POLICIA
a doce años de su desaparición

El ‘nuevo rostro’ de Sofía: “Es un impacto grande verla así”, dice la madre

Sofía Herrera desapareció en 2008, cuando tenía 3 años, y se difundió cómo sería su aspecto ahora, a los 16. El perito encargado de hacer el dibujo fue Alberto Suárez. Le llevó tres meses de trabajo y se centró en la mirada.

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Imagen. Cuando Sofía Herrera desapareció tenía 3 años y su mamá ahora se esperanza con encontrarla tras la actualización del rostro que dibujó Alberto Suárez. | cedoc

Sofía Herrera desapareció de un camping de Tierra del Fuego, en 2008, cuando tenía 3 años y aún no se sabe qué fue lo que pasó con ella. Ahora la Justicia fueguina difundió una nueva proyección de la cara de la nena con un aspecto adolescente. El encargado de hacer el “nuevo rostro” fue un ex perito de la Policía Bonaerense que trabajó en todas las evoluciones de la imagen de la menor. El retrato lo dibujó a mano alzada luego de un trabajo “minucioso e integral” y su confección le llevó más de tres meses. “Verla así es un impacto muy grande”, reconoce su mamá. 

El juez de la causa, Daniel Cesari Hernández, detalló a PERFIL que se solicitaron dos modelos de la nueva imagen de Sofía. “Uno con cabello corto y otro con cabello largo, ya que cuando se busca a una persona, cuanta  más amplitud tengamos, es mejor”, asegura. Además destacó que Alberto Suárez, el perito encargado de realizar la proyección del rostro de Sofía, “es un profesional de renombre internacional, con lo cual el resultado de la proyección no me sorprende. Es un trabajo de altísima calidad”. 

Según el juez, “al comparar la imagen de 2017 y la de 2020, se ve claramente que es la misma persona, en una más joven y en otra menos, pero se nota que es la misma. Eso es producto de la excelencia profesional del señor Suárez”.

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Alberto Suárez es el perito que realizó las otras tres actualizaciones del rostro de Sofía. Perteneció 30 años a la policía científica y se retiró como Jefe de la División Criminalística de Zárate – Campana y en la actualidad trabaja en una consultora privada.

“Después de 30 años en este trabajo, vi todo lo peor que se pueda imaginar. Pero el caso de Sofía es el que más presente tengo. Quizás porque nunca en mi vida vi tanto dolor en unos padres”, asegura Suárez en diálogo con este diario.

Sofía desapareció el 28 de septiembre de 2008 del camping “John Goodall” de Río Grande. La nena estaba junto a sus papás y una familia amiga, que habían ido a pasar el día a ese lugar. Pero en un momento los adultos la perdieron de vista y no la encontraron más. Uno de los hijos de la otra familia de 6 años dijo, en su momento, que un hombre se la había llevado. 

A principios de septiembre se ordenó la captura internacional de un sospechoso por la desaparición de Sofía (ver aparte) y el pedido se basó en una nueva declaración de ese chico que ya cumplió la mayoría de edad. Pero contó lo mismo y describió a la persona que se habría llevado a la nena de la misma manera que en 2008. 

El dibujo. El perito explica que la proyección de edad o envejecimiento, se hace a mano “luego de un estudio minucioso e integral” del rostro. “Me llevó más de tres meses realizar el rostro de Sofía”, destaca y explica que “es importante realizarlo a esta edad, 15 o 16 años, porque es cuando se adquiere la forma definitiva de nuestros rostros”.

Para realizarlo, el experto comenta que estuvo “en contacto permanente con la familia”, la cual le cedió gran cantidad de fotografías, tanto de la Sofía, como de sus padres, su hermana e inclusive sus abuelos.  “Tengo montones de fotos de Sofía, lo cual me lleva siempre a ver en detalle su rostro”, cuenta el experto.

“Todos tenemos un determinado porcentaje de nuestros padres y una parte propia. Se trabaja no sólo en cómo evolucionan los huesos y los músculos, sino que también se hace una vinculación entre los rasgos del padre y de la madre”, explica Suárez.

Además el dibujante destaca: “Sofía cuando era chiquita tenía el pelo enrulado y hoy ya no lo tiene. Ya en la última proyección de 2017 habíamos determinado que su cabello no era tan ondulado como cuando era chiquita, sino que es más bien lacio”.

Sobre su trabajo, Suárez desconoce la cantidad de rostros que dibujó en toda su carrera. El motivo es la carga laboral que existe en su campo: “Yo he llegado a tener 20 pedidos de pericias en un día. Le pasa hoy a cualquier perito de una fuerza como la policía bonaerense. La media en una guardia de 24 horas es de 15 o 20 pericias. Ni comés”, asegura.

El especialista dice que su “control de calidad” es si los padres logran reconocer a Sofía. “Reconocer un hijo después de 12 años es muy difícil. Se trata de dibujar algo original, pero proyectado. Por eso debe haber sólo 4 o 5 en el mundo que lo hacemos”, comenta. Para él “lo más importante es la mirada, los ojos. Eso es fundamental, porque cuando vemos un rostro miramos a los ojos, y es muy difícil engañar y que esos ojos no sean los que uno vio en su hijo”.

La mamá de Sofía, María Elena Delgado, cuenta que toda la familia estaba ansiosa por ver “el nuevo rostro de Sofía”. Consultada por PERFIL, dijo que “por ahora no la veo parecida ni a mí, ni a mi esposo Fabián, pero supongo que ya nos vamos a ir acostumbrando. No es fácil mirarlo.”, y agregó que “verla así es un baldazo de agua fría y un impacto muy grande”.

Elena dice que la nueva proyección del rostro de Sofía renueva sus esperanzas: 

“Ahora que ya está más grandecita, que va a cumplir 16 años, Dios quiera que se reconozca en el dibujo y se contacte. O que alguien la vea parecida y llame y que sea mi hija. Porque todos estos años hemos recibido muchísimos llamados, pero hasta el día de hoy no se trató de Sofi”.
 

 

Buscan a un nómade como sospechoso

Hace unas semanas, el juez Cesari Hernández solicitó la captura internacional de José Dagoberto Díaz Águila como sospechoso por la desaparición de Sofía Herrera. Le dicen “Espanta la virgen”, es un jornalero de 51 años, de nacionalidad chilena y que cuenta también con DNI argentino. Según la investigación es “un nómade que vive en cuevas”, y se cree que podría estar en Chile.

Lo curioso de Díaz Águila es que su nombre ya había aparecido en la causa años atrás. En 2016 se presentó en la Justicia para decir que Sofía había caído en una trampa para zorros y la habían enterrada en un campo. Díaz Águila llevó al juez de aquél entonces, Eduardo López, al supuesto lugar, pero no encontraron nada.

El juez Cesari Hernández retomó esa pista en 2018 por dos testimonios: el de un policía fueguino que grabó a Díaz Águila hablando de Sofía, y por la descripción realizada por uno de los chicos que estaba en el camping con la familia Herrera aquél 28 de septiembre de 2008, y que habría sido el único testigo directo del momento de la desaparición.

“Las hipótesis son dos”, explica Cesari Hernández, “que la menor falleció o que la menor está con vida. El requerimiento de Díaz Águila incluye la sustracción y el eventual homicidio de Sofía”.