Cuando se hace referencia a los resultados electorales del domingo 12 de septiembre, donde se celebraron las PASO para las elecciones legislativas nacionales, se habla de “la paliza del domingo”, al hacer referencia a los votos que obtuvo la oposición Juntos por el Cambio (JxC) o Juntos en algunos distritos, que obtuvo claramente una mejor performance electoral que el oficialista Frente de Todos (FdT).
Pregunto, si pretendemos una verdadera república, donde predomine la división y equilibrio de poderes, donde oficialismo y oposición se comporten como adversarios y no enemigos políticos, donde los liderazgos al interior de las coaliciones que compiten compartan poder de modo ecuánime en lugar de monopolizarlo en una sola fuerza al interior de las alianzas que conforman, si pretendemos todo esto, ¿no pretendemos acaso fortalecer la república?
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En Argentina estamos habituados a ejecutivos fuertes con gobiernos que buscan con poca frecuencia consensos y pactos con la oposición, y que se valen de medidas unilaterales de gobierno (y en nuestro país un gobierno puede valerse de una herramienta muy poderosa como lo son los decretos presidenciales). Y empezamos a acostumbrarnos a partir de que la competencia electoral ya no se dirime entre partidos políticos sino entre coaliciones de partidos, a que una fuerza concentre el poder al interior de la coalición y de ese modo no se permita la distribución de poder con el resto de sus socios de la alianza conformada.
En Argentina acaban de celebrarse las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) que definieron las listas de candidatos que competirán el 14 de noviembre en las elecciones generales legislativas. En Argentina existen dos coaliciones que monopolizan los votos de los votantes, la coalición oficialista, Fdt, y la coalición opositora JxC (rebautizada como Juntos en algunos distritos).
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La coalición opositora: en la campaña electoral para las PASO para las elecciones legislativas, los descontentos al interior de la coalición se hicieron notar, algunos con sólidos argumentos, porque la razón de ser de una coalición electoral debe ser luego transformarse en coalición de gobierno; pero cuando en 2015 se conformó Cambiemos, no hubo equilibrio de poder entre las tres fuerzas que lo conformaron (Pro, UCR, y Coalición Cívica) sino que hubo una clara hegemonía del Pro. Pero ya hace un tiempo, un sector importante de la UCR dijo “basta” a ese lugar relegado en la coalición, y desde ese momento comenzaron a develarse mezquindades que demostraron la poca predisposición a funcionar como una verdadera coalición.
En las PASO en la Provincia Buenos Aires (PBA) los porcentajes de votos obtenidos por las dos coaliciones que se disputan el poder fueron los siguientes: 33,60% de los votos es lo que obtuvo Victoria Tolosa Paz, la candidata del oficialista FdT; 22,80% de los votos es lo que obtuvo Diego Santilli en su lista Pro en la interna de JxC; 15,10% de los votos es lo que obtuvo Facundo Manes en su lista UCR en la interna de JxC.
Sin embargo, con estos datos precisos que concluyen que la victoria de JxC no fue de Santilli sino que fue de Santilli más Manes, igualmente debe aclararse que la victoria no fue de Santilli sino que fue de Santilli más Manes. En prácticamente todos los medios de comunicación y en el modo de comunicar de los candidatos del Pro, el mapa se había vuelto de nuevo a pintar de amarillo, y así leíamos y escuchábamos que Santilli había conquistado el 37,9% de los votos en PBA cuando Santilli obtuvo el 22,80% y el resto que pudo sumar JxC lo logró gracias a los votos recibidos por Manes.
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Algo parecido ocurrió en capital, María Eugenia Vidal del Pro logró obtener el 32,90% de los votos y superó al candidato oficialista Leandro Santoro del FdT que obtuvo el 24,60%. Por su parte, otros dos candidatos compitieron en la interna de JxC y sumaron votos para la coalición opositora: López Murphy obtuvo 11,20% y Adolfo Rubinstein de la UCR obtuvo 4% de los votos. Sin embargo, en los diversos programas y en los discursos de los dirigentes del Pro, se decía que Vidal había obtenido 48,1% de los votos cuando Vidal obtuvo el 32,90% y el resto que pudo sumar JxC lo logró gracias a los votos recibidos por López Murphy y Rubinstein. Aquello que puede parecer un simple modo de comunicar puede provocar molestias para los socios que pretenden conformar una verdadera coalición y esto puede generar conflictos latentes que pueden resultar en impedir el fortalecimiento de la alianza conformada.
Por su parte, el oficialista Frente de Todos, todo un experto en mezquindades y oportunismo desde su génesis, se conformó en principio para que un ex jefe de gabinete muy crítico de la gestión del último gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (CFK), pueda calzarse una enorme camiseta, la de presidente de los argentinos a cambio de que CFK quede libre luego de portar diez causas penales, algunas con muy pocas chances de poder declararla inocente. Así nació este particular frente, donde conviven el albertismo, el massimo y el cristinismo/kirchnerismo.
El manejo de la pandemia del gobierno del FdT fue malo, sanitariamente ocupamos primeros lugares en número de infectados, muertos y serios críticos por el virus, desde el mismo momento que permitieron que salgamos del encierro total. Económicamente ese encierro total e interminable llevó al cierre de miles de PyMEs y comercios, y con esto el desempleo, la pobreza y la indigencia escalaron estrepitosamente. Hoy casi un 45% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza y casi un 65% de niños y adolescentes argentinos son pobres.
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¿Y qué pasó en las PASO? Pasó que se terminó la calma vivida durante la campaña, así, las listas de unión y los acuerdos en la coalición de gobierno con ansias para poder mantener el dominio en ambas cámaras, de desmoronaron. Pasó que el frente que gobierna perdió las primarias, y si se replica lo que ocurrió en las elecciones generales el 14 de noviembre, el FdT puede perder el control tanto en la Cámara Baja como en la Cámara Alta, y si esto pasa, la reforma judicial tan esperada por Cristina y sus causas, puede no obtener los votos tan necesarios. Frente a este estado de situación de magros resultados en las PASO, los desencuentros y desaires comenzaron a notarse en el frente oficialista, y la vicepresidenta decidió con un estilo “muy Cristina” “atropellar” al presidente.
La tensión extrema pudo notarse cuando recientemente CFK pidió a los ministros “que responden a ella”, que presenten la renuncia, en un acto que pretende considerarse como un buen gesto para el presidente, pero que no deja de generarle un vacío de poder supremo a un gobierno que ya viene golpeado, y que con estos gestos puede seguir perdiendo legitimidad, lo cual puede resultar en una crisis de gobernabilidad y peor aún, de institucionalidad política. Así se encuentra la interna oficialista aquí y ahora. Seguramente nos enfrentaremos a varios “recalculemos” por parte del FdT, porque el gobierno debe terminar su mandato recién en dos años, y para esto debe contar con el apoyo de sus socios del frente.
La campaña intermitente: sin el vamos por todo ni sintonía fina
Argentina hace diez años que no crece y hace cuatro que viene económicamente en caída libre. Tal vez por eso es importante admitir que cada dos años se pone un límite (a través de las urnas) a quien ejerce el poder, transfiriéndoselo temporalmente a quien no lo ejerce, y así estamos elección tras elección, ejerciendo un “voto castigo”, y si nuestra dirigencia política no entiende esto no entiende nada, y difícilmente pueda instrumentar las medidas necesarias para poder mejorar de modo estructural nuestra calidad de vida.
*Sandra Choroszczucha Politóloga y Profesora (UBA). www.sandrach.com.ar