Hace poco más de dos décadas la mujer era una pequeña minoría en la Policía de Buenos Aires, una fuerza tan verticalista como machista. En la actualidad, los números reflejan un cambio de paradigma: cuatro de cada diez efectivos son mujeres, y lo llamativo es que la brecha se acorta año tras año.
Lourdes Espíndola (25) y Tamara Ramírez (26), las dos oficiales de la fuerza provincial que fueron asesinadas el pasado fin de semana en el Conurbano, formaban parte de esta nueva generación de la Bonaerense, que cuenta con mayor presencia femenina en las bases. Tamara prestaba servicio en la policía local de Almirante Brown, una división de la fuerza que, en su época de esplendor, logró un hito histórico e impensado en los años 90: que el número de mujeres supere a los hombres en algunos distritos de la provincia.Como muchas oficiales de su camada, Tamara ingresó después de recibir una capacitación de apenas seis meses, un período demasiado corto como para enfrentar situaciones de crisis extremas en la calle.
Para muchas mujeres trabajar de policía no es sinónimo de vocación ni pertenencia como en otras épocas: significa una salida laboral con relativa estabilidad, algo que no se consigue tan fácil. Una oficial de policía (la jerarquía más baja en la Bonaerense) percibe actualmente un salario de 22 mil pesos de bolsillo. Una superintendente o comisario general, con 35 años de carrera, cobra entre 89 mil y 106 mil pesos mensuales.
Según datos del Ministerio de Seguridad de Buenos Aires, a los que tuvo acceso PERFIL, en 2017 egresaron 5.109 policías, de los cuales 2.308 fueron mujeres. En 2016, la ecuación se invirtió: promovieron a 10.694 efectivos y 5.539 (más de la mitad) fueron mujeres.
De acuerdo con las fuentes, a partir de 2015 se amplió el tiempo de formación de los oficiales de policía: pasó de seis a nueve meses. Ahora, cuando los nuevos efectivos (sin distinción de sexo) egresan están obligados a realizar una capacitación (o extensión) en el Operativo Sol. Recién después son ubicados en una división y pueden realizar una especialización, que tiene que ver con la formación recibida.
Sobre un total de 94.191 policías, 40.096 son mujeres. Sin embargo, el avance del personal femenino no llegó a la cúpula, que sigue siendo mayoritariamente masculina. La plana mayor actual está conformada por 24 comisarios –entre ellos el jefe Fabián Perroni–, pero apenas dos mujeres integran el selecto grupo de comisarios generales e inspectores: Liliana Pineda, a cargo de la Superintendencia de Políticas de Género, y Marcela Martí, jefa de la Superintendencia de la policía local.
“La relación de las fuerzas policiales en el mundo es 70 a 30. En una fuerza de seguridad no podés mandar a una mujer a hacer el trabajo de una fuerza de choque. No estamos en Estados Unidos”, critica a PERFIL Nicolas Massi, secretario general del sindicato de la Policía de Buenos Aires.
En la Policía de la Ciudad de Buenos Aires el panorama es diferente: hay 25.036 efectivos y apenas 5.773 son mujeres. La Federal (PFA), por su parte, refleja un marcado avance femenino pero existe una clara diferencia a favor de los hombres: representan el 68% de la tropa que, desde el año 2016, tiene como segunda jefa a una mujer: Mabel Franco, una abogada egresada de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales del Instituto Universitario de la PFA.
Las mujeres caídas en actos de servicio en la Bonaerense siguen siendo minoría, algo lógico teniendo en cuenta la amplia disparidad entre los géneros en décadas anteriores. Los crímenes de Lourdes y Tamara fueron los únicos de este 2018. En 2017 solo una mujer policía perdió la vida a manos de delincuentes: la oficial inspector Abigail Betsabe Álvarez, numeraria de la Delegación de Crimen Organizado de La Plata. Abigail fue asesinada en la ciudad de Quilmes, a fines de mayo, cuando resistió a los tiros el robo de su auto.
En los últimos diez años murieron ocho oficiales mujeres. En 2018, al menos 32 efectivos fueron heridos en actos de servicio, y siete de ellos fueron mujeres. En 2017 el saldo fue más alto: hubo 107 bajas temporales (84 hombres y 25 mujeres).
Una Bersa especial
La preparación que reciben los policías en la Bonaerense no hace distinción de sexo. La única diferencia con los hombres es que algunas oficiales de calle utilizan una pistola 9mm. más liviana: Bersa Thunder ultra compact. Este tipo de armamento fue adquirido por la fuerza hace más de diez años para ser entregado a las nuevas egresadas, según un trabajo realizado por Sabrina Calandron en el libro Género y sexualidad en la Policía Bonaerense.
La explicación sobre esta pistola especial para mujeres es que tiene cerca de 30 milimetros menos de longitud que el modelo que suelen usar los hombres, un peso de 100 gramos menos que la anterior, pero sin perder demasiada capacidad de carga.
Mil víctimas en veinte años
Según datos del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), un total de 1.065 policías fueron asesinados en la provincia de Buenos Aires y Capital Federal entre los años 1996 y 2017, de los cuales apenas 32 eran mujeres. De estos casos, el 74% de las víctimas no estaba uniformada.
Otro dato llamativo que surge del informe del CELS indica que, entre los años 2016 y 2017, al menos 13 mujeres perdieron la vida en casos que involucraron a miembros de fuerzas de seguridad. “En diez de ellos, los autores fueron agentes que asesinaron a sus parejas y en seis de estos la víctima era una mujer policía”, se indica en el trabajo.