Un policía de 29 años, que estaba en disponibilidad preventiva, fue detenido por el sangriento golpe comando en una carbonera de Zárate que dejó un saldo de dos muertos y un herido.
La sospecha contra Dino Nicolás Meneses surgió a partir de las declaraciones de varios testigos y el identikit que confeccionaron los investigadores del caso en las últimas horas.
Fuentes policiales dijeron que el sospechoso, conocido bajo el alias de “Correntino”, fue arrestado el viernes 28 de abril a la noche en una estación de servicio YPF ubicada en la esquina de las calles Gallesio e Yrigoyen de Zárate, en el marco de una serie de allanamientos que fueron encabezados por la fiscal Andrea Palacios.
Meneses es el primer detenido que tiene la causa. De acuerdo con las fuentes, en el golpe armado actuaron cinco delincuentes, aunque no se descarta la participación de otros hombres en las inmediaciones.
Este jueves 27 de abril a las 19.30 horas una banda tomó por asalto una carbonera ubicada en el kilómetro 13 de la ruta provincial 193. Redujeron a los empleados y la familia dueña del lugar.
En medio del atraco asesinaron a uno de trabajadores, identificado como Luciano Padrón, y luego, cuando estaban por abandonar la empresa, se enfrentaron a tiros con la Policía y mataron al oficial Osvaldo Cantero (25), del Grupo de Prevención Motorizada de Zárate, e hirieron de un disparo al sargento Ezequiel Romelio (37).
Cantero murió cuando lo llevaban en un patrullero al hospital más cercano, mientras que su compañero fue asistido en la guardia y se encuentra internado fuera de peligro.
Los delincuentes habían tomado por asalto la carbonera con un dato aparentemente equivocado. Pensaban que había una gran cantidad de dinero para robar, pero el hijo del dueño del lugar (y el que lleva la contabilidad del negocio) aseguró que no hubo un movimiento de dinero distinto.
Los autores ingresaron primero al predio donde está la carbonera y más tarde a la vivienda familiar. Se repartieron los roles: unos redujeron en una de las casas a tres empleados y otros entraron a la casa del dueño, quien se encontraba con su hermana, su hija y una sobrina.
El asesinato del empleado aceleró los tiempos de la banda y generó cierto nerviosismo, según coincidieron las víctimas. Los delincuentes decidieron llevar a los rehenes a la casa del dueño.
Los testigos dijeron que uno de los ladrones reconoció que “se habían mandado una cagada al matar a Padrón”. Cuando estaban escapando, se cruzaron con los policías de Zárate y automáticamente comenzaron a disparar. El oficial Cantero terminó muerto y el sargento Romelio herido en una de sus piernas. Según las fuentes, hubo cerca de 50 disparos.