OPINIóN
Universidad del Salvador

Viajar por las autopistas digitales

En las redes sociales podemos ser “buenos samaritanos o viajeros indiferentes”, estar simplemente “conectados” o permitir que las conexiones se transformen en verdaderos encuentros, evitando el “tribalismo digital”.

Día de las Redes Sociales
Hoy se celebra el Día de las Redes Sociales | Freepik

Cómo podemos vivir viajando por las “autopistas digitales” es la cuestión central que plantea el documento Hacia una plena presencia, publicado a finales de mayo de 2023 por el Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede. Tal pregunta surge ante la transformación irreversible en la identidad y el estilo de vida en el que la humanidad acumula conocimiento, distribuye información y desarrolla relaciones, sin olvidar que –sostiene el texto– “el entorno digital es una plaza, un lugar de encuentro, donde se puede acariciar o herir, tener una provechosa discusión o un linchamiento moral”.

Asimismo, el documento nos propone preguntarnos qué tipo de humanidad se refleja en nuestra presencia en los ambientes digitales. Por ejemplo, qué evaluación hacer ante la “inteligencia artificial” que predice nuestros comportamientos o ante el anuncio de sensores que, colocados en la piel, pueden medir nuestras emociones (ver, Algorética: https://noticias.usal.edu.ar/es/algoretica).

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Las redes sociales son un foro en el que se configuran nuestros valores, creencias, lenguaje y supuestos de la vida cotidiana. En la web se busca información o entretenimiento, sensación de pertenencia y a veces ha hecho surgir la esperanza de que el mundo digital fuera un espacio feliz de entendimiento común, información libre y colaboración, sobre bases de transparencia, fiabilidad y competencia.

 

Autopista digital: trampas a evitar

Junto a toda esta potencialidad, Hacia una presencia plena señala que todavía estamos ante una “brecha digital” en que muchas personas aún carecen de acceso no solo a los medios para satisfacer las necesidades básicas sino también porque las tecnologías de información y comunicación ensanchan distintas formas de división. También se indica que si bien la información desempeña un papel esencial es cada vez más difícil verificar las fuentes y la exactitud de la información, y los motores de búsqueda normalmente condicionan los resultados que conducen así a aislarnos en “burbujas”.

En efecto, en las “autopistas digitales” se difunden con facilidad discursos agresivos y negativos, y aparecen “heridos digitales”. Por lo tanto, es cada vez más necesario participar en las redes sociales en conversaciones respetando el valor y la dignidad de aquellos con quienes tenemos diferencias. 

 

Por otra parte, experimentamos –prosigue el documento– una sobrecarga de información y estimulación digital, que dispersa nuestra atención, corriéndose el riesgo de perder capacidades cognitivas y la calidad de nuestras interacciones. La atención es así “la mercancía más valiosa” al igual que el silencio que aseguran un espacio para la concentración y el discernimiento que permita la “desintoxicación digital”, que no es simplemente una abstinencia, sino una forma de interactuar a un nivel distinto con los demás.

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Se trata de una actitud “contracultural”, pasando de reacciones rápidas y suposiciones engañosas al diálogo, para demostrar cuidado y compasión, y escuchar “con los oídos del corazón” que supone atención y hospitalidad al otro. En ese sentido, discernir nuestra presencia en las redes sociales es también una cuestión espiritual. Abogar por mejores ambientes digitales significa promover una visión integral de la vida humana y generar solidaridad entre personas cercanas y lejanas.

Autopista digital y complementariedad


También habrá que tener encuentra –recuerda el documento– que la web social complementa, pero no sustituye, el encuentro en persona. La comunicación es mucho más que la mera proximidad geográfico-territorial o étnico-cultural, es también –afirma el documento del organismo pontificio–participar de la verdad, junto con un sentido de pertenencia, reciprocidad y compañía. 

En ese sentido, se exhorta a superar la lógica dicotómica (lo digital como opuesto a lo real-físico-en persona), y asumir una lógica de "ambas cosas a la vez", basada en la complementariedad y la totalidad de la vida humana y social.

En las redes sociales digitales podemos ser “buenos samaritanos o viajeros indiferentes”. Estar simplemente “conectados” o permitir que las conexiones se transformen en verdaderos encuentros en un espacio público que favorezca un comportamiento más humano y saludable, evitando el “tribalismo digital” donde abundan los argumentos emocionales “ad hominem”; o sea, ataques dirigidos a la persona que habla, independientemente del tema principal que se discute. 

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Es esencial asegurarse que estamos transmitiendo información veraz al crearla y al compartirla, brindando contenidos de calidad, orientados a ayudar, no a perjudicar. Una sugerencia que se propone es –en lugar de discutir reactivamente–compartir historias, experiencias de belleza o participar en proyectos que promueven la dignidad humana, el desarrollo y la reducción de las desigualdades digitales.

Construir comunidad en un mundo fragmentado

En nuestros días es común referirse a los influencers (influentes) que logran inspirar y motivar a los demás, cuya responsabilidad aumenta con el incremento del número de seguidores, especialmente en el caso de quienes desempeñan papeles de liderazgo público. Pero también todos, de algún modo,  somos “microinfluentes” –afirma el documento– y, por lo tanto, todos deberían ser conscientes de su influencia potencial, buscando ser reflexivos, no reactivos, para no caer en las trampas digitales que se esconden en contenidos diseñados expresamente para sembrar el conflicto entre los usuarios provocando indignación o respuestas emocionales.

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Finalmente, Hacia una plena presencia invita –entre otras propuestas– a fomentar un estilo de comunicación que no se base únicamente en el individuo sino en co-crear belleza en una "creatividad sinfónica", pues los desafíos actuales son globales y requieren un esfuerzo no tanto como "influentes individuales", sino de  "tejedores de comunión", no mediante trucos o efectos especiales, sino de “acercarnos, con amor y con ternura, a quien encontramos herido en el camino”.

Para continuar esta reflexión y dar cauce a iniciativas, se ha creado un sitio web con referencia a otros textos, propuestas y eventos sobre la temática: https://www.fullypresent.website/en.html Ya hay aportes en ese sentido, por ejemplo, los de María Gómez de la agencia Aras, que proporciona tres recomendaciones adicionales: “Trata bien a las personas, en tus interacciones diarias y en las redes sociales, blogs, comentarios, canal de YouTube, WhatsApp, etc.; no publiques en Internet nada que no dirías a la cara; las redes sociales son un canal fantástico para conocer a personas buenas y para mantener el contacto con ellas.”

* Licenciado en Filosofía, Universidad del Salvador, Buenos Aires