A las 11.30 del 2 de marzo de 1997 se perdió el rastro de Bruno Gentiletti. El nene tenía 8 años y había ido con sus papás y sus cuatro hermanos a pasar el día al balneario La Florida en la ciudad santafesina de Rosario. Desde ese momento, no se supo más nada de él, aunque su familia nunca dejó de buscarlo. Este jueves 12 el Ministerio de Seguridad de la Nación ofreció una recompensa de más de un millón de pesos para quien pueda brindar información sobre el paradero del chico, que hoy tendría 33 años.
Pasaron 25 años de ese día y este jueves se publicó en el Boletín Oficial la información de que se brindará una recompensa de un millón y medio de pesos a quien brinde información certera que permita localizar al joven.
Dicho pedido de una retribución monetaria por información, lo había solicitado el fiscal de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, David Carizza, el 11 de marzo pasado, ante la Subsecretaría de Investigación Criminal y Cooperación Judicial del Ministerio de Seguridad de la Nación y ahora se le dio curso.
Según lo establecido en la resolución 264/2022 el monto ofrecido está “destinada a aquellas personas que, sin haber intervenido en el hecho delictual, brinden datos útiles que permitan dar con el paradero de Bruno Alberto Gentiletti”. Además se realizó una proyección de su rostro y se difundió la imagen que podría tener en la actualidad.
El día de la desaparición de Bruno Gentiletti
La familia Gentiletti oriunda de la localidad santafesina de Las Rosas habían llegado al balneario alrededor de las 11 de la mañana. Bruno y sus hermanos más chicos, Gisela, que en ese momento tenía 6 años y Franco, 7, fueron hasta una zona de juegos, a unos 100 metros de la orilla del río.
"Nosotros fuimos a la cama elástica y Bruno al tobogán. De pronto vino Bruno y nos contó que un hombre y una mujer le dijeron que el tobogán estaba cerrado", relataron sus hermanos tres meses después de la desaparición cuando la justicia realizó una reconstrucción del hecho, según la información volcada en la página que lleva el nombre del chico perdido.
Bruno, de acuerdo con el relato de sus hermanos, regresó a ese lugar. Ellos se quedaron en la cama elástica y luego fueron hacia la sombrilla donde estaba su mamá, Marisa. Mientras que el padre y sus dos hermanos más grandes Belén (11) y Martín (10) salían del agua y al ir hacia el encuentro con el resto de la familia descubrieron que faltaba Bruno. Lo buscaron por cada rincón del camping y personal especializado hizo lo propio en el río, por si el menor se había ahogado. Pero no se lo pudo localizar por ningún lado. Un cuarto de siglo después, su paradero sigue siendo un misterio.
Hace dos años, la búsqueda de Bruno se reactivó por pedido de su mamá, Marisa Olguin a través de la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe. Según informó la titular de la cartera Lucila Puyol, en su momento al diario La Capital, “la búsqueda surgió por pedido expreso de la mamá y desde la Secretaría, a partir de nuevas técnicas de determinación y proyección de quien hoy sería el joven juntos a sus rasgos característicos”. La última proyección de rostro que se había realizado fue en 2007, a los 17 años del joven.
“Nuestras idea es trabajar en profundidad sobre muchas causas ya que es un delito permanente que perdura mientras la persona sigue desaparecida”, apuntó Puyol entonces.
Marisa jamás dejó de buscar a su hijo y este ofrecimiento de recompensa renueva sus esperanzas de saber dónde está y qué pasó con Bruno.
NG CP