POLICIA
Ciudad de Buenos Aires

La historia de Pablo, el hombre al que la policía le sacó las empanadas en Parque Centenario

Tiene 49 años y es oriundo de Caseros. Era empleado, vendió su moto para pagar deudas de luz y gas y terminó haciendo empanadas. "No sabía de estos operativos", dijo.

Parque Centenario
Parque Centenario | Captura

"No me pueden sacar, te estoy diciendo que me quedé sin laburo hace 15 días". La frase que pronunció Pablo Romero el pasado domingo en el Parque Centenario mientras era abordado por agentes de la Policía de la Ciudad y de la Agencia Gubernamental de Control no tardó en viralizarse. Al hombre, desesperado, se lo ve rodeado de agentes porteños que pretendían sacarle las cinco docenas de empanadas que había preparado para vender e intentar juntar algo de plata, pero también su heladerita y su carro.

La situación fue advertida por quienes paseaban por el parque ubicado en Caballito y por los feriantes que cada fin de semana son abordados por los mismos agentes que buscan impedir que alguien llegue con cosas para vender a menos que paguen el costo de un puesto.

Ese domingo, Pablo, de 49 años, se había tomado temprano el Tren Sarmiento para llegar desde el conurbano hasta la ciudad de Buenos Aires. Se encontró con una amiga y cerca del mediodía ya estaba en la zona del Parque cercana a la Avenida Díaz Vélez. En poco más de 40 minutos ya había vendido las primeras empanadas, pero ocurrió algo que no había previsto.

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"La verdad que fue una situación muy fea, muy incómoda. No la esperaba. No sabía de estos operativos que se dan habitualmente", dijo en las últimas horas en declaraciones a AM 750. Y contó que "vinieron en banda gente del Gobierno de la Ciudad acompañados por la Policía, me incautaron, me querían llevar el carro, la heladerita, la mesita. Eran bastante prepotentes en su manera de actuar, porque si no se puede vender comida por qué me sacás el carro o la heladerita, para qué la querés".

En ese momento, que quedó registrado y fue subido a las redes sociales por Revista Cítrica, una importante cantidad de personas se acercó a apoyarlo mientras hacía todo lo posible para expresarle a los agentes con palabras que estaban cometiendo una injusticia. "Yo en ese momento no podía entender, el atropello era algo inexplicable para mí. Yo ocupaba medio metro cuadrado en el lugar", dijo Romero.

Cómo llegó a vender empanadas

Durante la entrevista, el hombre contó que hace 15 días tuvo que vender una moto para pagar deudas. Pero aclaró que se trataba de deudas de luz, gas y agua. "Siempre laburé en relación de dependencia, en un estudio contable, tengo experiencia en diferentes ámbitos", contó.

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A su vez, agregó: "Me echaron, me puse con la motito a hacer mensajería, vino la pandemia. Una cosa y la otra, todo fue empeorando, mi situación económica fue catastrófica. Lo último fue deshacerme de la moto para pagar deudas, entonces dije 'sé cocinar, me gusta, me doy maña y voy a hacer comida'".

En ese momento, el hombre recordó que comenzó a recorrer negocios para comprar los productos a un precio más económico y se puso a cocinar.

"Es una forma de rebuscármela porque tengo dos pibes, si bien uno tiene 23 años y está independizado, tengo una nena de 10. Hoy la puedo ayudar a la mamá casi nada, lo poco que entra es a ella y lo otro para sustentarme yo. No me cierran los números por ningún lado", manifestó.

Pablo, agradecido

El domingo fue la primera vez que Romero se acercó al Parque Centenario a vender empanadas para tratar de juntar unos pesos. Él es uno de tantos y tantas que día a día buscan sobrevivir en medio de la profunda crisis económica que afecta a la Argentina.

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Y esa primera vez vivió el mal trago de ser abordado por las autoridades, pero, a su vez, recibió el apoyo y la solidaridad de quienes lo rodeaban. "La gente se quedó, me apoyó, no lo podía creer. Tengo que dar gracias a toda la gente que se juntó porque si no fuera por ellos quizás la historia hubiera sido otra", expresó.

"Hablé con ellos, que siempre están en el Parque. Me decían que hasta que no se vayan no podemos tirar la manta para vender la ropa", comentó.

En el cierre, dijo que se sintió intimidado y llegó también a cierta vergüenza por toda la situación, a pesar de que lo único que hizo fue salir a trabajar ante una situación desesperante.

AS/fl