Yamir Antiman (34) rompió con el molde carcelario: su vida cambió radicalmente desde que fue detenido en Villa Ballester, en medio de una persecución policial. Y para bien. Se dedicó de lleno a la música –un viejo sueño postergado por los placeres del rumbo equivocado– y comenzó a escribir las letras de sus propias canciones en la soledad de su celda. Ya compuso más de 45 temas, editó 19 videoclips, firmó un contrato para la distribución de sus trabajos para One RPM, recibió propuestas de grandes compañías como Sony, Warner Music y Universal, y ahora se prepara para un hecho histórico: su primer recital en vivo.
Se presentará el sábado 19 de marzo en el Teatro Colonial de Avellaneda, la misma sala donde el jueves 17 tocará Chano. Lo hará junto a otros artistas que colaboraron en sus videoclips, como Coqeéin Montana –pionero del trap en Argentina–, la Sonora Master o Fili Wey. Las entradas ya están a la venta y cuestan entre mil y 5 mil pesos.
La salida de la cárcel del rapero será bajo un estricto control de seguridad, como ocurrió en otros traslados parecidos, como por ejemplo cuando Martín “el Renacido” Jara, condenado a diez años de prisión por reiterados robos agravados por el uso de arma de fuego, peleó extramuros con el policía Julián “el Diamante” Gómez en el Club de Morón.
El rapero cumple una condena a cuatro años y tres meses de prisión por formar parte de una “asociación ilícita”, pero está próximo a recuperar la libertad. Su nombre cobró cierta notoriedad cuando se supo que con el dinero de sus botines había conocido varios países de Europa –entre ellos Italia, Suiza, Francia, España y Portugal–, donde además aprovechó para seguir delinquiendo hasta que fue descubierto por la Guardia Civil española y finalmente terminó deportado a nuestro país.
Desde mayo de 2019 permanece detenido. Pasó por varias unidades penitenciarias, y nunca dejó de componer. Ahora se encuentra alojado en un pabellón de la Unidad Penitenciaria Nº 41 de Campana, donde el mes que viene saldrá para brindar su primer show en vivo.
Antiman cuenta a PERFIL algunos detalles de la que será su primera presentación. Será un “debut absoluto”, porque hasta ahora nunca cantó en público. Habrá una puesta en escena con pantalla y luces que estará a cargo de una productora. “La idea es que pueda llegar al teatro con algunas horas de anticipación para preparar todo, pero eso recién lo sabremos sobre la fecha”, explica.
Malianteo
Antiman interpreta un género musical conocido como “malianteo”, descendiente del reguetón, que nace de las pandillas de Puerto Rico, y que está creciendo en los sectores más populares del país. Malianteo viene de “maleante”, y sus canciones reflejan cuestiones vinculadas con la delincuencia, la vida en las cárceles más temidas y las problemáticas sociales.
El artista presentará sus últimos sencillos, que están en sus cuentas oficiales de YouTube y Spotify. Están en la mira, por ejemplo, el tema que grabó junto a Gonzalo Nawell y presentó hace cinco meses, ya tiene cerca de 1.600.000 reproducciones.
Todos sus trabajos fueron creados en el encierro. Según cuenta, muchos de ellos los grabó con su teléfono celular cantando bajo un acolchado para mejorar la acústica. Panóptico, otro de sus videoclips con miles de reproducciones, fue registrado en el interior de un buzón, como se conoce en la jerga a los calabozos de castigo.
“Me estimula la música”, dice Antiman. “Me pongo una melodía a sonar y la pongo en modo repetitivo, y a medida que va sonando voy escribiendo. En una noche puede sonar 200 veces y voy escribiendo al mismo tiempo. Es la manera de elaborar la canción. Después grabo la canción con el teléfono, con el micrófono o manos libres. Puse una app que es multitrack y empiezo a grabar. Pero el micro es sensible y le pongo una media abajo para evitar los golpes de aire. Así encontré un poco la estabilidad. Después, la acústica la hago con un acolchado encima, que es grande. Me siento en la cama, me tiro el acolchado encima, agarro el teléfono con la media por los golpes de aire y empiezo a grabar”.
La historia de vida de Antiman también está relacionada con la música: su papá, sin ir más lejos, es folclorista y su abuelo tocaba el bandoneón. “Mi viejo canta y toca la guitarra. Cuando yo era chico él lo hacía en las villas más peligrosas. Recorría los barrios precarios vendiendo ropa y cuando entraba arrancaba con la guitarra. Se metía en ese ambiente y les tocaba con la intención de hacer una amistad para contrarrestar un posible robo futuro. Les tocaba y les cantaba un rato. Con eso se ganaba confianza para vender tranquilo después. Para su seguridad, la de mi mamá y la de nosotros, que éramos chiquitos”, recuerda el rapero desde el penal de Campana.
Antiman reconoce que nunca imaginó este presente. Ni siquiera cuando sus temas empezaron a hacer ruido en las redes sociales. Con el tiempo –y los largos días de encierro– se fue dando cuenta de que estaba dejando atrás una historia oscura. Lo que tiene por delante no es otra cosa que un tsunami de oportunidades y un futuro lejos de las rejas y el sonido de los candados.
Robos en Europa, una persecución y un balazo en la pierna
A fines de 2018, Yamir viajó a Europa con su novia. Conoció varios países, entre ellos Italia, Suiza, Francia, España y Portugal. Andaba en una camioneta Jeep Renegade y la Guardia Civil española lo demoró por un incidente en una estación de servicio. Lo acusaron por una serie de robos en casas de lujo. Poco tiempo después fue deportado. Al llegar al país lo imputaron por formar parte de una asociación ilícita.
En junio de 2019, escapaba de la Policía por un descampado de Villa Ballester cuando una bala le atravesó la rodilla. Terminó en el suelo, retorciéndose de dolor. Lo estaban buscando porque supuestamente formaba parte de una banda acusada por una serie de entraderas.
Desde entonces permanece detenido, aunque él dice que esa causa fue armada por el gobierno anterior y asegura que cuando se inició la investigación él ya estaba detenido.
En el tema “Lo que dice mi vida”, uno de los más populares en su canal de YouTube, Antiman habla de su viaje a París. También de su pasado como ladrón, y hasta recuerda el episodio en Villa Ballester.
“Me fui hasta la Torre Eiffel para ver dónde llega con plata mi ser”, dice y retrata algunos aspectos de su vida personal: “Me escapé de mi casa. Y arranqué de cero. Y sabía que me iba a joder. Que lo que me esperaba serían noches frías, que fácil no se me iba hacer”.