POLICIA
la historia de juancito, el preso que nadie quiere

El asesino serial más odiado es rechazado en muchas prisiones

Juan José Pagnotta cumple condena a perpetua por tres crímenes. En Junín, donde está detenido, las autoridades exigen que lo trasladen.

Desafiante. “Juancito”, en una foto que subió a Facebook.
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El 17 de julio pasado, un informe del Servicio Penitenciario Bonaerense llegó por fax al Tribunal Oral Criminal Nº 1 de Morón: “Desde el ingreso de Juan José Pagnotta a U4 Bahía Blanca en mayo de 2014 se ha mostrado con gran ascendencia sobre sus iguales, presentando características de líder negativo, haciendo uso de vicios carcelarios, siendo generador de episodios de violencia entre la población carcelaria, sometiendo a sus pares más débiles, hasta ocasionar conflictos con el personal penitenciario que lo asiste, destacándose que desde el seno de la población carcelaria el interno en cuestión habría tenido intenciones de evadirse de esa dependencia donde se aloja, hecho que ha puesto en alerta al personal de la U4 doblegando las medidas de seguridad”.

El documento, firmado por José Eduardo Castillo, titular de la Dirección General de Asistencia y Tratamiento Penitenciario, reclamaba a los jueces Mariana Maldonado, Pablo Lucero y Claudio Cheminade que el interno fuera trasladado a otra prisión. Algo que no fue fácil de resolver.

Pagnotta mató por primera vez a los 18 años. A esa edad ya había cometido varios asaltos y protagonizado episodios de violencia como líder de “Los Juancitos”, una banda que comandaba en la zona oeste del Conurbano.

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Fue condenado en noviembre de 2004 a reclusión perpetua por una extensa serie de delitos: “Homicidio criminis causa, homicidio simple cometido con uso de arma, homicidio simple en grado de tentativa, robo agravado por el uso de armas, privación ilegal de la libertad agravada y tenencia ilegal de arma de guerra”.

Pagnotta mató entre 2003 y 2009 a Eduardo Angiono y Daniel Bogani, en robos cometidos en Ituzaingó y Castelar.

Otra de sus víctimas fue Mario Medina, a quien baleó en una pelea barrial.

Además, intentó matar a Graciela Lozano en un asalto, y se cree que en la cárcel de La Plata asesinó a su ex cuñado, Gabriel Chacoma, un crimen que los familiares de la víctima no pudieron demostrar.

En el juicio, el fiscal de la causa, Antonio Ferreras, lo definió como “un asesino serial que no se apiadaba de sus víctimas”. La banda atacaba cada veinte días.

Aún su caso no tiene condena firme, pero “Juancito”, como lo llaman sus allegados, pasea por las prisiones bonaerenses desde 2007. En su hoja de ruta figuran restricciones de reingreso a Sierra Chica (U38), Urdampilleta (U17) y General Alvear (U30). Tanto traslado perjudica la reinserción de Pagnotta, que no logra continuar los estudios que había iniciado ni cumplir las jornadas laborales.

A lo largo de su estadía en esas cárceles, Pagnotta presentó hábeas corpus denunciado maltratos. Llegó a Bahía Blanca el 5 de marzo de este año, desde Saavedra. Fue aceptado pese a que había protagonizado una reyerta en 2007.

Pero Pagnotta se quejó de que en la Unidad 4 no podía recibir visitas de su familia y pidió el trasladado a González Catán o Lomas de Zamora, al mismo tiempo que Castillo labró el informe que recomendaba alojarlo “en una unidad de régimen cerrado de modalidad estricta” y aconsejaba el traslado a la Unidad 49 de Junín.

A Pagnotta le disgustó el cambio y lo hizo saber: presentó otro hábeas corpus en el que denunciaba que había estado encerrado veinte días en una celda de aislamiento, sin poder comer ni higienizarse, y que si era trasladado a Junín corría riesgo su vida. Su intención era volver a la Unidad 39 de Ituzaingó, donde residen su familia, sus hijos y su actual mujer, embarazada.

Pero el régimen de esa prisión es semiabierto, desaconsejado por su perfil criminológico, y allí una de sus ex parejas fue detenida antes de ingresar dos bisturíes escondidos en las zapatillas.

Finalmente, el Tribunal de Morón ordenó el traslado a Junín. Allí arribó el 15 de agosto. Seis días más tarde, otro fax sobre Pagnotta llegó al tribunal. “Desde el ingreso ha demostrado un total desinterés por permanecer en esta alcaidía. Resulta ser muy conflictivo, y aprovechando su vasta experiencia carcelaria, reduce a la servidumbre a internos de menor ascendencia para que éstos satisfagan sus peticiones, situación que ha generado un gran malestar en el resto de los internos”.

Una semana atrás, el ex líder de Los Juancitos volvió a tener problemas. Atacó con un arma cortopunzante a otro interno junto a otros dos cuando miraban televisión. El hombre agredido debió ser hospitalizado, y Pagnotta, reubicado en el pabellón de separación de convivencia.

Esta vez, el Servicio Penitenciario Bonaerense consideró “inviable” su permanencia en el penal y volvió a reclamar que sea trasladado a otra unidad hasta encontrar un alojamiento definitivo, algo que, hasta el momento, parece imposible de lograr.

 

Libertad en Facebook

Juan José Pagnotta fue denunciado el 12 de agosto por usar Facebook en prisión. Con un usuario que no está a su nombre, Juancito sube a la red social fotos de él mismo. Pese a la prohibición de tener celulares en las cárceles, varios internos tienen acceso a internet. El perfil que sería de Pagnotta tuvo actividad hasta el cierre de esta edición.

Alicia Angiono, titular de Madres y Familiares de Víctimas (Mafavi), se indigna con la situación: “Mi hermano fue asesinado por Juan José Pagnotta y ese día una parte de mi corazón quedó vacía. Sólo Dios sabe cuánto lo extraño y el impacto que causó en nuestra familia. Recién después de seis años llegó el juicio oral y fue condenado a reclusión perpetua, y entonces pensé que se había cerrado una etapa y podría hacer el duelo en paz. Sólo duró dos meses esa ilusión, cuando Pagnotta comenzó a apelar, y es el día de hoy que está como procesado, aún no condenado, y por ende tiene beneficios. Un asesino que goza viendo sufrir a sus víctimas antes de asesinarlas, vive permanentemente tratando de fugarse, y esos beneficios lo ayudan a que algún día esto se concrete”.

 

“Es un castigo el traslado de un penal a otro”

El caso de Juan José Pagnotta no es el único en las cárceles argentinas. Incluso es más común de lo que se cree dentro del Servicio Penitenciario Bonaerense y el Federal.

Para Roberto Cipriano García, director del Comité Contra la Tortura de la Comisión Provincial por la Memoria, presidida por Adolfo Pérez Esquivel, se trata de una falla institucional que tiene relación con la vulneración de los derechos humanos de los internos en las cárceles del país.

“El traslado de los internos de una unidad a otra es utilizado como castigo por el Servicio Penitenciario Bonaerense y el Federal”, asegura García. “La mayoría de las veces son arbitrarios. Sacan a los internos que reclaman o protestan, ésos son los considerados conflictivos”, explica a PERFIL el especialista.

“El traslado se utiliza como una forma de tortura. Los que más sufren son los que tienen a su familia en el Conurbano y son enviados a prisiones del interior y quedan aislados de sus allegados. Esto produce una gran angustia porque no pueden ver a su mujer ni a sus hijos, y pasan hambre. La alimentación es un gran problema: gran parte de lo que comen proviene de lo que les pueden llevar sus familias en las visitas. También ocurre con los medicamentos”, agrega.

Una de las quejas más recurrentes presentadas por Pagnotta tiene que ver con esta falencia, y es la razón por la cual insiste en ser trasladado al penal de Ituzaingó. “Se vulneran los derechos humanos de los internos y esto es responsabilidad del Servicio Penitenciario. El fin de la cárcel es la reinserción, y en este sentido es clave la relación con la familia. Si no la tienen, se hace difícil”, concluye.