PERIODISMO PURO
Entrevista

Ayaan Hirsi Ali: "La noción de 'patriarcado' y los derechos de las mujeres fueron secuestrados por la izquierda radical"

La activista internacional habló sobre el rol del feminismo en Gobierno de izquierda. "Las mujeres que no huyeron de Somalia viven sometidas al acoso sexual y a violaciones", dijo.

Ayaan Hirsi Ali, en la entrevista con Jorge Fontevecchia.
Ayaan Hirsi Ali, en la entrevista con Jorge Fontevecchia. | Marcelo Dubini

El presidente argentino, Alberto Fernández, representante de un partido definido como populista latinoamericano, dijo que estaba feliz porque en su gestión “se está terminando con el patriarcado”. ¿Son compatibles las políticas progresistas de género con los populismos de izquierda?

—La noción de “patriarcado” y los derechos de las mujeres fueron secuestrados por la izquierda radical. El tema de los derechos de la mujer se utiliza como herramienta política para ganar elecciones o llegar al poder. Ya no se trata de las mujeres. Sucedió con el #MeToo en Estados Unidos. Empezó con el gravísimo problema del acoso a las mujeres en el trabajo. Pero ahora se transformó en una herramienta política para la izquierda.

—También en “Prey” escribe que “las evidencias sobre conductas sexuales indebidas por parte de algunos inmigrantes musulmanes proporcionan a los populistas y a otros grupos de derecha una poderosa toma para demonizar a todos los inmigrantes musulmanes”. ¿La sociedad europea entiende a las personas que llegan de los países árabes?

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—El encuentro con personas de países árabes musulmanes en Europa viene de lejos. Muchas mujeres europeas van de vacaciones al norte de África y a otros países musulmanes y saben cómo se trata a las mujeres. Hay mucho conocimiento. Pero son temas convertidos en tabú por las élites culturales, políticas y periodísticas. Es difícil abordar el tema cuando un gran número de hombres jóvenes vienen de países árabes musulmanes donde tratan a las mujeres de manera diferente y siguen maltratando a las mujeres. No debe ignorarse esa cuestión. Ese es el tema de Prey, mi último libro.

—También escribió que “las [mujeres] atrapadas en las zonas pobres son las menos favorecidas. Y de alguna manera, en la era del #MeToo, su situación despierta mucha menos simpatía que la de las actrices de Hollywood sometidas a acoso sexual por productores depredadores”. ¿Hay una transversalidad de la cuestión femenina o es distinta la situación de las mujeres pobres de las de la clase media o alta?

—No hay ningún movimiento feminista que tenga como misión proteger los derechos de las mujeres de la clase trabajadora. Las mujeres trabajadoras se ven afectadas negativamente cuando se trata de las consecuencias no deseadas de la inmigración. Un fenómeno que se da en Estados Unidos y sobre todo en Europa.

 

“Las mujeres que no huyeron de Somalia viven sometidas al acoso sexual y a violaciones”

 

—Usted escribió: “Sin embargo, en la perversa cultura estadounidense actual, se presta más atención al uso de los pronombres de género preferidos que a la difícil situación de las mujeres, cuyos derechos más básicos –a la educación, a la autonomía personal, a estar presente en un espacio público– han sido eliminados o están gravemente amenazados”. ¿Las llamadas políticas de género son una suerte de “astucia de la razón” para evitar tomar posiciones políticas más enérgicas?

—En la sociedad estadounidense estamos en las garras de una ideología extravagante y descabellada. Lo que llamamos woke. Tiene muchos nombres, teoría crítica de la raza, teoría crítica de la justicia, interseccionalidad. Cuenta con todo tipo de etiquetas. No es el marxismo material de la Unión Soviética o de cuando China era comunista. Este es el cultural. Hay dos sexos, masculino y femenino, pero esta ideología afirma que hay más. Afirma que somos sistemáticamente racistas. Pone a los seres humanos en la jerarquía de los que oprimen y los oprimidos. Introduce un nuevo racismo. Se nos pide que cometamos un genocidio contra los blancos, especialmente los hombres, sin otra razón que su color de piel. Es una locura. Pero estamos en sus garras. Lo único que podemos hacer es luchar contra ella. Se enseña en nuestras escuelas y universidades. Ahora está en el Estado y en el gobierno. 

—Usted nació en Somalia. Un informe de Unicef dice que “el 98% de las mujeres y niñas han sufrido ablación en Somalia, la tasa más alta en todo el mundo, debido a que la mutilación genital femenina sigue siendo una práctica cultural ‘universal’ en el país. En el informe ‘Análisis de la situación de los niños en Somalia 2016’, presentado en Mogadiscio, Unicef alerta de que este conflictivo país del Cuerno de África es uno de los menos seguros en el mundo para los menores, que solo durante el año pasado sufrieron más de 2 mil violaciones graves”. ¿Cómo describiría la situación de las mujeres y niños en su país de nacimiento?

—Es nefasta. Nací en Somalia en 1969. Los primeros veinte años de mi vida no los viví todos en Somalia. Pero había una dictadura. Aun así, al menos la vida era mejor para las mujeres entonces que hoy. Ahora Somalia está dividida en tres partes. En la zona que controlan los Al-Shabab y otros islamistas radicales, reina una anarquía. Se cortan los genitales de las niñas. Se las obliga a casarse demasiado pronto, a los 11, 12, 13 años. Muchas de las mujeres de Somalia que no huyeron viven sometidas a un implacable acoso sexual o a violaciones. Ser mujer en Somalia es miserable. Es como ser mujer en Afganistán bajo los talibanes.

—También dijo: “Gracias a la civilización occidental, recibí una buena educación en Kenia, por legado del sistema escolar británico” y defendió las ideas de la Ilustración. ¿Cómo es la historia del ingreso de esas ideas en África? ¿Qué gobiernos fueron y son sus representantes?

—Crecí y pasé toda mi adolescencia en Nairobi, Kenia. Fue una antigua colonia de Gran Bretaña. Los británicos dejaron un sistema de educación que no es perfecto ni mucho menos, pero en el que muchos fuimos educados. Kenia es muy pobre, pero en muchos aspectos sigue funcionando. Cuando hablamos de la historia del colonialismo, nos centramos solo en lo que salió mal. Pero olvidamos que hubo algunos buenos resultados. Un ejemplo es la India, un país tan grande como un continente. También cabe analizar la situación de los países africanos. La gente estuvo expuesta a la educación y a la modernidad. Y luego se independizaron. En algunos países, los gobiernos locales no lo hicieron mejor que las potencias coloniales. Son temas tabú para muchos. Casi no se puede hablar de ellos.

En este link, la entrevista completa de Jorge Fontevecchia a Ayaan Hirsi Alie.