a la empresa distribuidora.

* especialista en detección y reparación de fugas