OPINIóN
Análisis

¿La automatización es un riesgo real para la Argentina?

Que en algún lugar del mundo exista una tecnología capaz de reemplazar a los humanos en algunas tareas u ocupaciones, no implica que vaya a suceder en todas las economías y territorios.

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. | AGENCIA SHUTERSTOCK

Que en algún lugar del mundo exista una tecnología capaz de reemplazar a los humanos en algunas tareas u ocupaciones, no implica que vaya a suceder en todas las economías y territorios. En la Argentina el riesgo de automatización promedio es del 22,5%, en lugar del 64% estimado por el Banco Mundial en 2016.

Muchas columnas abren preguntas que luego no contestan. En cambio, aquí intentaremos dar una respuesta al interrogante inicial basándonos en un estudio que realizamos y analiza los casi 4000 tipos de trabajos que están activos en la Argentina conforme datos del 2021. Estos resultados no son sólo hoy los más precisos que tenemos en la materia, sino que además todos los datos recopilados son de acceso público.

Para iniciar, podemos decir que los cambios tecnológicos siempre dieron lugar a posturas diversas respecto de cómo impactarán en la actividad humana y los modelos productivos. La desaparición de industrias enteras, la robotización de la fuerza de trabajo, el desempleo masivo, la productividad sin límites de las máquinas; son sólo algunas de las ideas que ocupan lugar en conferencias mundiales, en los ministerios que definen políticas económicas y de empleo, y en las mesas de los gremios, pero que también conversamos los trabajadores.

El futuro del trabajo y la automatización 

Ahora bien, que en algún lugar del mundo exista una tecnología capaz de reemplazar a los humanos en algunas tareas u ocupaciones, no implica que vaya a suceder en todas las economías y territorios. En el marco de la iniciativa Futuro del Trabajo tomamos el modelo de Frey y Osborne, que analiza los riesgos globales, para entender cómo la automatización afectará a los trabajadores en la Argentina. Para ello, era necesario ajustar este modelo a las características del mercado de trabajo local y a sus condiciones de desarrollo económico y tecnológico actuales.

Así, descubrimos que en la Argentina el riesgo de automatización promedio es del 22,5%, en lugar del 64% estimado por el Banco Mundial en 2016. El problema con el cálculo del Banco Mundial es que estimaba que, por ejemplo, un mecánico/médico/odontólogo en Estados Unidos y uno en Argentina tienen la misma probabilidad de automatización. Algunos de los factores que explican este cálculo de mayor precisión obedecen a la realidad socioeconómica de nuestro país, a la mejor adecuación a nuestra propia matriz y actividad económica, a la distribución de la inversión en I+D por rama de actividad y a la estructura segmentada del mercado de trabajo.

Quizás parece una buena noticia, pero en realidad no lo es. En primer lugar, porque en la Argentina hay 2,7 millones de personas que podrían perder su trabajo en el corto plazo debido a la incorporación de robots u otros dispositivos. En segundo lugar, el beneficio de una baja automatización hoy está revelando serios problemas en el horizonte: cuando el cambio llegue será masivo y sin transición. En efecto, cabe celebrar la iniciativa del Consejo Económico y Social de Presidencia alentando y financiando una reflexión Federal en torno a este tema.

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¿Cómo se podría evitar el desempleo tecnológico de estos trabajadores? ¿Cuáles son las ocupaciones con menor y mayor probabilidad de automatización? ¿Qué grupos serán los más afectados y por qué? En esta nota, compartimos algunos de nuestros hallazgos que ofrecen información clave para anticipar el impacto de la automatización en el país:

  • ¿Quiénes son los menos afectados? Las ocupaciones con menor riesgo de automatización son aquellas que involucran inteligencia creativa (principalmente actividades artísticas) y social (vinculadas al cuidado y la atención de personas).
  • ¿Quiénes son los más afectados? El 50% de los trabajadores ocupados en el Sector Agropecuario enfrentan un riesgo de automatización alto y el 17% un riesgo intermedio. Por otra parte, en la Construcción el 89% de los trabajadores se desempeña en una ocupación con riesgo medio de automatización.
  • ¿La automatización impacta igual a hombres y mujeres? Las mujeres tienen menos probabilidades de ser reemplazadas por robots que los hombres debido a la menor calificación de sus ocupaciones. El 71% de éstas se desempeña en una ocupación que requiere de una calificación operativa (40%) o que no demanda calificación (31%).
  • ¿Qué tanto importa el nivel educativo? 1 de cada 3 ocupados que alcanzaron como máximo el nivel secundario incompleto tiene una ocupación con riesgo de automatización medio o alto. En cambio, esta proporción se reduce a menos de 1 cada 4 cuando el nivel educativo es secundaria completa o más.
  • La informalidad aumenta el riesgo: El 30% de los trabajadores en relación de dependencia informales tiene una ocupación con riesgo de automatización medio o alto. ¿Quiénes son estos trabajadores? La mayoría son varones (82%), jóvenes de entre 15 y 34 años (60%) y con bajo nivel educativo (52% tiene hasta secundaria incompleta).
  • Los profesionales corren con ventaja: Los puestos jerárquicos de mayor calificación se ven menos expuestos al riesgo de automatización. En cambio, el 25% de los trabajadores por cuenta propia que se desempeñan en puestos que requieren de una calificación operativa enfrenta un riesgo de automatización medio y el 10% un riesgo alto.

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Entonces ¿los robots se quedarán con tu trabajo? Hoy esa respuesta es sí para 1 de cada 5 trabajos en Argentina. Al mismo tiempo, los dispositivos (robots u otros) también abrirán nuevos tipos de trabajo. No obstante, que un trabajo sea reemplazado no quiere decir que la persona pierda su empleo, nuevas oportunidades surgirán si trabajamos para eso. En nuestra web ofrecemos una respuesta específica para cada tipo de ocupación y rama de actividad.

Para concluir: ¿Es la automatización un riesgo real para la Argentina? Nuestro modelo permite anticipar que en el país hay 2,7 millones de personas que podrían perder su empleo actual a manos de los robots y otras tecnologías en el corto plazo. En efecto, esto ya está ocurriendo. En este escenario, es clave que todos los actores involucrados en las políticas de empleo y educación para el trabajo, nos anticipemos a los riesgos y trabajemos en conjunto para identificar las oportunidades, prioridades en cada territorio y en cada rama de actividad. Para reducir los impactos negativos de la automatización y fortalecer los positivos, se necesitan políticas públicas que permitan construir un modelo económico y productivo alineado con los desafíos del presente y del futuro.

 

(*) Santiago Fraga. Licenciado en Ciencias de la Educación. Director de Futuro del Trabajo.