OPINIóN
Un hombre profundo

Reportaje a Francisco: el Papa que sabe que no sabe

La entrevista de casi 3 horas de Jorge Fontevecchia revela a un líder religioso que parece más científico que místico. Reflexiones más allá de la coyuntura.

Reportaje de Jorge Fontevecchia al Papa Francisco.
Reportaje de Jorge Fontevecchia al Papa Francisco. | Prensa Vaticano

Acabo de leer el reportaje en preparación al Papa Francisco que este sábado y domingo se verá por Net TV y el domingo saldrá completo en la edición del diario Perfil y en perfil.com. Fue realizado este jueves en el Vaticano por Jorge Fontevecchia. El encuentro se extendió casi por 3 horas y el contexto fueron los diez años que se cumplen de Jorge Bergoglio al frente de la Santa Sede.

Son más de cien mil caracteres, lo que augura una extensión inédita para un reportaje. Casi un libro breve.

Lo más sorprendente no es que en una entrevista tan extensa con el fundador de Perfil, el Papa haya tocado temas como su regreso a la Argentina, el aborto, los casos de pedofilia dentro de la Iglesia, su historia política, la relación con Cristina Kirchner, los conflictos internacionales, el fenómeno de las iglesias evangélicas o los hechos más destacado de su papado.

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Lo sorprendente es leer a un hombre profundo. Una cualidad que no debería asombrar siendo él una persona formada, pero su profundidad deja en evidencia la superficialidad que se suele encontrar entre la dirigencia, no solo nacional.

Por momentos más científico que místico, este líder religioso hace una interpretación teológica del Big Bang, explica la idea de “mito” como una forma de conocimiento, responde sobre Kant, Fukuyama, Hegel, habla del concepto de “infierno” más allá de lo simbólico, reivindica al “buen ateo” y se rebela frente a los “jóvenes almidonados en serie, nada de pecados, piezas de museo”. Y, a gusto con la plasticidad de las palabras, explica por ejemplo un neologismo de cuño propio como “indietrismo” y critica las ideologías que “despotencializan las diferencias”, la “cropofilia” de los medios de comunicación y la “desarmonía argentina”.

Pero tampoco estas reflexiones poco coyunturales, que van a interpelar y seguramente provocarán nuevos debates, resultan lo más llamativo de esta entrevista.

Lo que impacta y denota la profundidad de un dirigente distinto, es la cantidad de veces a lo largo de tres horas en las que responde, simplemente, que no sabe la respuesta.

Frente a la asertividad de época, Bergoglio duda. Frente a aquellos entrevistados de respuestas rápidas, este Papa se reconoce como “una persona limitada”. Frente a las definiciones cerradas y simplistas, tan habituales entre comunicadores y políticos, este Papa sorprende con un “no sabría decir” o un “no sé, tendría que estudiarlo”.

Cuando esa asertividad de época hasta pretende hacer pasar a las ciencias sociales por ciencias exactas, su moderación parece una rebeldía, un gesto de incorrección política inesperado para quien lidera una organización con más de dos mil años de tradición.

Esa es la gran revelación de esta nota atípica. Y es la virtud de este argentino que hace una década llegó al Vaticano desde el fin del mundo. Mientras los demás saben, él sabe que no sabe. No es poco.