POLICIA
diez años del crimen de erica soriano

"Mi bebé nació con la condena al femicida de mi mamá de regalo"

Florencia es la hija de la joven asesinada en Lanús en 2010. Su hijo llegó el mismo día que Lagostena fue setenciado a 22 años de cárcel. "Siento que se hizo Justicia, pero aún no sé qué pasó con ella", confiesa.

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Florencia. En su rol de madre con su hijo Máximo, nacido el mismo día que la Justicia condenó al asesino de su mamá Erica (der). | aballay / twitter

"Me hubiese encantado compartir con mi mamá esta instancia de mi vida: mi rol de madre". Florencia (19) respira profundo para no quebrarse.  Es el único momento de la entrevista en la que su relato tambalea. En el resto de la charla habla más suelta, como si todo lo que le tocó vivir en estos últimos años lo hubiese asimilado y haya aprendido a convivir con eso. A su mamá, Erica Soriano (30), la asesinaron cuando ella aún era una nena; y el día en que la Justicia sentenciaba al acusado del femicidio, la joven se convertía en madre.

Florencia había esperado el juicio contra Daniel Lagostena (59), novio de su mamá, durante mucho tiempo. La Justicia demoró ocho años en sentarlo en el banquillo de los acusados. Es que el cuerpo de Erica nunca apareció y la última vez que se la vio con vida fue en agosto de 2010. Una de las hipótesis que se barajó desde el primer momento fue que el hombre se deshizo del cuerpo usando el crematorio de su familia.

Con su panza de ocho meses, Florencia se sentó en junio del año pasado ante los jueces del Tribunal de Lomas de Zamora y testificó sobre el vínculo que Erica tenía con Lagostena y porqué decidió, con solo 11 años, irse a vivir con su papá y alejarse de su mamá. Pero también en esa oportunidad volvió a mirar a la cara, pero ahora con ojos de mujer, a ese hombre acusado de haberle sacado la vida a su madre. “Con mi mamá teníamos una relación única, muy especial. Éramos muy unidas, compinches, parecíamos hermanas. Pero cuando se puso de novia con Daniel todo cambió. Mi mamá no era la misma. Yo no vi situaciones de violencia física, pero él inventaba cosas mías para que mi mamá me rete, o se enoje. Yo hacía cosas de chicos, no era una nena terrible. La convivencia se volvió horrible, porque mi mamá no era la misma conmigo”, recuerda Florencia en diálogo con PERFIL mientras amamanta a su pequeño hijo Máximo.

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Florencia fue una de las testigos del juicio contra Lagostena, aunque por su avanzado embarazo le habían propuesto que no se presentara. “No me iba a perder por nada ese juicio. Lo esperé mucho tiempo. Me habían dicho que por mi embarazo no fuera a declarar, pero no podía no hacerlo”, cuenta.

Lagostena fue condenado a 22 años de prisión por el crimen de Érica Soriano

Para la sentencia no pudo estar, por la angustia, la tensión y los nervios lógicos que estaba atravesando su bebé se adelantó a la fecha probable de parto. “La sentencia la escuché con Máximo en brazos y rodeada de una parte de mi familia. Lo vi por televisión. Me hubiese encantado estar ahí, pero no pude. Mi bebé vino con este regalo”, sonríe Florencia.

Nueva vida. Un año y medio tiene Máximo. Inquieto, curioso y sonriente. “Le encanta ir para todos lados, le sonríe a las chicas y pega unos gritos increíbles. A veces al papá le da vergüenza cuando vamos en el colectivo porque no para de gritar o expresarse en idioma bebé”, se ríe y le hace una morisqueta a Máximo que la miraba atento como sabiendo que estaban hablando de él.

Me hubiese encantado haber podido compartir este momento con mi mamá. Yo estaba enamorada de cómo ella me crió. Fue mamá joven, porque a mí me tuvo a los 18 años y me encantaba tener una mamá joven porque nos decían que parecíamos hermanas. Tenía más energía que, tal vez, otras mamás y la pasábamos re-bien. Por eso mi sueño era tenerlo a él y también ser una mamá joven”, destaca.

Erica está presente todo el tiempo en la memoria de su hija. “Todo el tiempo pienso qué me diría ella de Máximo y esperar, más que un consejo, un acompañamiento. Me hubiese gustado que lo disfrutara como abuela”, sostiene. “Me doy cuenta –continúa– que copio algunas cosas de cómo era ella siendo mi mamá, pero también le estoy agregando mi impronta a este rol. Intento ser un poco mejor que mi mamá”.

El peor recuerdo. El 21 de agosto de 2010, la pequeña Florencia estaba sentada en la entrada de la casa de su abuela esperando a su mamá. Se iban a juntar a almorzar en familia. Erica no llegó nunca. En cambio, el que se hizo presente fue personal policial en un patrullero. Florencia lloró. Su mamá había desaparecido.

“Me acostumbré a hablar del caso, no me hace mal referirme al tema. Como también me acostumbré a ver los carteles pegados en los postes con su cara. Pero cuando hablamos de mi mamá con mi familia ya no tocamos el tema del juicio... tratamos de recordarla con anécdotas y las cosas lindas que pasamos juntos”, destaca Florencia. “Mirando a la distancia el juicio, siento que se hizo Justicia pero aún no sé qué pasó con mi mamá”.

El vinculo con el homicida: "En el juicio me enteré que mamá quería irse de su casa"

“Quiero decirles que espero Justicia. Hace ocho años que solo digo la verdad. Yo no la maté, ella se fue”. Esas fueron las últimas palabras ante el tribunal que lo estaba juzgando de Daniel Lagostena, el entonces novio de Erica Soriano (30). Lo condenaron a 22 años de prisión.

Lagostena está preso en la Unidad Nº 1 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), en Olmos, partido de La Plata. Florencia, hija de la víctima, no lo veía desde el día de la desaparición de su mamá.

Aunque para mí Lagostena siempre haya sido culpable, era difícil condenar a alguien por homicidio sin tener un cuerpo”, dice Florencia ya que nunca se encontró el cuerpo de Erica. “Hay un psicópata menos en la calle”, dice la joven ahora.

El juicio comenzó en junio de 2018. Desde el inicio de la causa, la defensa pidió la absolución de Lagostena porque entendía que no había elementos para sostener que él la había matado. Mientras que para la fiscalía y la querella, estaba acreditado que el autor material del crimen y desaparición de Soriano fue él. Manchas de sangre en la casa que compartían en la localidad de Lanús, testimonios de allegados a la víctima que acreditaron la violencia que la joven vivía y en el hogar a leña que tenía la casa se encontró entre las cenizas fibras de una tela que coincidía con la ropa interior de Erica.

En el juicio me enteré que mi mamá pensaba irse. Estaba buscando alquiler para volver a vivir conmigo”, recuerda Florencia, a diez años de un caso que conmovió al país.

La fiscalía pidió 25 años por “homicidio simple en concurso ideal con aborto en contexto de violencia de género” (la figura de femicidio no se utilizó porque no estaba vigente al moemnto del hecho), ya que Erica estaba embarazada. Aunque nunca quedó claro lo que pasó con su cuerpo y la principal hipótesis apunta a que la incineró en el crematorio de la familia Lagostena.