La entradera, la modalidad delictiva que más preocupa, crece en número pero también en violencia. En la última semana hubo tres casos trágicos que se suman a otros dos ocurridos en lo que del año.
Según un relevamiento de los hechos que fueron publicados en distintos medios, en poco menos de tres meses hubo al menos veinte ataques violentos.
“Lo que reflejan los últimos robos es que hay una tendencia a aumentar el nivel de violencia en los hechos y esto lleva a que muchos terminen en homicidios”, analiza el especialista en seguridad y ex jefe de la policía Metropolitana, Eugenio Burzaco. “La actitud del delincuente cambió radicalmente. Antes el ladrón tomaba la precaución de no ser visto y elegían casas en donde no estuvieran sus moradores. Ahora esa sensación de riesgo que sentían no existe. Se sienten impunes, nada les importa, nada los inhibe. Son más eficaces en cuanto a su cometido, que es robar. Ese es su único interés”, completa.
En la misma línea opina el técnico en seguridad, Omar Velázquez, sobre las causas de este preocupante fenómeno: “Se van incrementando los sectores marginales, hay más consumo de droga, menos control del Estado e inversión en políticas de seguridad. Tenemos una policía cansada y fácil de corromper”.
“La irracionalidad de la acción es total. Por la droga y el alcohol no miden las consecuencias de sus actos”, concuerda Burzaco. Estos factores se unen en un punto en común: la muerte.
Casos. El ex policía Roberto Di Paulo tenía 58 años. El viernes 22 de marzo intentó defender a su familia. Y terminó perdiendo su vida. Aquella noche, el ex sargento ayudante de la policía bonaerense llegó a su casa de Torquist al 5800, en la localidad bonaerense de Isidro Casanova, a bordo de su Chevrolet Aveo. Dos delincuentes lo sorprendieron y amenazaron con un arma a su esposa. Enseguida comenzó un tiroteo. Di Paulo recibió varios disparos en el pecho. Llegó a matar a uno de los cuatro delincuentes, de 17 años, pero finalmente terminó muerto.
Un día antes una familia fue sorprendida cuando ingresaba a su casa en el barrio porteño de Villa Luro. Los autores escaparon pero protagonizaron un infernal tiroteo que terminó cuando dos de ellos fueron heridos.
El domingo 24 de marzo Pablo Marzoratti, de 84 años, se sumó a la lista de casos trágicos. El jubilado trató de defender a su hijo y recibió un balazo en la cabeza. Los vecinos lo subieron a un auto particular para acercarlo al hospital. Llegó muerto.
El diseñador Hernán Capsala, de 44, fue sorprendido por dos “motochorros” en la puerta de su casa del barrio porteño de Villa Pueyrredón. “Te doy la llave del auto, pero no te lleves la computadora que es mi vida”, rogó Hernán. De nada sirvió. Porque se llevaron la computadora y también su vida. Su novia, presente en el robo, lloró al lado del cuerpo del diseñador. La ambulancia no llegó a tiempo.
La lista de casos fatales se inició el 21 de enero con la muerte de José Menéndez (68), asesinado en un tiroteo con ladrones que intentaron asaltar a la novia de su hija en su casa de San Antonio de Padua, en el partido bonaerense de Merlo. Dos días después Pablo Flores, de 31 años, fue ultimado de un tiro delante de su familia cuando intentaron robarle su cero kilómetro, en el barrio porteño de Floresta.
“Los ladrones se encuentran en un estado paranoico. Uno le puede decir ‘llevate todo’ y como acto reflejo levantar una mano. Ese simple acto, inconsciente los condiciona y pueden pensar que van a ser agredidos. Ellos tienen el dedo en la cola del disparador y no dudan”, sentencia Velazquez.
Los especialistas coinciden en que estar atentos a los movimientos al llegar a casa es la principal herramienta para evitar ser víctima de una “entradera”. Dejar encendido el auto, avisar a un familiar cuando uno está llegando o discar el 911 si nota algún movimiento extraño.
Asaltan a una familia, chocan y son detenidos
Los casos de entraderas se repiten casi a diario. En las últimas horas una familia vivió una verdadera pesadilla en su casa de Malvinas Argentinas, cuando fue asaltada por tres sujetos –un hombre y sus dos sobrinos–.
El caso, que se conoció ayer, ocurrió el viernes pasado alrededor de las 18.30, en una vivienda de la calle Thames al 3000 de la localidad de Adolfo Zurdo, de Malvinas Argentinas, donde los propietarios fueron sorprendidos por los tres individuos que bajaron armados de una camioneta 4X4 robada la noche anterior.
Los delincuentes, una vez que redujeron a los dueños de la casa comenzaron a cargar en el vehículo distintos objetos como una computadora, ropa, electrodomésticos, otros objetos de valor y dinero en efectivo.
Al huir los dejaron encerrados y precintados, indicó un vocero policial consultado por Télam.
Gracias a las cámaras de seguridad de San Miguel y Malvinas Argentinas, se logró detectar la camioneta que iba rumbo a la zona de Morón, en la intersección de Vicente López y San Miguel donde los delincuentes chocaron contra un patrullero que les cortaba el paso y fueron apresados.
La policía logró el secuestro de la camioneta robada el día anterior en la zona de Los Polvorines, también un revólver calibre 9 milímetros, un cuchillo, precintos plásticos y todos los objetos robados a la familia.