OPINIóN
Influencers

Filter drop y la vida real: la peligrosidad de los filtros de belleza en las redes sociales

A través de la campaña #filterDrop se busca reducir el daño que causan las publicaciones engañosas que tienen por finalidad vender productos. La comparación excesiva lleva a la ansiedad, depresión y hasta el suicidio.

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filtros de belleza | shutterstock

Como nos enseñaban nuestras abuelas al decir “todo en su justa medida”, los filtros de Instagram ya pasaron la línea de lo aceptable y están siendo cuestionados por la sociedad y prohibidos normativamente en algunos países.

Justamente, #Filterdrop (quita los filtros) es una campaña iniciada por Sasha Louise Pallari que busca mostrar por las redes sociales una vida más real. La usuaria pone el foco de su lucha en el abuso que hacen las empresas de cosméticos para engañar a los usuarios sobre los beneficios de sus productos, publicidad que no llega en las mayorías de los casos de la mano de las empresas sino de influencers que cobran por vender productos encubiertamente.

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Existe una consecuencia de la campaña que impulsó Sasha y es una normativa de la Advertising Standards Authority (ASA), organismo regulador de la publicidad en Inglaterra, que prohíbe el uso de filtros de belleza que puedan ser engañosos en las publicaciones de marcas o influencers de Instagram. Esta prohibición no afecta a los perfiles privados, sino aquellos perfiles de influencers que obtienen beneficios de la publicidad de productos.

 

Un mundo sin poros solo acumula toxinas

Pasear unos minutos por Instagram es suficiente para ver que la imperfección es un pecado en la red social. Pieles con un bronceado perfecto, sin poros, de porcelana, sin ninguna marca ni cicatriz, pómulos realzados, simétricos, ojos descansados sin bolsas ni ojeras, labios voluminosos, así y hasta diría que mejor de lo que puedo describir son esos rostros y cuerpos que invaden Instagram o Snapchat.

Las redes sociales se convirtieron en un lugar donde solo se publican cosas buenas, tenemos que agradar al otro sea como sea. En el ranking de las redes sociales más tóxicas Instagram y Snapchat encabezan con ventaja.

La comparación inevitable frustra, pero antes de la frustración se presenta la envidia y la necesidad de querer tener aquello que es tan bueno en el prójimo. ¿Por qué yo no puedo tener esa piel?¿Por qué no puedo sonreír con dientes tan blancos? La respuesta parece fácil, porque el de la foto tampoco los tiene. Instagram es un maquillaje de la vida, así de simple.

La guerra de las fotos con filtro

La red social influye negativamente, y es considerara como la peor para la salud mental de sus usuarios. La comparación excesiva lleva a la ansiedad, depresión y hasta el suicidio.

Instagram es adictiva, es un vicio para los más jóvenes. En las escuelas se enseñan los peligros de las adicciones al alcohol, el cigarrillo o las drogas pero, nada se habla de la pésima influencia de las redes sociales.

 

Snapchat Dysmorphia

Los datos en torno de los filtros no son nada inocentes. Existe un fenómeno novedoso que se llama Snapchat Dysmorphia bautizado así a partir de observarse un considerable número de mujeres que se sometían a cirugías plásticas queriendo tener el rostro de ellas mismas pero como lucían con los filtros de las redes sociales.

Las cirugías más solicitadas son las rinoplastias, pómulos y colágeno labial. Según un estudio de la Academia Americana de Cirujanos Plásticos (Estados Unidos) en el 55% de los casos la motivación de las cirugías era salir mejor en las selfies.

Querer realizarse una cirugía plástica viene después de un camino de depresión y baja autoestima, la insatisfacción por la propia imagen es una característica de los adolescentes, y es una tendencia que va en aumento cada día. Niñas de hasta 14 años son los usuarios más asiduos de la red social, por lo que es fácil darse cuenta de la mala influencia que la red social puede causar en la juventud.

Desde la red social anunciaron la eliminación de los filtros de realidad aumentada que representen o promuevan las cirugías estéticas, lo que significa una buena medida pero no es suficiente ante la magnitud del problema.

 

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La regulación en España

En el país europeo está vigente el Código de conducta de la Asociación española de Anunciantes (AEA) y la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial que exige la identificación de los contenidos comerciales de los influencers. En ese sentido, el Código establece la obligación de incluir la indicación de la publicidad de manera explícita, inmediata y adecuada al medio.

Se considerará contenido publicitario a todo aquel por el que el influencer reciba contraprestación, ya sea en dinero o en especie, mediante la entrega gratuita de un producto, entradas a eventos, la prestación gratuita de un servicio, cheques de regalos, bolsas de regalos o viajes.

Para identificar el contenido comercial de la publicación se recomienda el uso de los términos “publicidad”, “publi”, “en colaboración con”, “patrocinado por” o cualquier otro mensaje claro que permita inferir que hubo contraprestación pudiendo usarse “Gracias a”, “regalo de“ o “viaje patrocinado por”.

Se desaconsejan las indicaciones genéricas, poco claras, como así también que la identificación publicitaria requiera que el usuario clickee en un link.

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Estados Unidos

La Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos establece también la obligatoriedad de avisar a los usuarios que están siendo retribuidos por apoyar o promocionar un producto. La misma situación se aplica cuando los influencer son embajadores de la marca. La relación comercial se debe advertir con etiquetas como #sponsored o #ad.

No caben dudas que el éxito de la publicidad en las redes sociales pasa por mentir y que el usuario crea que realmente el producto es bueno, entonces los influencers usan formas creativas para cumplir con la ley. Como ejemplo se puede usar el caso de Aimee Song que luego de firmar un contrato con Laura Mercier por 440.000 euros, publicitaba sus productos con un #MercierPartner.

 

Reino Unido

La Advertising Standards Authority, organismo de control publicitario británico, ha prohibido el uso de estos retoques de Instagram a las influencers patrocinadas por una marca de cosmética, siempre y cuando esa publicidad lleve a un beneficio.

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Los usuarios particulares no estarán sometidos a esta nueva regla, pero sí aquellas personas que incentiven una publicidad engañosa para la venta de productos de belleza.

Estas normativas vienen a evitar la venta engañosa de productos de belleza pero, como vemos el problema es aún más profundo. No siempre la solución está en las normativas sino que en internet muchas respuestas están en la educación. No dejemos a los chicos al libre albedrío en las redes sociales sin antes educarlos y enseñarles cómo se deben manejar y los peligros que existen.