La estrategia comunicacional de La Libertad Avanza pareciera ser la de colocarse en el centro de la agenda mediática, más allá de la factura del contenido que enuncie. Una vez conseguida una cantidad significativa de “me gusta” en red, el objetivo pareciera estar logrado en primera instancia. No obstante, durante esta semana, Ramiro Marra primero y Emilio Ocampo después sentaron polémicas apreciaciones acerca de nuestra identidad y de nuestra historia, agregando contenido a la comunicación. El primero sacó a relucir la ciudadanía española y de alguna manera volvió a pedirle perdón al Rey, como lo hizo Macri en otra oportunidad. Aunque Marra fue un poco más audaz y avanzó en la batalla cultural que pregona el líder de la agrupación, al señalar que el antihispanismo de Pakapaka lo ofendía en su condición de español que le otorga su doble ciudadanía. Recuerdo que, por un lado, la doble ciudadanía es un deseo compartido por miles de argentinos sin discriminación ideológica y, por otra parte, aunque resulte algo excéntrica la declaración de Marra, recuerdo que hasta no hace mucho tiempo y desde 1917 por un decreto presidencial de Hipólito Yrigoyen, se conmemoraba el día de la raza, en un homenaje a la madre patria con fiestas escolares alusivas, sin contar que, en mi infancia escolar lejana, nos disfrazaban de indios y conquistadores respectivamente. Recién fue en el año 2010, bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner que dicha celebración mutó su contenido para llamarse Día de la Diversidad Cultural, en homenaje a las víctimas originarias de la conquista. Incluso, la reivindicación de los pueblos originarios y su identidad como postura política es novedosa en las agendas de campaña. Incluso, hasta hace poco tiempo, antes del reto de Chávez a Cristina, el monumento a Cristóbal Colón hoy exiliado en la Costanera estaba a metros de la Casa de Gobierno mirando hacia Europa y, al tratarse de un regalo de la comunidad italiana, subrayaba nuestros vínculos con la comunidad. Para agregar elementos de nuestra original identidad, agrego que ya desde la época del Virreinato, en donde no se sabía con precisión quién era quién, la sociedad en estas tierras era muy dinámica para la época en comparación con el resto de América Latina. En un desplante de orilleros, hijos de españoles amenazaron de muerte a Cisneros, al tiempo que juraban fidelidad al rey de España. Original acontecimiento para América del Sur. Luego las luchas civiles encabezadas por los caudillos agregaron aún mayor dinamismo en estas tierras.
La segunda intervención estuvo a cargo del candidato a la dirección del Banco Central de Javier Milei, Emilio Ocampo, que, pariente del general José María De Alvear, puso en duda la legitimidad del lugar asignado en la historia al General Don José de San Martín en el libro de Bartolomé Mitre por la exagerada relevancia del prócer en sus páginas. En síntesis, afirmó que no fue ni el padre de la Patria ni el libertador de América y lo acusa de haber recibido instrucciones del gobierno británico.
Estas afirmaciones actualizan, por un lado, versiones conocidas de la historia argentina divergentes o coincidentes, según los casos; encarnadas, por ejemplo, en la historia oficial de Mitre, en la revisionista de José María Rosa o en la materialista histórica de Milcíades Peña; y por otro lado, refuerzan las hipótesis de Pablo Steffanoni en su libro ¿La rebeldía se ha vuelto de derecha? Pregunta que puede tener una respuesta afirmativa en este original ataque de la ultraderecha a la historia oficial, escrita por Don Bartolomé.
Si Hegel decía que de tanto en tanto hay acontecimientos que remueven las aguas estancadas de la historia, en esta campaña política la derecha ha logrado desplazar el universo de sentido conocido, bajo la forma de renovadas aunque antiguas discusiones acerca de nuestra historia y de nuestra identidad.
* Sociólogo. Profesor titular regular plenario. FSOC. UBA. IIGG.
