Carlos Eugenio Lima (52) arrojó la pistola al Río de la Plata, tomó un poco de aire y comunicó la novedad por radio al Servicio de Tráfico Marítimo. “El capitán y el primer oficial están muertos. Los maté yo y me voy a entregar, así que quiero que venga un guardiacostas y me arreste. Listo, tan sencillo como eso”, dijo. Eran las 23.30 del viernes 22 de octubre.
Lima formaba parte de la tripulación del buque tanque Ayane, una embarcación de bandera maltesa que el lunes 11 de octubre pasado zarpó desde el puerto de Buenos Aires con 21 personas a bordo y con destino Rada La Plata. Allí permaneció fondeado hasta la noche del doble asesinato.
Todavía no está claro por qué el tirador reaccionó de esa manera. Si fue a partir de una discusión o bien sufrió un brote psicótico, como algunas fuentes dejaron trascender. Lo cierto es que Lima efectuó varios disparos en el interior del buque y terminó matando al capitán Alejandro Daniel García (39) y al primer oficial de cubierta Juan Alfonso Pegasano (48).
Tras el aviso por radio del homicida, otros miembros de la tripulación lo redujeron. Uno de ellos solicitó apoyo urgente a la Estación Costera: “No sabemos si tiene todavía el arma de fuego. Lo logramos inmovilizar en la consola, pero no sabemos si tiene el arma de fuego. ¿Nos da una estimativa de la llegada?, algo por favor”, consultó.
Las fuentes del caso precisaron que el guardacostas GC-73 Cabo Corrientes, que estaba patrullando, se dirigió a la zona. Arribó cerca de las 0.30 del sábado 23 de octubre. Una hora después el capitán de esta embarcación reportó las novedades: había dos cuerpos sin vida. García estaba en el puente y el oficial Pegasano tirado en el pasillo, ambos con varios impactos de bala. “Les vació el cargador”, relató uno de los tripulantes del buque Ayane, en un mensaje que le envió a un compañero.
Cerca de las 4.30 de la mañana, y por orden del juez federal de La Plata Ernesto Kreplak, salió otro guardacostas con destino Rada La Plata (cercano a la costa del partido de Ensenada). A bordo viajaba personal del Departamento Científico Pericial de Prefectura, Policía Científica del Ministerio de Seguridad de Buenos Aires y la Sección Sumarios y del Servicio de Salvamento Incendio y Protección Ambiental La Plata (ESLP).
Perfil del acusado. Lima es un hombre de mar. “En alguna vida pasada debo haber sido alguna clase de pez. Adoro el mar aun cuando está embravecido. No importa si es un crucero de la Royal Caribbean o el Perla Negra. Yo subo a cualquier cosa que flote”, suele decir cada vez que le preguntan sobre sus largas excursiones en barco.
En 1988 ingresó a la Escuela Nacional de Náutica Manuel Belgrano y tres años después se recibió de oficial de radiocomunicaciones. También se enlistó como oficial en la Policía de Buenos Aires, aunque en 2007 terminó exonerado. Un año más tarde atacó a tiros a un vecino con el que discutió por un problema en el pavimento de la cuadra y fue condenado a diez años de prisión.
El oficial de cubierta no llegó a cumplir ni la mitad de la condena: según fuentes judiciales, estuvo preso hasta el 17 de enero de 2013, día en el que salió en libertad de la Unidad Penitenciaria Nº 9 de La Plata.
Lima había sido detenido por la Policía en junio de 2008, cuando le pegó seis tiros a su vecino Gustavo Alfano (40) por una absurda discusión. En aquella época, el oficial de cubierta vivía en la calle Cantilo y 134, en la localidad de City Bell, partido de La Plata.
Según las crónicas de la época, el doble homicida rompió el pavimento de la calle para hacer un desagüe, justo frente a la casa de su vecino. “Le molestaba que el agua de su propio lavarropa se le estancara y entonces le resultó más cómodo romper el asfalto y que le fuera al vecino de enfrente, con quien ya había tenido alguna que otra pelea”, contó en aquel entonces una vecina, que además describió a Lima como “una persona muy agresiva”.
“Le tiró desde un metro y medio. Le vació el cargador de una pistola 9 milímetros”, describió un testigo.
Alfano recibió un balazo en la pierna izquierda, dos en la columna, uno en el abdomen, que le afectó el intestino, y dos en el brazo izquierdo, por lo que fue trasladado al Hospital San Roque de Gonnet. Se salvó de milagro.
A diferencia de lo que ocurrió en el buque tanque, aquella vez Lima no se entregó tan fácil. Se atrincheró en su casa y disparó contra los policías que fueron a detenerlo. Recién una hora después, cuando el Grupo Halcón había cercado la zona, decidió entregarse. Trece años después reaccionó de la misma manera. Pero el final fue otro.
“El loco del pavimento”
El marinero homicida tiene dos grandes pasiones: la navegación y Gimnasia y Esgrima La Plata, el club de sus amores.
Cuando lo detuvieron por primera vez, en junio de 2008, por haber atacado a tiros a Gustavo Alfano, un vecino de City Bell, en medio de una absurda discusión, en el barrio lo describieron como una persona de actitudes muy violentas. No lo querían mucho.
Entre las cosas que recordaron, uno de ellos contó que solía disparar tiros al aire cada vez que el Lobo conseguía un triunfo importante.
“Este hombre ya venía teniendo varios problemas con muchos vecinos del barrio desde hace mucho tiempo. En una oportunidad, se peleó con un muchacho que vive enfrente de su casa y le rompió los vidrios de las ventanas a piedrazos. Incluso, él (por Lima) es hincha fanático de Gimnasia, y como por este barrio hay muchos hinchas de Estudiantes, cada vez que durante un partido le hacían un gol, Lima salía a la puerta y comenzaba a insultarlos solo para buscar pelea”, contó uno de sus vecinos.
Antes de disparar contra Alfano, ya se había ganado el mote de “loco”. Tras ese episodio, en el que rompió el asfalto a martillazos, le quedó para siempre el apodo de “loco del pavimento”.