Josef Fritzl, uno de los criminales más terroríficos en la historia de Austria y apodado el "Monstruo de Amstetten", publicó sus memorias donde detalla sus pensamientos mientras elaboraba un plan para secuestrar a su propia hija. La joven estuvo en cautiverio durante 24 años y fue violada en reiteradas ocasiones por su padre, por lo que tuvo siete hijos con él. En su libro, el hombre de 87 años se describe como "una buena persona" y "un hombre de familia responsable".
A fines de marzo, Fritzl publicó sus memorias con ayuda de la abogada austríaca Astrid Wagner. El libro, que salió a la venta en Alemania, se titula Los abismos de Josef F (Die Abgründe des Josef F, en su idioma original). Reflexionando sobre sus crímenes, el hombre escribió: "Al principio solo era un juego mental que jugaba. Pero me acostumbré a él. La idea, que previamente me había parecido tan absurda, tan monstruosa, tomó forma".
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En ese sentido, el hombre ideó un plan para poder secuestrar a su hija en el sótano de su casa. Para ello, instaló una prisión subterránea que contaba con una pesada puerta de metal escondida detrás de un estante en su taller. Además, tenía una entrada de código secreto sin llave que solo él conocía, por lo que era el único con acceso al lugar. Sumado a esto, manipuló a su hija, Elisabeth, para que creyera que la puerta estaba electrificada, siendo que moriría si intentaba huir.
"Un día supe lo que tenía que hacer. Todo lo que quedaba era esperar la oportunidad adecuada. En esa lluviosa mañana de sábado había llegado el momento. El pensamiento se había convertido en acción", detalló el condenado. Los abusos comenzaron en 1984 cuando dejó inconsciente a su hija con un trapo empapado en éter para posteriormente llevarla a la prisión subterránea. En ese entonces, Elisabeth tenía 18 años. La joven recuperó su libertad el 26 de abril de 2008.
Las reiteradas violaciones a las que sometió resultó en el nacimiento de siete niños, tres de los cuales permanecieron en cautiverio junto a su madre. Uno de ellos murió a manos de Fritzl, días después de nacer, y su cuerpo fue descartado en un incinerador, mientras los tres restantes fueron criados por el "Monstruo" y su esposa, Rosemarie.
Al describir cómo continuó con su plan, Fritzl aclaró que "a la mañana siguiente, presenté un informe de persona desaparecida con la gendarmería local". Como la joven tenía más de 18 años, el oficial que tomó la denuncia le aclaró que ella "puede hacer lo que quiera".
Para no levantar sospechas, el hombre obligó a su hija a escribir cartas a su madre explicándole que necesitaba un tiempo fuera de casa. Además, las envió desde ciudades lejanas. Sumado a esto, a los vecinos les informó que ella había escapado para unirse a una secta.
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"No fue fácil, porque los pensamientos de lo que había hecho me daban vueltas constantemente. Estaba constantemente energizado. No había nadie en quien pudiera confiar. Tenía que mirar hacia adelante y continuar por el camino que había elegido", detalló en sus memorias.
En el libro, el hombre explica cómo hacía para lidiar con "todos sus problemas" y los "pensamientos sombríos". "Cuando estaba fuera, apartaba todos mis problemas. Además, mi secreto. Todo estaba muy, muy lejos. ¡De lo contrario, me habría vuelto loco!", precisó. Y agregó: "A veces, cuando estaba solo, me asaltaban pensamientos sombríos. Inmediatamente los reprimí distrayéndome y pensando en otra cosa...". Mientras su hija estaba secuestrada junto a los niños, Fritzl tomaba largas vacaciones a lugares como Tailandia, dejando a las víctimas con problemas por los cortes de energía, ratas, aguas residuales desbordadas y comida podrida.
Con la publicación del libro, el "Monstruo" busca cosas que siente que le han sido negadas, como comprensión, simpatía y perdón. "Hay una racha de maldad acechando dentro de mí. Soy una persona desgarrada, con pasiones que no puedo controlar. Lamento con todo mi corazón lo que le hice a mi familia. Pero, por desgracia, no puedo compensarlo", escribió. Otro extracto del libro lo cita diciendo: "En realidad, soy una buena persona". Además, manifestó no entender por qué su esposa interrumpió el contacto con él.
"Pensé que no era deseado": sus memorias sobre su infancia y su vida en prisión
Además de hablar sobre la elaboración y ejecución del plan para secuestrar a Elisabeth, Fritzl dedicó parte del texto a relatar sobre su infancia. El hombre nació nació en Amstetten (Austria) en 1935 y fue criado por su madre, ya que su padre era alcohólico y lo abandonó cuando tenía cuatro años. Sin embargo, la mujer lo golpeaba e insultaba con frecuencia.
"Cuando era niño, siempre pensé que no era deseado. Nunca recibí un beso de ella (su madre), y nunca un abrazo, aunque lo intenté con todas mis fuerzas. Le tenía miedo, un miedo terrible, a su imprevisibilidad, a sus palizas, a que se arrodillara sobre mí", detalló. Además, según relató, la mujer lo calificaba de "criminal" y "cosa inútil". "Me prohibió tener amigos", precisó.
Cansado de los malos tratos, Fritzl decidió vengarse de su madre. Por ese motivo, la encerró en un ático con ventanas tapiadas. La mujer permaneció allí durante los últimos años de su vida hasta su muerte en 1980.
Sumado a esto, en el libro detalla su vida en la prisión. En ese sentido, explica que evita caminar por el patio del centro penitenciario "porque hay algunos presos esperando poder golpearme". Sin embargo, considera que es amigo de otro interno a quien describe como un "buen tipo servicial" porque cocina para él con regularidad. Además, afirma recibir "cientos de cartas", la mayoría de las cuales provienen de mujeres que están enamoradas de él.
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"No consideré la perspectiva de las víctimas": las palabras de la autora del libro
Astrid Wagner, la abogada austríaca de 59 años que ayudó al culpable a escribir el libro, detalló que el texto es un relato de sus impresiones de Fritzl entremezclado con los propios escritos del condenado. En ese sentido, Wagner reconoció que sus víctimas estarían horrorizadas en leerlo ya que ignoró los sentimientos de Elisabeth, sus hijos y de la esposa de Fritzl para conseguir un relato que ella considera verdadero del hombre y de sus crímenes.
"No consideré la perspectiva de los demás, las víctimas y los familiares, de Fritzl. Cualquiera que se sienta ofendido por esta historia ni siquiera debería leer este libro", precisó. Al respecto, la mujer indicó que su interés no radica en los hechos, sino en las motivaciones del condenado. En ese sentido, explicó que se siente atraída por hombres malvados como él porque "siempre ha estado fascinada por lo que motiva a esos criminales".
Consultada sobre la demencia de Fritzl, quien cambió su nombre a Mayrhoff hace seis años, Wagner afirmó que no vio signos de la enfermedad. "No, este anciano aquí está lejos de ser un anciano indefenso. Sentí energía. Fuerza de voluntad. Determinación. Ni rastro de demencia", aclaró.
En una entrevista con el diario alemán BILD, la abogada explicó que empezó a trabajar en el libro cuando Fritzl escribió "su autobiografía" en una carta que le envió desde su celda. "Él necesita ayuda con la publicación, pero también asistencia legal", manifestó. Además, contó que el hombre "es extremadamente popular entre la mayoría de sus compañeros de prisión. Es educado y muy encantador".
"Josef Fritzl es solo humano, no una bestia. Es un hombre que no ha dominado sus demonios internos. No sólo vivió una doble vida, sino en principio una vida cuádruple. Fritzl es un maestro de la represión", concluyó Wagner.
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